Elizabeth Aviña/Coatzacoalcos, Ver.-Coatzacoalcos se paralizó este martes tras el partido de México contra Brasil en la Copa del Mundo 2014; la mayoría de porteños concordó en que los noventa minutos más “cardiacos” del futbol mexicano, sin duda fueron los que transcurrieron mientras Guillermo Ochoa frenó todas las llegadas por parte del equipo contrario.
Desde dos horas antes de que el duelo diera inicio, el tráfico en la ciudad comenzó a disminuir, los bares, cantinas y restaurantes a llenarse, incluso las oficinas privadas y gubernamentales permanecían en calma y expectantes con respecto a lo que estaba a punto de comenzar.
Un joven que caminaba por Rancho Alegre I, a paso veloz hablaba por teléfono muy preocupado, pues a las 11:30 de la mañana la reservación hecha en un sitio que vende alitas podría cancelarse, esto debido a la demora de sus amigos por llegar al sitio.
Las escuelas abrieron sus puertas y como de “vida o muerte”, los padres pitaban con toda su fuerza a los menores para que apresuraran el paso, todos intentaban llegar a tiempo a sus casas o sitios de recreación para no perderse ni un segundo del encuentro deportivo.
Entonces arrancó el partido y nadie se distraía, nadie pestañeaba, no bebían ni un sorbo de las bebidas adquiridas, cada movimiento podría provocar un sonido que los distrajera, incluso los meseros de los bares y restaurantes dejaban de atender a los clientes por lapsos pues la televisión acaparaba todos sus sentidos.
Aunque durante el primer tiempo hubo varios momentos en que la Selección Mexicana estuvo a punto de meter el balón a la portería contraria, ninguna de estas acciones se concretó, y se llegó al medio tiempo con un 0-0.
Entonces nuevamente la vialidad se activó, los meseros atendían rápidamente a quienes dejaron en el olvido, los niños también volvieron a captar la atención de sus padres, los servidores públicos atendieron a la ciudadanía, y las oficinas dieron el servicio requerido por los ocupantes.
El segundo tiempo puso a la mayoría al borde del colapso, en las redes sociales se podían leer estados como “Me va a dar azúcar”, “Memo Ochoa Te Amo”, “Memo el Mejor Portero”, y más; pues ambos equipos estuvieron a nada de anotar goles para su beneficio.
Al término del encuentro y con un marcador en ceros, los mexicanos se sintieron casi victoriosos, pues al obtener un segundo lugar en la tabla del Grupo A, tienen amplias posibilidades de avanzar a octavos de final.
Entonces los festejos no se hicieron esperar y bajo los lastimosos rayos del sol, al menos 20 porteños arribaron al asta bandera ubicada sobre Malecón Costero, con porras, gritos y pitidos, se sintieron más mexicanos, orgullosos y victoriosos.
