23 de Septiembre de 2024
Director Editorial Lic. Rafael Melendez | Director General - Dr. Rubén Pabello Rojas

Para el 27 de agosto

 

 

 

 

 

 

Convocan a marcha nacional en defensa de la educación

José Juan García

Veracruz

Organizaciones de la sociedad civil convocan a una marcha nacional en defensa de la educación para el 27 de agosto próximo luego de la polémica que generaron contenidos de los libros de texto gratuitos del ciclo escolar 2023-2024.

Los organizadores precisaron que la marcha en la Ciudad de México se realizará el sábado 26 de agosto y que partirá del Monumento a la Revolución al zócalo a las 11 de la mañana, mientras que se programó para el domingo en el resto del país.

En el caso de Veracruz habrá movilizaciones en defensa de la educación en las ciudades siguientes: Veracruz-Boca del Río en la plaza de la Soberanía (asta bandera) a las 10:00 de la mañana; Xalapa en la plaza Lerdo a las 10:30 horas; Coatzacoalcos en el monumento a Miguel Hidalgo a las 11:00 de la mañana; Orizaba en el parque Castillo a las 10:30 horas.

Además: Acayucan en el kiosko Benito Juárez a las 11:00 de la mañana; Poza Rica en el parque Juárez a las 11:00 horas; y Tuxpan en el monumento a los Niños Héroes a las 10:00 de la mañana.

A través de un posicionamiento, la organización México Unido exigió al Gobierno Federal detener la distribución de los libros de texto gratuitos y convocar a los sectores sociales que la ley mandata para construir la educación de calidad que merecen niñas, niños y adolescentes mexicanos.

México Unido señaló que al burlar los procedimientos legales de los nuevos libros de texto gratuitos, las autoridades pretenden ocultar no solo los errores conceptuales que presentan, sino también dolencias didácticas que no garantizan la adquisición de aprendizajes imprescindibles que ayuden a las niñas, niños y adolescentes a nivelar el rezago académico post pandemia.

La organización manifestó que los libros de texto gratuitos vulneran la posibilidad de que las niñas, los niños y adolescentes logren los conocimientos y las herramientas educativas que requieren para enfrentar los retos y las oportunidades de un mundo cada vez más globalizado y más competitivo.

“Demandamos un alto a la imposición de la ideologización a nuestra niñez, administrada a través de sus libros que, además, carecen de la mínima estructura pedagógica y secuencia didáctica, representando un retraso y una abierta amenaza para el desarrollo cognitivo y el futuro de nuestra niñez”, finaliza México Unido.

ESTOS LIBROS ME OFENDEN

Pocos temas han movilizado tanto a la derecha y a las clases media en México como los libros de texto. Conocedor de nuestra historia, AMLO sabe que este ha sido uno de esos asuntos que históricamente han logrado sacar a las calles a los grupos conservadores. 

Ejemplo de ello fue ese gran movimiento que se creó en contra de los libros de texto, cuando aparecieron los primeros durante el gobierno de Adolfo López Mateos.

¿Por qué pese a esa experiencia histórica, el presidente dejó correr unos nuevos libros que evidentemente estaban llamados a generar molestia? ¿Por qué incluso encomendó a Marx Arriaga –un auténtico agente provocador del sector fifí– la responsabilidad en esta materia? 

Quizás para eventualmente propiciar una reacción conservadora que le permita alimentar la disputa política y atizar el fuego de la polarización.

Dejando fuera de esta reflexión las múltiples "áreas de oportunidad" en los nuevos libros de texto, no está de más notar cómo esta polémica ha hecho revivir algunas posturas y discursos que creíamos en el basurero de la historia. El macartismo, sin ir más lejos.  

Paradójicamente, los mismos que critican a los libros de texto por pretender "adoctrinar a nuestros niños", presentan argumentos en contra de los libros absolutamente ideológicos, algunos de ellos tan risibles como el llamado "virus comunista".

Después de todo, "¿cuándo los libros de texto no expresaron una ideología?" Lo gracioso es que la derecha cree siempre que su sistema de pensamiento es algo así como el sentido común o la ley de la gravedad. Que sus dogmas no son ideológicos.

Hace unos días hice un ejercicio antropológico en dos puntos distintos de la capital: durante dos horas me di a la tarea de entrevistar a personas de nivel socioeconómico alto, en Polanco, y nivel medio bajo en el metro de la Ciudad de México y un mercado público.

Al desplazarme por los vagones del metro, me di cuenta de entrada que la cantidad de gente que había escuchado hablar del tema de los libros es muy inferior a lo que pensaba (sí, no todos viven en la subrepública del Twitter). 

Encontré también que ese sector al que el Presidente se refiere como "el pueblo" expresó puntos de vista más mesurados y sensatos, que esos grupos más acomodados que algunos creerían mejor informados. "Realmente no puedo opinar porque no los he leído", me contestaron un buen número de representantes del pueblo llano. 

Ni hablar cuando les pregunté si estamos ante textos "comunistas". Más de uno lanzó una carcajada o me miró con cara de "what?". "Quién sabe qué fondo tendrán esos rumores, pero los rumores, rumores son", contestó una señora que vende pollos en el Mercado Juárez, una buena representante del "pueblo sabio". 

Qué distintas las reacciones que encontré en las inmediaciones del Parque Lincoln, donde las respuestas de los sectores más pudientes sobre el tema están hiper contaminadas de preconceptos, todos ellos expresados con enorme suficiencia, como si efectivamente hubiesen revisado los nuevos materiales educativos.

"Mira, prefiero que ni me preguntes porque este tema me produce ira", me contestó una señora de unos sesenta y largos, que luego agregó: "Están atentando contra la naturaleza, contra la fe, contra la decencia, contra la moral… contra todo". Acto seguido, exclamó: “estos libros están absolutamente ideologizados y me ofenden".


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