MAX AUB/EL UNIVERSAL
WASHINGTON, EU
Washington, capital estadounidense, era una de las ciudades incluidas en las redadas masivas que el gobierno de Donald Trump haría a partir de este martes.
Preocupaciones de seguridad y el deseo de mantener el factor sorpresa forzaron a suspender la operación en esta y otras ciudades santuario, como Chicago, Los Ángeles y Nueva York. Sin embargo, eso no aminoró el miedo entre la comunidad migrante, que permanece en alerta ante la posibilidad de una irrupción de las autoridades migratorias.
En Mount Pleasant y Columbia Heights, vecindarios conocidos por sus comunidades mexicanas y centroamericanas, el anuncio del inicio de redadas de ICE convirtió lo que ya era un invierno sombrío en una temporada de miedo. La gente habló con EL UNIVERSAL con la condición de no ser fotografiada, ni sus lugares de trabajo.
Mount Pleasant está lleno de pequeños restaurantes mexicanos y centroamericanos, que son el alma del barrio. Pero con la llegada de Trump, la actividad ha disminuido drásticamente. Cristina Arroyo, cocinera, con más de una década trabajando en este lugar, organiza su área casi en soledad. Sus compañeros no fueron a trabajar. "Me llamaron temprano para decirme que no vendrían. Tienen miedo de que el ICE [Oficina de Inmigración y Aduanas] llegue aquí y los detenga. Yo también tengo miedo, pero si no trabajo, no como. ¿Qué más puedo hacer?", pregunta.
Muy cerca de ahí, en Columbia Heights, las esquinas donde suelen reunirse jornaleros esperando ser contratados están prácticamente vacíos. Francisco Ucan, un obrero de la construcción de Oaxaca, fue de los pocos que se arriesgó a salir, aunque sin éxito. "Es como si nos hubiéramos evaporado", dice.
Los rumores corren más rápido que las noticias: que si hay agentes de ICE rondando las estaciones de metro y revisando documentos en supermercados, que si van disfrazados. Y gente como Lina Martínez, dueña de una tienda de abarrotes tiene que desentrañar lo que es verdad, o vivir con miedo.
"Hoy no vino casi nadie", comenta mientras ajusta los precios de productos en sus estanterías. "La gente está encerrada en sus casas, con miedo de salir. Es triste porque trabajamos duro y no hacemos daño a nadie, pero ahora nos sentimos como si no pertenecemos aquí".
Ella salió a trabajar, pero decidió proteger a su familia. "Mis hijos no fueron a la escuela hoy porque tengo miedo de que algo les pase si no regreso a mi casa; los dejé con mi mamá. Nos sentimos como si nos estuvieran cazando, como si no tuviéramos derecho a estar aquí".
Las comunidades locales están buscando formas de resistir. Julio Sánchez cuenta que un grupo de vecinos se reúne para recibir información básica sobre qué hacer en caso de una redada. "No podemos quedarnos en silencio, no podemos rendirnos. Si ellos quieren quebrarnos con miedo, pues tenemos que responder de alguna manera; por lo menos saber qué hacer. Sabemos que ICE puede venir, pero también sabemos que tenemos derechos. Lo importante es que nadie esté solo o sola en esto".