19 de Octubre de 2024
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Huejutla-El Nahuatilis

-La fiesta prehispánica más colorida de la región Huasteca

DE LA REDACCIÓN

El Carnaval es una de las fiestas ancestrales que identifican a la región Huasteca, motivo por el cual el presidente municipal José Alfredo San Román Duval, desde su arribo a la administración local ha ofrecido su incondicional respaldo al fomento de las tradiciones, siendo esta fiesta del nahuatilis un claro ejemplo del fuerte compromiso que se tiene por impulsar nuestras raíces y tradiciones.

Melitón Martínez Hernández director de Cultura, precisó que para darle un mayor realce a esta pintoresca fiesta, es importante recordar algunos aspectos como su significado proviene del vocablo náhuatl, que significa mandato u orden superior, festejo ritual que se celebran en toda la región huextekapa o huasteca desde la época prehispánica.

Al concluir el año del candelario solar de 360 días, utilizaban los 5 restantes llamadas de asueto o mala suerte, para celebrar la fiesta de nahuatilis, en la mayor parte de dicha región, esta fiesta ritual era organizada por el tejtli, tekuhtli, señor que gobernaba la comunidad.

Dicho festejo iniciaba el viernes porque este es el día malo, el día de los hechizos, continuando sábado, domingo, lunes y martes.

 Se contaba con la participación de todas las personas y de todas las edades, con simulacros que simbolizaban la lucha del bien contra el mal, los que representaba el mal se pintaba el cuerpo y se cubrían la cara con máscaras y pieles de animales feroces, temibles o dañinos como víboras, tigres, zorras, pumas, coyotes y de varios animales más; todos eran dirigidos por yohoal ehekatl (dios del viento negro o malo) durante los 5 días que duraban el nahuatilis los contendientes del bando que presentaba los buenos se pintaban la cara y el cuerpo; con pinturas de origen vegetal y mineral: como el achiotl, almidón de yuca, remache, carbón o tizne y con tepetate azul, amarillo y blanco o de varios colores más. Eran dirigidos por tejpontsi (hormiguita).

Pintarse la cara era para esconderse de los malos espíritus y no los encuentre.

Pintarse el cuerpo, es una vieja tradición heredada de los chichimecas.

También sonaban palos y maderos huecos taponados con piel de animales, pintaban el kikiskoahuitl (palo chiflador) cuernos y caracoles, armados con palos puntiagudos lanzaba fuertes gritos para espantar o amedrentar a los portadores del mal y a los malos espíritus. Este simulacro se sigue escenificado por las tardes, en el centro de la plaza de Xaltocan, por los mekojtini (antonomasia guerrera).

Al terminar la contienda, el triunfo siempre le correspondía al bando de los buenos. Cuando el tejtli o tekuhtli, daba la señal del triunfo los participantes intensificaban los ruidos, algarabías y el baile, paseaban al jefe o tekuhtli en una parihuela o koatlapextli hecho de palos unidos y cruzadas, entretejidos con kalmekatl o xocomekatl (bejuco de casa y uva), portando ramas de koilokoahuitl (olivo silvestre) y otras hojas olorosas y medicinales.

Estos grupos contendientes o participantes también le llamaban mekojtini palabra con una antonomasia chichimeca, por sus características de estrategia guerrera, en este simulacro o actividad, también se manifestaban la igualdad de sexo del hombre y la mujer.

Con la llegada de los españoles a la huasteca, vino la conquista espiritual, los frailes agustinos, cambiaron y rompieron con la esencia histórica y ritual de esta gran fiesta prehispánica.

También la cambiaron de fecha, antes de la llegada de los religiosos se celebraban en el mes de mayo, pero como a este festejo le encontraron cierto parecido con el domingo de ramos, la fiesta pascual, la Semana Santa y resurrección de Jesucristo, que está basada en un calendario lunar y precede al miércoles de cenizas, se celebra 5 días antes del inicio de la cuaresma y la abstinencia de  la carne, incorporaron la fiesta prehispánica del nahuatilis a la fiesta de  carnaval, y los ritos religiosos. Posteriormente los frailes agustinos cambiaron las ramas por banderas. La palabra Carnaval viene de latín carnem levare, que traducido al castellano quiere decir abstenerse de la carne.

Durante los 5 días que duraban las fiestas del nahuatilis, se comía el exquisito platillo huasteco zacahuil (preparado con bastante carne y masa envuelta en “zakatl” (zacate u hojas) “huili cubierta o tapete de vara de coilocoahuitl, entretejido con bejuco de casa o cáscara de guásima o jonote, cocido en texcal o texkali, hoyo hueco que se hace en la tierra, con piso de piedra en forma de casa). Esta es una de las pocas tradiciones prehispánicas que no pudieron erradicar los conquistadores.

Vencer o alejar el mal, significa para los huastecos, la purificación de las almas. Por este motivo los frailes Agustinos a estas fiestas la consideraron como un evento meramente religioso, de trascendencia cristiana. En el virreinato de la nueva España de un régimen monárquico, en donde la máxima autoridad era el rey y la reina de ese lugar, al organizador  este festejo del Nahuatilis también le cambiaron de nombre de Tekuhtl o jefe, cambio a rey del carnaval. Con el triunfo de la guerra de la Independencia de México, comenzaron a gobernar nuestro país puros militares y en las primeras décadas del siglo XIX, el régimen militar, pone de manifiesto su influencia en todos los ámbitos sociales y culturales, de tal manera, que el rey y la reina de carnaval eran los organizadores del referido evento, también les cambiaron el nombre y los llamaron General y generala del carnaval, costumbre que prevalece en la actualidad.

 En términos generales, para Melitón Martínez Hernández quien continúa estudiando nuestras  costumbres y tradiciones, manifiesta que   la fiesta del carnaval aún prevalece en todos los municipios de la Huasteca, de ahí que en Huejutla la administración local que encabeza José Alfredo San Román Duval,  continúa trabajando de manera fuerte para ofrecerle al turismo a lo largo de dos días la esencia de la gran fiesta, y en un segundo compartir los cambios que son vistos en los grandes eventos realizados en el puerto de Veracruz y Mazatlán, bajo la única encomienda de seguir haciendo de este municipio su nuevo destino turístico.