Con un rango de atención de más de 800 mil habitantes de las jurisdicciones sanitarias VI y VII de la entidad, este hospital es un punto de referencia para los habitantes de las zonas serranas que circundan los complejos urbanos del valle de Orizaba.
Pobladores de las regiones alejadas de la Sierra de Zongolica, por un lado, y La Perla, por el otro, acuden diariamente a este centro de salud que ha adecuado sus espacios para dar atención total e igualitaria a sus usuarios, con puntos de especialización en el Área de Gineco-Obstetricia y Cuidados Neonatales.
El subdirector del Hospital Regional de Río Blanco, Alejandro Pimentel Domínguez, informó que este importante nosocomio atiende en promedio 600 partos mensuales, de los cuales dos de cada tres son catalogados como de alto riesgo y uno de cada cinco como de muy alto riesgo.
Por su parte, el jefe de Gineco-Obstetricia, Noel Salgado Alcocer, recordó que “la noche del 26 de diciembre de 2013, María Lucina, originaria de Camino del Tejocote, pueblo de Tuzantla en el municipio de La Perla, llegó al servicio de urgencias obstétricas con abundante sangrado; había tenido a su hija atendida por una partera local, pero al presentarse la hemorragia la trasladaron al nosocomio”.
Explicó que “fue un caso sumamente complicado, pues se le tuvieron que realizar cinco intervenciones quirúrgicas, entre las cuales destacan dos de especial cuidado: la histerectomía obstétrica y la realización de ligadura de arterias hipogástricas”.
Dijo que “María Lucina venía en estado de choque, había perdido mucha sangre y había que compensar esa pérdida. Afortunadamente, una de las fortalezas de este hospital es que cuenta con el banco de sangre más importante de la región, por lo que se le administraron 15 unidades, además de hemoderivados, como los concentrados plaquetarios, plasma y otros”.
El poblado de Tuzantla es un caserío serrano del cual se desprenden otros dispersos por la región de La Perla. Ahí habita María Lucina, de 35 años de edad, y ahora feliz madre de cinco pequeños; su esposo es campesino y ella se dedica al cuidado del hogar y de sus hijos.
“Comencé en mi casa con las dolencias y mi esposo me llevó a La Perla; él consiguió una partera que me atendiera y fue como nació Liliana. Pero la partera se dio cuenta que no me paraba la hemorragia y que yo me ponía mal y entonces me trajo al hospital. Les doy las gracias a los doctores, porque ellos me salvaron”.
Tras ser atendida en la Unidad de Cuidados Intensivos durante 48 horas por médicos que han sido capacitados constantemente por el hospital y por el Centro de Estudios Superiores de Veracruz (Cesver) en tratamientos quirúrgicos actualizados, Lucina fue trasladada al Servicio de Ginecología para su vigilancia y, tras observar su evolución favorable, le dieron alta definitiva.
María espera regresar a su casa para estar con la recién nacida y sus cuatro hijos mayores. Su esposo la aguarda en el comedor del Hospital mientras ella agradece la atención recibida y esta segunda oportunidad gracias a los protocolos que en materia de atención a las madres y a sus hijos se han dispuesto en el Hospital Regional de Río Blanco, y que bajo la dirección de Minerva Junco han mejorado.
Miguel Márquez Martínez, quien sufrió un fuerte accidente el pasado mes de diciembre, fue canalizado a este nosocomio gracias a la intervención de Mayra Carmona, gestora de la comunidad de Monte Salas, municipio de Fortín, de donde también es oriundo Miguel; él fue atendido en calidad de urgencia e intervenido quirúrgicamente para salvarle la vida.
Los familiares de Miguel calificaron de excelente el trato recibido y de “milagrosa” la operación que suponía un grave riesgo para el accidentado. “Fue una operación de muy alto riesgo, delicada pero practicada con sumo cuidado y profesionalismo. Estamos muy agradecidos con los doctores que siempre nos atendieron amablemente, nos explicaron todo y siempre fueron honestos con nosotros y nos hablaron con la verdad”.
Esta política de corresponsabilidad que se implementa en el centro de salud encuentra su fortaleza en su excelente equipo de trabajo que se compone por especialistas de cada área, quienes rinden frutos que se ven reflejados más allá de los números.
El agradecimiento que los pacientes y sus familiares quieren externar, los actos de afecto que tienen con los doctores y las lágrimas de felicidad de aquellos que en las salas y pasillos del hospital han encontrado una segunda oportunidad para la vida son el verdadero reconocimiento de esta encomiable labor.