EL UNIVERSAL
MONTERREY, NL
Rafael Alonso Acosta Nogués cursaba el segundo grado de preescolar en un plantel educativo de Nuevo León, cuando sus maestras citaron a su madre para informarle sobre la supuesta mala conducta del menor, que en realidad escondía un Coeficiente Intelectual (CI) mayor a 140 puntos, similar al de un científico.
Hasta ese momento, ni ella, ni la especialista, ni el personal docente de la escuela habían detectado la superdotación intelectual de Rafa, como lo conocen sus amigos.
"El niño comenzó a corregir a las maestras, y estas se ofendían, lo reportaban diciendo que era grosero y muy imprudente, incluso yo también le llegué a decir que no era correcto corregir a las maestras.
"Me cita la sicóloga de la escuela y me dice que lo más probable era que mi niño tuviera Déficit de Atención (TDA), porque es muy imprudente y se aburre en la clase", platicó la madre del menor.
Rafa recuerda aprender con rapidez y después aburrirse en clase. "En kínder las actividades estaban muy fáciles, las terminaba en menos tiempo, me aburría mucho y me esperaba a que terminaran los demás para seguir estudiando", comenta.
Continúa, "en el receso yo me ponía a ver la tablet, no me gustaban las vacaciones tampoco", recordó Rafa, quien ahora tiene 9 años y es integrante del Centro de Alto Rendimiento Académico (CARA), en San Nicolás de los Garza.
Inconforme con el diagnóstico inicial, su mamá comenzó a sospechar sobre una posible sobredotación intelectual, y fue así cuando descubrieron el intelecto del menor.
"Fuimos a una fundación en la Ciudad de México para hacer la evaluación. Nos dijeron que tenía sobredotación, él resultó con 140 puntos de Coeficiente Intelectual (CI), era superdotado", dijo la madre de Rafa.
Actualmente, Rafael tiene nueve años y cursa la primaria en uno de los dos centros especializados para altas capacidades en la entidad, donde, además de la educación regular, lleva materias, actividades y cursos relacionados con la tecnología, ciencia, biología, ingeniería y robótica.
NUEVO LEÓN Y EL RETO DE LA DETECCIÓN
Rafa es uno de los 4 mil 009 niños llamados "genio" de Nuevo León, diagnosticados con altas capacidades intelectuales, cifra que coloca al estado como el segundo con más niños superdotados en México.
Conforme a la matrícula atendida en los servicios de educación especial de la Secretaría de Educación federal, en el país existen 34 mil 298 niños con un Coeficiente Intelectual (CI) mayor a 130 puntos; es decir, por encima de la inteligencia normal de excelencia, que alcanza el máximo de 100 puntos.
El primer lugar lo tiene Zacatecas, con 4 mil 526, y el tercero Coahuila, con 2 mil 864 menores con inteligencia superior.
Sin embargo, se estima que 93% de los niños superdotados en México tienen diagnósticos confundidos como Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), Trastorno del Espectro Autista o Síndrome de Asperger.
"Los primeros indicadores ocurren en edades tempranas, a veces a los cuatro años ya dominan un idioma, leen libros enteros y presentan intereses muy específicos.
Otro indicador es la energía que traen desde pequeños que puede llegar a confundirse con TDAH, cuando realmente lo único que necesitan es una educación diferenciada", explicó Julián Betancourt Morejón, director del Centro Educativo para Altas Capacidades (CEPAC).
La sicóloga e investigadora educativa, María de los Dolores Valadez, explicó que en ocasiones se puede presentar la doble excepcionalidad, la cual es más difícil de detectar.
Señaló que es la falta de capacitación, tanto en maestros, como en sicólogos, lo que impide la detección oportuna de la superdotación.
"Dentro de las altas capacidades también podemos encontrar niños, niñas y jóvenes que presentan otra condición como dificultades de aprendizaje, de lenguaje, entre otros", Agregó.
Y abundó: "[en] la población con condición asociada es más difícil su diagnóstico y puede ser por cuatro razones: una es que se ve más el déficit o la condición que la falta de capacidad; la otra es que se puede ver la alta capacidad y se ve menos la condición; la otra es que sí se ven las dos, y donde no ves ninguna de las dos", explicó la especialista.
