El antiguo responsable de la investigación, hoy prófugo, enfatiza el papel del expresidente en los meses posteriores a la desaparición de los 43 estudiantes ante la comisión que ha investigado el caso estos años.
AGENCIAS
CDMX
Se acerca el décimo aniversario del ataque contra los estudiantes normalistas de Ayotzinapa, mientras recuperan actualidad algunos de sus aspectos más polémicos, esta vez referentes a uno de los personajes más escurridizos de la historia, Tomás Zerón. Prófugo de la justicia, el responsable de las investigaciones sobre el caso durante el Gobierno de Enrique Peña Nieto (2012-2018) reaparece de vez en cuando en los medios, tratando de pintarse en un papel tangencial. Su protagonismo ahora es involuntario, sin embargo, y apunta a la importancia de Peña Nieto en lo ocurrido años atrás.
El medio independiente Fábrica de Periodismo ha publicado este lunes algunas de las respuestas que dio Zerón al cuestionario que le planteó hace unos años la comisión presidencial que investiga el caso, por mandato del actual presidente, Andrés Manuel López Obrador. Abonado a frases y expresiones como “lo desconozco”, Zerón esboza un escenario en que él era un simple vocero de la investigación. Los actuales encargados del caso acusan a Zerón y su jefe entonces, el antiguo procurador general, Jesús Murillo, de armar un relato falso sobre el ataque, con base a testimonios de personas torturadas, para cerrar la investigación cuanto antes y evitar mayores desgastes políticos.
El relato en cuestión, recordado como “verdad histórica”, por las palabras que en su momento usó el propio Murillo, señala que el grupo criminal Guerreros Unidos atacó a los estudiantes, apoyado en la policía municipal de Iguala, lugar del ataque; que, fruto de la embestida, murieron seis personas y desaparecieron 43 estudiantes; que los criminales agruparon a los desaparecidos, algunos vivos y otros ya muertos, en un basurero en el pueblo vecino de Cocula; que una vez allí mataron a los supervivientes, juntaron todos los cuerpos en una pira y los quemaron. Y que, finalmente, arrojaron los restos de la hoguera al cercano río San Juan.
Durante el mandato de López Obrador, los equipos de investigación han señalado las inconsistencias de esa versión, dudas alimentadas casi desde el principio, cuando peritos independientes concluyeron que aquel basurero no había albergado una hoguera del tamaño necesario para quemar a 43 personas. Ahora, los encargados de las pesquisas señalan que aquella versión fue un montaje, destacando algunos pasajes, como la parte del río. En 2014, Zerón y su equipo anunciaron el hallazgo de huesos, encontrados supuestamente en el río, que luego resultaron pertenecer a uno de los 43, Alexander Mora. Ahora, los investigadores piensan que alguna de las patas del Gobierno implicadas en las pesquisas plantó esos huesos allí, para cerrar el relato.
Cuestionado por la comisión de López Obrador, Zerón, ya en Israel, donde se esconde desde hace tiempo, se pone de perfil. A la pregunta “¿quién ordenó dar a conocer la versión de quema de los 43 estudiantes en el basurero de Cocula a través de los medios de comunicación?”, Zerón responde: “Durante una de las sesiones del Gabinete de Seguridad realizada en la oficina de Los Pinos del presidente de la República en el que participaron el presidente de la República, y los titulares de la Procuraduría General de la República, Secretaría de Gobernación, Secretaría de la Defensa, Secretaría de Marina, Centro de Investigación y Seguridad Nacional, jefe de la Oficina de la Presidencia de la República y vocero de la Presidencia, tomaron la decisión e instruyeron al procurador general de la República para que con la información que se tenía informara de los avances en el tema de la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa.
El primer presidente de la comisión, Alejandro Encinas, ya informó el año pasado de las reuniones que tuvo con Zerón, y del cuestionario que él y su equipo le trasladaron. Encinas incluyó además parte de la información que Zerón daba en el cuestionario en el último informe de la comisión, para señalar que el Gobierno anterior construyó una versión de los hechos falsa, en reuniones sostenidas en diferentes lugares, entre ellos la residencia de Los Pinos, donde vivía el entonces Peña Nieto. La novedad ahora es el contenido concreto de las respuestas. Zerón, acusado de tortura, entre otros delitos, dirige los pasos de los investigadores a Peña Nieto.
A un pregunta similar –¿quiénes diseñaron o redactaron la verdad histórica?– la respuesta es prácticamente la misma: “Durante las sesiones del Gabinete de Seguridad, realizada en la oficina de Los Pinos del Presidente de la República en el que participaron el Presidente de la República, y los titulares de la Procuraduría General de la República, Secretaría de Gobernación, Secretaría de la Defensa, Secretaría de Marina, Centro de Investigación y Seguridad Nacional, jefe de la Oficina de la Presidencia de la República y vocero de la Presidencia, tomaron la decisión e instruyeron al procurador general de la República para que con la información que se tenía informara sobre el destino de los estudiantes de acuerdo con las declaraciones y evidencia presentada por el Ministerio Público Federal hasta ese momento”.
Llama la atención la respuesta del exfuncionario, dado el escaso protagonismo de Peña Nieto en los intereses de los actuales equipos de investigación, menos aún en el relato impulsado por López Obrador, que apenas lo menciona. Para el mandatario, la culpa se reparte entre Murillo y Zerón y los perpetradores materiales, criminales de Guerreros Unidos y policías municipales, principalmente, y quizá algún militar. En todos estos años, Peña Nieto no ha sido llamado a declarar. El expresidente ha aparecido de vez en cuando en fotografías. de vacaciones en España, alejado de la política.