Durante la mitad de su vida, Megan Stephens, soportó sumar encuentros íntimos con hasta 110 hombres por cada 22 horas, cuando apenas era una niña fue robada a su madre durante un viaje a un pueblo costero de Grecia y así comenzó su vida como esclava sexual.
En entrevista para Daily Maily, Megan relata que fue víctima del engaño que sufren miles de adolescentes y jóvenes en el mundo, ya que convencida por Jak, un joven libanés que pretendía ser su novio, su vida terminó en manos de su primer dueño, un traficante que identifica con el nombre de León.
Su desesperación por recibir amor y la vasta atención que le ofreció Jak, le hicieron perder la cabeza a la adolescente de apenas 14 años de edad, quien a su vez convenció a su madre de permitirle pasar tiempo con él en un bar, sin imaginar que este sería el comienzo de una pesadilla que duró 6 años y medio.
Antes de regresar a casa, Megan fue obligada a ofrecer servicios sexuales y a compartir tiempo con innumerables hombres que visitaban los burdeles o las calles donde le impusieron trabajar.
Incluso fue obligada a mantener sexo sin protección, ya que algunos clientes estaban dispuestos a pagar más por hacerlo de esa manera, lo cual la convirtió en portadora de sífilis.
“Cuando miro atrás, me siento molesta conmigo misma e increíblemente triste. Cuando verdaderamente crees que no eres nada, ni si quiera consideras la posibilidad de que tienes la elección sobre algo”, externó la ahora joven de 25 años.
El nombre de Megan Stephens fue asignado para resguardar la identidad de la víctima de origen británico que al lograr escapar decidió revelar su historia al mundo con la finalidad de advertir a otros del peligro que ronda a las jovencitas.
Ahora intenta reconstruir su vida evitando hacer alusión a su tormentoso pasado, en unos meses se convertirá en madre por primera vez y aunque admite sentir temor de ser encontrada por quienes la privaron de su libertad, busca la forma de ser feliz junto a su esposo.
