19 de Septiembre de 2024
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Viejos sin cuetes para la conurbación

*Luego del incendio de 2002 se prohibió la quema de material explosivo

*Eduardo Sánchez fabricó 100 viejitos rellenos de papel periódico y tela para que no se pierda la tradición

Carlos Navarrete

Boca del Río

Desde hace varios días, comerciantes provenientes de Atlixco, Puebla, comercializan piñatas en forma de “viejitos” y muñecos de tamaño real, elaboradas con relleno de papel periódico y ropa remendada para quemar durante la noche del 31 de diciembre, sin la necesidad de utilizar artefactos explosivos.

Despedir al año que finaliza mediante la quema del monigote es una de las tradiciones más añejas dentro de la República Mexicana.

En algunos estados del país y en varios municipios de la entidad veracruzana es común encontrar hogares donde las familias acostumbran a elaborar sus propios viejos rellenos de aserrín o viruta acompañada de cohetes de pólvora para que el espectáculo de fuego y luces sea más llamativo.

La zona conurbada Veracruz-Boca del Río es la excepción desde hace algunos años, pues a raíz del incendio en el mercado Hidalgo, aquel 31 de diciembre de 2002 que dejó decenas de víctimas, la venta de artefactos explosivos está prohibida.

Es por ello que desde hace tres años, Eduardo Sánchez, vendedor de viejitos, elabora productos que no llevan pirotecnia.

“Por ejemplo allá en Puebla, de donde somos nosotros, sí están permitidos los cohetes, pero nos dijeron que aquí en Veracruz no y entonces como en la carretera hay retenes pues ya no le pusimos nada. Aquí la gente nos pregunta que si llevan cohetes y nosotros les decimos que no”.

Indicó que conforme a la tradición, el muñeco debería llevar buscapiés, carretillas, palomas o palomitas; no obstante, los que él elabora únicamente hacen combustión por la mezcla del fuego con el papel y la tela.

Tres meses antes de finalizar el año, él y su esposa se dan a la tarea de coser las prendas de vestir y atiborrarlas de periódico hasta darle forma a las piernas y a los brazos; la cabeza se construye mediante la técnica de las piñatas.

“Se infla un globo, después se le pegan pedazos de papel con engrudo y se deja secar; cuando ya está seca se poncha el globo y queda la forma de la cabeza. Se pinta de color carne, se le da forma a la nariz, a la boca y a los ojos”.

Para dar mayor realismo a las réplicas de ancianos, al rostro se le añaden cejas o bigotes, se le pone algún sombrero y entre los brazos se deja alguna botella de cristal.

Este año, Eduardo fabricó cerca de 100 viejitos, a 170 pesos cada uno, y aunque las ventas no han sido favorables, él espera que a más tardar durante el atardecer del 31 de diciembre ya se hayan vendido todos.

Él asegura que durante diciembre de 2012 le fue mejor, pues de los 200 monigotes que creó no sobró ninguno.

“Pues la venta está calmada este año. El año pasado fue mejor, porque para el mediodía del 31 ya no teníamos nada; ahorita hicimos menos porque nuestros familiares nos dijeron que había norte”, resaltó.

Sin embargo, él reconoce que la venta de piñata con forma de octogenario ha sido mejor.

“Se van más por las piñatas, esas se venden más que el viejo casero. Es que la gente cree que sólo va a quemar su dinero con los muñecos rellenos de periódico, pero las piñatas se pueden rellenar de dulces y las personas la pueden romper”.

Una vez concluida su actividad comercial en la avenida Jardines del Virginia, en el municipio de Boca del Río, retornará a Atlixco, Puebla, en compañía de su esposa, con la ilusión de regresar el próximo año.


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