Cada vez se elevan más las temperaturas en la entidad.
EL UNIVERSAL
CIUDAD DE MÉXICO
No es una exageración: cada vez hace más calor en todo el planeta. Según la Organización Meteorológica Mundial (WMO, por sus siglas en inglés), el 2022 fue uno de los años más cálidos en la historia. La temperatura media global se ubicó alrededor de 1.15 grados centígrados por arriba de los niveles preindustriales, una referencia anterior a la emisión de gases de efecto invernadero generados por la actividad humana.
El escenario futuro tampoco es esperanzador. El organismo advierte que hay un 98% de probabilidades de que, al menos, uno de los próximos cinco años (2023-2027) sean los más cálidos de los que se haya tenido registro; así como un 66% de que, en el mismo periodo, la temperatura media mundial anual supere en más de 1.5°C los valores de referencia.
Dicha elevación está impulsada por distintos factores, entre ellos, el incremento constante de las concentraciones de efecto invernadero y el calor acumulado en el planeta. El año pasado, además, estuvo marcado por desastres meteorológicos asociados con el cambio climático, como olas de calor mortales y fuertes sequías.
"El aumento de temperatura a causa del calentamiento global ha incidido de manera significativa para que haya fenómenos cada vez más extremos, no solo de frío sino también olas de calor", señala Graciela Raga, investigadora del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
MÁS QUE SIMPLE CALOR
Se conocen como olas de calor a los periodos en los que las temperaturas promedio son muy elevadas. De acuerdo con el Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades (Cenaprece), éstos inician y terminan de forma abrupta, además de que tienen una duración de, por lo menos, tres días.
Para determinar si se trata de este fenómeno, se debe saber cuál es la climatología de una zona específica e identificar, con base en la frecuencia de temperaturas elevadas, aquellos días que registran 10% más calor. Si este umbral se supera por varios días consecutivos, entonces se considera una ola.
"Debe hacerse una evaluación para cada lugar, así como tener en cuenta el clima de cada región; por lo tanto, no se puede hablar de un valor absoluto. Lo que es una ola de calor en un punto, no lo es en otro, debido a las temperaturas que comúnmente registra", subraya la también jefa del Grupo de Interacción Micro y Mesoescala, del Departamento de Ciencias Atmosféricas de la UNAM.
Cabe mencionar que, en algunos países, no solo se toman como referencia las temperaturas máximas (por lo general, entre las 14 y 16 horas), sino también las mínimas, las cuales se registran durante la noche o justo al amanecer (entre las cinco y siete horas).
"El fenómeno característico que genera una onda de calor son las circulaciones anticiclónicas, un flujo de vientos que se presenta desde las capas bajas hasta las altas de la tropósfera, donde hay un movimiento en sentido de las manecillas del reloj. El aire empieza a descender y a crear calentamiento por compresión, lo que favorece las inversiones térmicas.
"Lo anterior hace que no se formen nubes, que el aire se vuelva más seco y que se genere como un domo, lo que provoca que no llegue aire fresco. Si un anticiclón se establece en una zona, va a causar que no llueva, que no haya frentes fríos y que se prolongue un periodo muy caluroso", explica Juan Antonio Palma, meteorólogo y coordinador de la agencia Meteored en México.
DÓNDE, CUÁNDO Y CÓMO
Las olas de calor pueden presentarse en cualquier parte del mundo. En nuestro país, según el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), su peligro es alto en entidades como Sonora, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Baja California Sur, Sinaloa, Tabasco, Chiapas, Campeche, Yucatán y Quintana Roo.
De igual manera, es durante los meses de junio y julio cuando se llega a temperaturas mayores a 40°C (cuando las ondas cálidas se consideran de muy alto peligro). Incluso, se tiene registro de que en estados como Sonora, Chihuahua, San Luis Potosí y Guerrero el termómetro ha rebasado los 50°C. Las olas de calor no pueden predecirse a largo plazo. No obstante, "los especialistas se encargan de revisar las temperaturas máximas, mínimas, vientos, lluvia, así como de evaluar si esas variables meteorológicas podrían rebasar los umbrales considerados de seguridad para la población.
"Una vez obtenida dicha información, empiezan a compararla con datos estadísticos y con la historia de cada región. Es así como pueden anticipar una onda cálida y dar aviso unos días antes de que suceda", apunta el meteorólogo operativo Juan Antonio Palma.
De igual manera, hay posibilidad de realizar un pronóstico estadístico sobre cómo va a ser la temporada. "En el norte de México pueden presentarse olas de calor durante las próximas semanas. Asimismo, durante el verano, se registra una mayor incidencia de radiación solar", alerta la investigadora Graciela Raga.
