Londres
La historia de cómo Vlad Tepes se convirtió en el conde Drácula ha sido contada una cantidad innumerable de veces, pero en tiempos cinematográficos, donde los vampiros son adolescentes pálidos y románticos, es interesante hablar con el actor que encarnó al personaje de una manera distinta, en una historia bastante alternativa a la que nos presentó Bram Stoker en 1897.
Luke Evans nos recibió sonriente en Londres, y con muchas ganas de hablar de uno de sus lugares favoritos del mundo: Los Cabos. Pero el tiempo apremiaba, así que pronto nos fuimos a lugares más remotos, oscuros y extraños.
—Es muy usual que el monstruo de un hombre pueda ser el héroe de otro, y creo que esta es la mejor manera de entender eso estos días en particular.
—Creo que tienes razón, que eso es lo que vi en el script cuando lo leí por primera vez, hace dos años. Y es el origen de la historia de quien conocemos como una criatura muy malvada, como lo mostró Bram Stoker, pero aquí estamos tratando con el trayecto del hombre, que fue una verdadera figura histórica.
Él inspiró toda esta trama unos 400 años después. Es algo interesante. Lo conocemos en un momento pacífico de su turbulento reino, ya tuvo un pasado muy oscuro donde lo titularon Vlad, El Empalador. Todo eso ocurrió, está en la historia. Pero también es un hombre que ama, es un padre, es esposo, es líder, es guerrero y protector de su gente, y está bajo amenaza. Tiene que tomar una decisión.
—Hoy en día sabemos de las guerras, pero, generalmente, solo nos enteramos de un lado de la historia, y se nos olvida que las guerras están compuestas por seres humanos a los que les pasa todo tipo de cosas extrañas. Tal vez no tanto como a tu personaje, pero…
—Porque pierden su humanidad, ¿verdad? Olvidamos que hay un ser humano ahí, que nació de un padre y una madre, que tuvo hermanos y una vida y amigos y relaciones. Por eso creo que esta película es tan interesante. Tienes empatía por el personaje porque te permitimos verlo a él y el amor que tiene por su familia. Lo que hace de esto algo profundo es que estás lidiando con la historia de origen, no solo la creación del vampiro sino la del hombre.
—Hoy que están tan de moda los vampiros románticos, me llamó la atención que aquí haya amor y romance, a pesar del hecho de ser vampiro.
—De hecho, ese amor es lo que dispara su razón de querer ser vampiro. Ocurre exactamente al revés. Buena observación.
Hemos visto otras películas en las que vampiros de antaño aparecen en nuestra realidad.
—¿Te gustaría que eso le pase a tu Drácula?
—Quién sabe. Él es inmortal, puede ir a donde sea. Ya trascendió más de 400 años como personaje, así que este hombre puede ir a cualquier lado y experimentar lo que sea. Sin embargo, es una existencia muy solitaria y triste. Ser inmortal puede no ser muy divertido.
—¿Eres persona de teatro? ¿Eso influye en cómo armaste este personaje?
—Sara (Gadon) y yo tuvimos química desde el principio, y creo que eso es básico para lograr lo que requiere el personaje. Que sea la catálisis lo que lo lleva a subir esa montaña, ese amor por ella y por su hijo. Todo eso realmente lo motiva a hacer lo que hace. Viene de un buen lugar, aunque acaba en uno muy oscuro. Este hombre es un verdadero antihéroe.