Carlos Navarrete/Medellín de Bravo, Ver.- Más allá de ser un aforador jubilado del área de Recursos Hidráulicos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), Gregorio Hernández Salazar, mejor conocido como “Don Goyo”, es un octogenario que conoce a la perfección el ir y venir de uno de los afluentes más peligrosos del estado, y con el cual, estableció una estrecha relación desde hace más de 60 años: el Río Jamapa.
A un costado del puente que conecta a la localidad de El Tejar con la cabecera municipal de Medellín de Bravo, se ubica una casa de material rodeada de un ambiente tropical, colmado de árboles de mango, matorrales y abundantes mosquitos.
Recostado sobre una hamaca que se mueve de un lado a otro, se encuentra Don Goyo, un hombre de 81 años de edad que descansa a la sombra de un frondoso árbol sembrado en el patio de su vivienda.
El viejo comenta que apenas se repone de una bronquitis aguda que lo mantuvo al borde de la muerte, “todos creían que ya me les estaba yendo”, dice entre carcajadas.
A pesar de que su salud ha ido decayendo poco a poco, derivado en gran medida por vivir en un entorno húmedo, Gregorio no se detiene ni un segundo para enviar su reporte al Centro Hidrometeorológico, sobre el estado en el que se encuentra el afluente.
“Del Tejar para Clavijero, del Tejar para Clavijero”, comenta mientras sostienen un aparato de radiocomunicación, “te reporto la escala del Río Jamapa; tiene, hasta ahorita, a las 15:00 horas, 3.70 metros de escala; cielo despejado; viendo débil del norte; calurosa la temperatura; no hay lluvia”, agrega.