CIUDADES, LAS MÁS AFECTADAS
La presencia de ondas de calor es mayor donde existe población, particularmente en las urbes, a causa de la deforestación y la contaminación. Si bien la tensión térmica afecta a las zonas rurales, la temperatura puede elevarse más de cinco grados centígrados en las capitales debido a la poca presencia de áreas verdes, señala el Cenapred. Lo anterior da lugar a un fenómeno conocido como isla de calor. "Aunque no hubiera calentamiento global, las ciudades son más calientes que los alrededores debido a la urbanización, es decir, a las calles y edificios, los cuales cambian cómo se absorbe la radiación solar en comparación con las zonas naturales, como los bosques", menciona la investigadora del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM.
El aumento excesivo de temperatura puede ocasionar efectos graves de salud como insolación, desmayos, deshidratación, diarrea, así como golpe de calor.
Este trastorno se presenta generalmente como consecuencia de la exposición prolongada a altas temperaturas. De acuerdo con la Secretaría de Salud, algunas señales que indican su aparición son dolor de cabeza, confusión, pérdida del conocimiento, mareos, náuseas, pulso acelerado, mucha sudoración y piel caliente. Los primeros síntomas se relacionan principalmente con la deshidratación, mientras que, en casos graves, puede ocasionar la muerte.
Los grupos en mayor riesgo son niños menores de 5 años, adultos mayores, personas con enfermedades crónicas, trabajadores agrícolas y mascotas. Por ello, se deben tomar medidas de prevención: principalmente no asolearse en horas de mayor intensidad y tomar agua a lo largo del día. "Es importante aclarar que la sensación térmica es diferente al calor. Si tanto la humedad como la temperatura son muy altas, la sensación percibida por el cuerpo es mayor. En regiones tropicales, donde el aire húmedo y el calor prevalecen, se presenta con mayor frecuencia", menciona el coordinador de la agencia Meteored en México.
DURO GOLPE AL AMBIENTE
Las olas de calor no solo afectan a la población, sino también al medio ambiente. La Organización Meteorológica Mundial señala que actúan como una especie de tapa atmosférica, la cual atrapa los contaminantes y degrada la calidad del aire, lo que provoca consecuencias para la salud.
Se estima que alrededor del 99% de los habitantes respiran un aire que no cumple con las normas sanitarias establecidas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Esto pone en mayor riesgo a grupos vulnerables como adultos mayores, personas con enfermedades crónicas, niños y bebés.
De igual manera, los efectos de los fenómenos climáticos extremos también golpean a la agricultura ya que, debido al aumento de calor y la escasez de lluvias, los cultivos se secan antes de las cosechas. Además de causar daño al ambiente, generan una repercusión económica.
"La ausencia de nubes provoca que más radiación llegue a la superficie y haya una temperatura más alta. Esto puede producir estrés en la fauna que no está adaptada a mucho calor", comparte la jefa del Grupo de Interacción Micro y Mesoescala, del Departamento de Ciencias Atmosféricas de la UNAM.
"No podemos parar un fenómeno meteorológico. Lo que sí podemos hacer como humanidad es revertir el cambio climático, siempre y cuando se tenga la voluntad de reducir las emisiones de dióxido de carbono. Si no lo hacemos para el 2050, las condiciones del clima empeorarán", exhorta Raga.
Y SIGUE EL CALOR
Desde el pasado jueves y hasta el miércoles 7 de junio, según estimaciones del Servicio Meterológico Nacional (SMN), se está presentando la tercera onda de calor en los estados de la Mesa del Norte, Mesa Central, oriente, occidente, sur y sureste de nuestro país, incluido el Valle de México y la península de Yucatán.
Este fenómeno metereológico provoca ambiente de cálido a caluroso en gran parte del territorio. En Campeche, Chiapas, Colima, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Oaxaca, Sinaloa, Tabasco, Veracruz y Yucatán se pronostican temperaturas máximas de 40 a 45 grados Celsius.
Mientras que, en Baja California, Baja California Sur, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Durango, Guanajuato, Morelos, Nuevo León, Quintana Roo, San Luis Potosí, Tamaulipas y el suroeste del Estado de México, el termómetro puede elevarse entre los 35 y 40 grados Celsius. Las entidades menos azotadas (con temperaturas máximas de 30 a 35 grados Celsius) son Aguascalientes, Hidalgo, Puebla, Querétaro y Zacatecas.
Fuente: SMN
¿QUÉ HAY DE LA CANÍCULA?
Se trata de un evento climático que tiene lugar durante el verano y se caracteriza por una disminución o ausencia de lluvia, al mismo tiempo que hay un registro de temperaturas altas. Según el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, dura aproximadamente 40 días e inicia a mediados de julio y termina a finales de agosto.
Este periodo se distingue por tener temperaturas superiores a los 37 grados Celsius, así como por un calentamiento del aire y cielos despejados. En nuestro país, las entidades con mayor afectación por la canícula son Tamaulipas, Nuevo León, San Luis Potosí, Colima, Hidalgo, Tlaxcala, Puebla, Morelos, Michoacán, Oaxaca, Guerrero, Campeche, Chiapas, Tabasco, Quintana Roo, Veracruz y Yucatán.