Son 170 personas inconformes con el cambio a la clínica Covadonga pues aseguran que en ésta, aunque el servicio es más barato como quiere el IMSS, la atención es deficiente y carece del personal necesario y calificado
Veracruz
(AVC/Arantxa Arcos)
Pacientes con tratamiento de hemodiálisis se inconformaron en las afueras del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) por el cambio de sede médica.
Manuel Mora Herrera, uno de los 170 inconformes que se atienden en el IMSS Cuauhtémoc, y que fue trasferido a otra clínica para su tratamiento, detalló que deben compartir turnos con los pacientes del Hospital Covadonga, prolongando así su atención.
El entrevistado refirió que el IMSS justificó el cambio de sede porque el Covadonga les cobra más barato los servicios, es decir, en Covadonga oscilan los servicios en 800 pesos, mientras la que ellos solicitan mil 200 pesos.
“Lo que nosotros peleamos es el lugar, porque está muy pequeño, no son las máquinas suficientes, ni el personal suficiente y apto para atendernos. Es deficiente. Algunos compañeros se han enfermado, otros están internados, otros en lugar de sacarles el agua a las toxinas los dejan hinchados, están internados […] Nos dijeron que es por motivos de dinero, que Covadonga le cobra más barato el tratamiento, pero nos cobra más barato y nos va a mandar a la muerte”, relató.
Al filo del mediodía de ayer viernes los pacientes salieron del nosocomio con parches, vendas o algunas lesiones leves en brazos y cuello que exhiben la enfermedad vigente en sus cuerpos.
De acuerdo con el testimonio de Mora Herrera, el espacio donde les realizan las hemodiálisis en Covadonga es pequeño, carente de suficientes aparatos necesarios para su tratamiento, así como de un buen trato en el proceso de atención.
Un espacio personal para cambiarse, acudir al baño o limpiar lo necesario después de aplicar un tratamiento de hemodiálisis, es inexistente.
“No tienen las enfermeras suficientes y capacitadas, ni los doctores capacitados para atendernos, hay pocas máquinas. Los primeros días los pacientes entraban a las ocho de la mañana y salían a las cinco de la tarde, y el que entraba a las cinco de la tarde salía a las doce o una de la mañana”, reiteró.
Cuando sufren un calambre o dolor durante el proceso del tratamiento, los doctores o enfermeros les comentan que en unos minutos se les pasará la molestia, a diferencia de su anterior sede médica, donde les proporcionaban un medicamento.
El exceso de pacientes y carencias de medicinas también les ocasionó mayores problemas en su salud y de paso, retrasos laborales, poniendo en riesgo sus empleos vigentes.
“Peleamos que el Seguro nos regrese a la clínica Gifi, porque en esa clínica está el personal apto, hay suficientes enfermeros, doctores, hay hasta tres o cuatro doctores que nos conocen a todos desde un principio”, reiteró.
