Tres pueblos del Estado celebraban este domingo los comicios, aplazados en junio por la violencia.
AGENCIAS
CDMX
Las elecciones llegaron tarde a ciertos rincones de Chiapas. Todo México votó el 2 de junio en unos comicios que eligieron a la primera presidenta de la historia del país, la oficialista Claudia Sheinbaum, con una mayoría abrumadora. Todo, excepto tres pueblos del Estado sureño: Pantelhó, Chicomuselo y Capitán Luis Ángel Vidal. Allí, la jornada política más importante de las naciones democráticas, cuando los habitantes acuden a las urnas para ejercer su derecho y elegir a sus representantes públicos, tuvo que aplazarse. El conflicto armado que se ha desatado en la región en los tres últimos años tuvo la culpa. Casi tres meses después, este domingo, los municipios volvieron a intentarlo, pero la violencia no cesa y casi nada ha cambiado desde el inicio del verano. En Pantelhó no pudieron celebrarse; en Chicomuselo, solo parcialmente; de Capitán Luis Ángel Vidal, una comunidad prácticamente aislada en el monte, apenas han llegado noticias.
Nada iban a cambiar en el panorama político mexicano las elecciones de los tres municipios de Chiapas, pero sus ciudadanos debían escoger alcaldes y representantes en el Ayuntamiento. La semana previa se desarrolló igual que los meses anteriores: bloqueos de carreteras, a manos de grupos criminales y civiles armados, repartidos alrededor de los pueblos llamados a votar; secuestros de hombres adultos para utilizar como escudos humanos en los retenes ilegales; tiroteos; escaramuzas entre los sicarios y las fuerzas armadas, una de ellas, saldada con la muerte de un soldado de 22 años de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Jaime Durán, fallecido en un ataque con drones que arrojaron explosivos contra los militares en Chicomuselo. Una sensación general de inseguridad que hace tiempo que no es nueva en la región, mientras 18.046 personas eran llamadas a elegir 18 cargos públicos en unas elecciones calificadas como “extraordinarias” por los organismos oficiales.
El día anterior a los comicios, los responsables del Instituto Nacional Electoral (INE) todavía no tenían claro si era seguro celebrarlos o no. El viernes, en una reunión, el INE anunció que la Secretaría de Gobierno de Chiapas les había informado de que la violencia no había remitido en Pantelhó: “Tenemos conocimiento que dicha situación en los municipios en comento no ha presentado variación significativa”, según recoge Chiapas Paralelo. Los delegados del INE en el Estado decidieron anular las elecciones. Hay que evitar un baño de sangre, dijeron: “No podemos asumir la responsabilidad de brindar seguridad física ni gobernabilidad, porque no es nuestra función. La omisión por parte de las autoridades competentes en la materia, para brindar gobernabilidad y seguridad, puede conducir a que el día de la jornada electoral en el municipio de Pantelhó haya un baño de sangre, del cual nosotros no queremos ser moral ni legalmente responsables”.
Pantelhó, en los Altos de Chiapas, las montañas que rodean San Cristóbal de las Casas, ha sido uno de los municipios que más ha sufrido el asedio del crimen organizado en los últimos meses. Las noticias más habituales que llegan de aquellos montes hablan de masacres, desapariciones rutinarias, extorsión, grupos paramilitares y una población civil a la fuga: miles de desplazados que han dejado sus aldeas, mayoritariamente indígenas, para refugiarse en San Cristóbal, Tuxtla y otras ciudades más grandes dentro y fuera del Estado.