FELIPE DE JESÚS FERNÁNDEZ BASILIO
AÑO NUEVO, VIDA… NO TAN NUEVA
Iniciamos un nuevo año, lo que no es más que el inicio de un ciclo temporal convencionalmente creado por el hombre de acuerdo a las normas naturales en sentido estricto o sea conforme a las leyes que rigen a la naturaleza (no de acuerdo a las escuelas de pensamiento jurídico y filosófico), mismas que se basan en la traslación de la tierra alrededor del sol o sea el tiempo que tarda nuestro planeta en darle la vuelta al sol y la posición que ésta tiene frente al astro rey en cada etapa de la vuelta, lo que determina cada estación y que además como toda vuelta se repite de manera cíclica, tal y como sucede con los corredores en una pista de carreras respecto al centro del estadio con cada vuelta que dan y el cual en nuestro caso es acorde a las creencias religiosas que privaban en la Europa antigua, mismas que fueron adoptadas al pie de la letra por el cristianismo y que fijan el comienzo del ciclo anual con el invierno, mas para otras culturas comienza con otra estación, por ejemplo los chinos lo comienzan con la primavera.
Mas todos para nuestras mediciones seguimos el modelo que nos dicta la naturaleza y solo cambia el enfoque que le damos y por lo mismo también es arbitrario el punto de partida o de referencia con el que se cuentan los años, ya que los cristianos iniciamos el 2018 de acuerdo a la fecha que se le asignó al nacimiento de Cristo, el cual se basó en el año de reinado de Octavio (27 años) y los que a su vez se basaron respecto a la fecha de la fundación de Roma, por lo que el nacimiento de Cristo se dató de acuerdo a la cronología hecha por Marco Terencio Varrón en el año 754 a.U.c. (“ab Urbe condita”), es decir 754 años después de que Roma alcanzó la condición de ciudad y de igual manera cada cultura mide sus ciclos temporales de acuerdo a un hecho relevante en su propia cosmovisión, mas todas coinciden en los ciclos dictados por las leyes de la naturaleza.
Por lo tanto y de acuerdo a nuestra cosmovisión (como podrán ver el término aplica para todos los humanos y no solo para las culturas antiguas), ahora nos toca darle la bienvenida a un nuevo año: el 2018.
Y este año comienza en México al igual que lo hicieron todos los anteriores con gasolinazos, tortillazos, panazos, tortazos, ropazos y todo aquello que metafóricamente termina en “azo” y que siguiendo tanto a su métrica como a su rima desembocan en un …azo (así que queridos lectores, les dejo a su gusto el radical de la palabra, mas estoy seguro de que cualquiera que ustedes escojan calzará como un guante con la expresión hecha); ya que los mismos se derivan no de un aumento en las leyes del mercado, ya que éstas constantemente se mueven de acuerdo a la oferta y a la demanda y no precisamente en un determinado ciclo, más las leyes fiscales sí se basan en un ciclo anual, de hecho ninguna de ellas rige más allá del año para el que están destinadas.
Por ello es que en cada inicio de año comenzamos con una serie de aumentos tanto en los precios de los bienes de consumo inmediato como en aquellos que no lo son y ello no se debe ni a la inflación ni a los precios del mercado como nos lo quieren hacer creer (tanto los priístas como los morenos), sino que dicho aumento se debe al impuesto con los que se graba cada producto y este se actualiza año con año aumentando su valor.
Y ahí está el meollo del asunto, ya que la vida no es más cara cada año por el aumento del valor de los bienes y servicios que requerimos, debido a que sus precios se actualizan conforme a la oferta y a la demanda, pero sí lo es por el aumento de los impuestos con los que se graban tanto a la producción como al consumo de los bienes; ya que si analizamos objetivamente cada aumento y lo confrontamos con la ley fiscal aplicable al caso, nos daremos cuenta de que el aumento de precio radica por doble partida en favor del erario nacional, ya que al aumentar el precio del producto a causa del impuesto sobre la renta (ISR) automáticamente se aumenta su valor final, lo cual hace que la recaudación del IVA sea mayor, ya que éste se cobra de acuerdo al precio en que el producto se vende al consumidor final.
Y eso aquí y en China se llama doble tributación, ya que por una parte pagamos un mayor impuesto de acuerdo a lo que producimos (ISR) y a la vez al aumentar el precio de nuestros productos o servicios al consumidor final generamos un IVA mayor en favor del erario federal; mismos que se actualizan año con año y por ello el aumento en los precios, ya que los productos en sí no valen más cada año por sí mismos, pero sí que lo hacen debido a los impuestos con que cada producto o servicio es grabado, lo cual deriva en un aumento generalizado en el costo tanto de los bienes como de los servicios que son requeridos por parte de la población.
Y no estaría mal si los ingresos públicos derivados de esa trama financiera fueran aplicados para generar un estado de bienestar general, ya sea dando un ingreso universal a cada mexicano o al menos pagando un seguro de desempleo a cada connacional sin trabajo, ya que lo que el gobierno capta a través de impuestos (cobrados doblemente) alcanzaría para ello y más; pero resulta que esos ingresos se van a la corrupción priísta de siempre, la cual como sabemos consta de terrenos, casas, taxis, notarías, concesiones, dinero y demás prebendas que los corruptos priístas siempre han repartido entre sus clientes (parafraseando a los tejanos: “Remember Fidel Herrera”).
Y es ahí en donde entra el unánimemente llamado “Padre del Gasolinazo”, el cual si no es su autor sí que lo ha defendido con vehemencia aduciendo que los precios de las gasolinas aumentan conforme al mercado, pero obviando que dichos aumentos en enero se deben más al aumento de los impuestos que al valor en sí de los productos y que ese dinero que obtienen por aumentar impuestos en lugar de aplicarlos en favor de la sociedad se lo transan o roban como buenos priístas en sus “casas blancas”, en sus “pasos a desnivel como el de Cuernavaca”, en lo que robaron los “Duartes”, Herrera, Del Mazo, Peña, Montiel (de quien Germán Dehesa se murió contando diariamente sus días de impunidad y para colmo quedó en el gobierno de Peña, su ahijado en política), los hermanos Moreira, Del Mazo, Hank, Salinas, Cervera Pacheco, Gamboa Patrón, Jackson, Zúñiga y demás distinguidos dinosaurios que todavía por ahí pululan.
Sin embargo, el inicio de este año en particular también nos da la esperanza de parar, aunque sea un poco el saqueo, ya que es posible sacar al PRI del gobierno por medio de las urnas debido a que el que inicia es un año electoral y en el que toca renovar a los poderes federales.
Concluyo esta columna deseándoles a todos un feliz 2018.
Twitter: @fefebas
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