Así fue el caso de Jesús Santiago Arrieta Orozco, quien en edad preescolar fue diagnosticado con Asperger, pero a los cuatro años de edad ya sabía leer, escribir, dominaba las matemáticas, el abecedario mexicano, el ruso, conocía los planetas, los países y sus capitales.
"Me interesaban los temas complejos o que impliquen la aplicación de la lógica, como las matemáticas, programación, robótica, física, ajedrez, música. A veces yo llegaba a pensar en que era yo quien tenía que cambiar para poderme adaptar a los demás. De grande quiero estudiar algo relacionado con la ciencia de datos, inteligencia artificial", señaló el hoy adolescente de 14 años.
Ahora, Jesús forma parte de los estudiantes del Centro de Alto Rendimiento Académico (CARA).
PEZ GRANDE EN PESERA CHICA
Aunque el artículo 49 de la Ley de Educación del Estado de Nuevo León incluye la formación de alumnos sobresalientes y señala que se deberá atender al estudiante conforme a sus necesidades, con planteles especializados y maestros capacitados, en la realidad esto no aplica y son los niños con intelecto superior quienes luchan con la integración en una escuela regular.
Es el caso de Gabriela García Rocha de 14 años, quien antes de ser diagnosticada como superdotada sufrió el acoso escolar por ser diferente a los demás.
"Comencé a pensar que yo era el problema y que no funcionaba. Me decían que era una nerd, muy ñoña, que era la consentida de los maestros. Me molestaban las niñas mayores que yo y llegaron a agresiones físicas, yo me sentía muy mal y sentía que lo que pasaba era porque yo era diferente y tenía que encajar", señaló la estudiante del Centro de Alto Rendimiento Académico (CARA) y quien además toma cursos de robótica, informática y programación en el Tecnológico de Monterrey.
La Secretaría de Educación en la entidad cuenta con dos planteles de este tipo, el Centro de Alto Rendimiento Académico (CARA) y el Programa Curricular Avanzado (PCA), el cual busca la atención de alumnos con coeficiente intelectual elevado y con intereses a fines a la ciencia, tecnología, ingeniería, artes y matemáticas.
Sin embargo, antes de llegar a los planteles indicados, los menores pueden llegar a presentar afectaciones emocionales al no estar estudiando con sus similares, como también sucedió con Valeria Luna Ponce de 13 años, estudiante de primero de secundaria.
"Me sentía rara al convivir con otra gente y con los comentarios que me hacían mis maestros, a ellos se les hacía raro que yo hiciera los trabajos muy rápido y con mucha facilidad en comparación con los demás", señaló la adolescente.
Julián Betancourt, director del CEPAC, destacó la importancia de que las autoridades educativas cumplan la ley y faciliten espacios y maestros capacitados para al alto intelecto.
"Ese niño suele ser rechazado por hacer cosas que los demás no pueden o no saber hacer. Cuando un niño entra a un centro educativo con compañeros de sus mismas características pasa un efecto contrario, donde él se siente igual a los demás, entonces son peces grandes en pesera grande y tiende a mejorar la autoestima, se encuentra en un hábitat donde no lo rechazan", dijo el especialista.
EL ÉXITO DE LA DETECCIÓN TEMPRANA
En edad preescolar, Diego Asael Salazar Gallegos tuvo que cambiar de escuela al menos cinco veces, pero en la sexta encontró su hábitat: El Centro de Alto Rendimiento Académico (CARA).
"El CARA terminó siendo un lugar seguro, un lugar en el que nos sentimos cómodos tanto yo como mis papás, fue una bendición para mí y el primer día fue el más feliz de mi vida", señaló el hoy estudiante de bachillerato becado en el Tecnológico de Monterrey.
En el caso de Diego, sus padres lograron la detección temprana y obtuvo la educación indicada desde primero de primaria.
"Estaba con mis iguales, con personas con características iguales a las mías, por personas que habían pasado por los mismos problemas que yo como rechazo, bullying, era un ambiente seguro y feliz", comentó Diego.
Con su preparación Diego ha participado en exposiciones de ciencias, congresos nacionales de entomología médica, se dedica a estudiar el cuerpo de los insectos, además de ser integrante del equipo de futbol americano de los Borregos del Tec de Monterrey.