Esta semana precisamente, don Fernando estuvo en Xalapa para acompañar a Humberto Roque Villanueva en la presentación de su libro Perfiles del México institucional.
Roque Villanueva es en la actualidad el dirigente de la Asociación Nacional de Unidad Revolucionaria, una organización del partido que congrega a los más conspicuos representantes en activo del priismo histórico, y como tal nuestro ilustre paisano participa de manera preponderante dentro del ella, lo que comparte con su exitosa actividad como notario público en Tlalnepantla.
En su breve visita a Veracruz —acompañado como lo hace a menudo de su gentil esposa, la señora Norma Vega de Córdoba— don Fernando se reunió con un grupo de amigos y comentó la buena noticia de que ha decidido regresar a Xalapa, para radicarse definitivamente en esta capital, donde derramará bondadosamente su experiencia y su preparación para el bien de las generaciones emergentes, que mucho tienen que aprenderle a este gran político veracruzano.
Persona muy cercana a don Fernando Gutiérrez Barrios, durante la gubernatura del Hombre Leyenda se desempeñó como uno de los mejores presidentes que haya tenido el Comité Directivo Estatal del PRI en Veracruz y, sobre todo, le dio señorío y distinción al cargo.
Veracruzano distinguido, alumno aventajado, orador multipremiado, funcionario responsable y honesto a carta cabal, Córdoba Lobo exhibe una hoja de servicios al estado y al país que pocos pueden igualar en México.
Ya instalado en estas tierras, don Fernando Córdoba seguirá cultivando su gusto por la investigación y la escritura, y a más no tardar pronto podremos disfrutar nuevos títulos de su bibliografía, en la que ya se asientan obras de impecable factura, como la que dedicó a la vida de uno de nuestro próceres olvidados y que lleva por título Ricardo Flores Magón: El vuelo del ideal.
Es muy probable que la experiencia y es muy posible que los servicios profesionales de don Fernando Córdoba Lobo sean aprovechados en Veracruz, pero sí es una seguridad que podremos contar con su cercanía y su sapiencia, lo que por menos, como dije antes, nos reconcilia con la política… y los políticos.
Bienvenido de regreso.
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