La remodelación del mercado Hidalgo y la instalación de pollerías en colonias ha afectado considerablemente la venta de pollo, consideró, la comerciante Diana Romero.
Desde 1986 se dedica a comercializar pollo en un negocio instalado en el corazón de la zona de mercados.
La venta de entre 70, 75 y 80 pesos es ofrecida al público en general hasta la mitad del animal con sólo piernas a 25 pesos.
“Todavía están bajas, como ven, están cerradas esas cortinas y toda la gente piensa que está cerrado, entonces todavía dan vueltas y apenas se están acostumbrando (…) no hay mucha venta, también nos perjudica que hay muchas pollerías en la calle”.
La área dedicada para las pollerías exhibe un color amarillo, reluciendo de limpio y con la ya exhibición de pollos pelados y listos para ser consumidos en caldos u otros guisos comunes de las veracruzanas.
Los precios siguen igual al año anterior a pesar del alza a los alimentos del animal, la gasolina y demás utensilios de comercialización.
“La mitad vienen, el 50 por ciento viene, lo que hacemos es matar menos, antes matábamos 30 y ahorita ya sólo 15. A nosotros nos los trae el proveedor, una avícola, nosotros lo acomodamos.
La entrevistada añadió que su interés por continuar vendiendo pollo se debe a que si les va bien o mal, en su hogar no faltará nunca de comer.
“Antes vendíamos bastante, antes vendían mis papás, ellos siempre se han dedicado a ésto y es de familia. Si nos va mal comemos pollo, de comer comemos, aunque sea pollo pero comemos”.
