23 de Noviembre de 2024
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DESDE A JANELA/ “USTED DISCULPE”

 

 

 

 

 

 

 

FELIPE DE JESÚS FERNÁNDEZ BASILIO

DESDE A JANELA

“USTED DISCULPE”

En esta semana causó mucho revuelo el intento de detención de una señora por parte de elementos de la Policía Ministerial en la ciudad de Boca del Río en el estado de Veracruz.

Siendo causado dicho revuelo debido a la arbitrariedad y violencia con la que los agentes intentaron asegurar a la persona que creían que buscaban y aumentado todavía más, porque resultó que la persona que habían intervenido no era la buscada y ésta con justa razón, al saber que no tenía ningún problema legal, no solo se asustó mucho, sino que pensó que podía ser víctima de la delincuencia y más por la manera en que fue abordada por los elementos policiales.

Horas después el Gobernador de Veracruz ofreció una disculpa pública y ordenó (ya que es más que obvio saber quién es el que manda en dicho órgano autónomo) al Fiscal General que investigara y sancionara a los policías que intentaron la detención de la persona equivocada.

Lo que sucedió fue un error humano por parte de los agentes ministeriales, ya que confundieron, ya sea por descuido o por negligencia, a la persona que tenían que aprehender; lo cual es comprensible que suceda debido a que todos somos propensos a cometer errores, mas también éstos la mayoría de las veces cuestan y más si se trata de privar de su libertad injustificadamente a cualquier persona y aunque existe una actitud sancionadora por parte de la Fiscalía General del Estado en contra de quienes se equivocaron, ésta no es suficiente para reparar el perjuicio causado a quien fue víctima de esa arbitrariedad, ya que dicha actitud es equivalente al clásico “Usted disculpe” que se aplica cuando alguien queda preso e incluso condenado y después de mucho tiempo se demuestra que todo fue un error y que no era culpable y lo liberan pidiéndole esa disculpa.

En este caso la agraviada tiene el derecho a exigirle al Estado una indemnización bastante fuerte debido al perjuicio que le fue causado por parte de elementos a su servicio, ya que, aunque el susto y las posibles consecuencias en su salud sean irremediables, sí debe de ser indemnizada al menos para compensar mínimamente lo sufrido.

Sin embargo y más importante aún es que ésto debe de servirle de lección al Estado Mexicano para evitar que en lo sucesivo se repitan casos como éste y para ello ayudaría mucho el que profesionalice la policía, ya que naturalmente disminuirían las probabilidades de cometer un error de tal magnitud y seguramente habría más certeza de que quien actúa es un agente policial y se evitarían muchos sobresaltos por parte de los afectados.

Sirve de explicación a lo señalado el que actualmente existen diversas corporaciones policiacas con ocupaciones y cadenas de mando diferentes, ya que por un lado está la policía preventiva, por otro la de seguridad vial (antes de tránsito), las policías federales (éstas sí un poco más unificadas) y la más independiente y sobre todo más cuestionada de todas: la policía ministerial ya sea local o federal; teniendo todas ellas como común denominador la escasa y muchas veces nula preparación educativa de sus elementos, ya que muchos de ellos ni la preparatoria tienen estudiada y ésto ocurre prácticamente en todas las corporaciones policiacas del país.

Y aunque en la última década se ha tratado de profesionalizar a los elementos policiacos, poco se ha avanzado ya sea porque no existe una carrera universitaria de policía o bien por los lastres laborales que como país cargamos con ese sistema rígido y antiprogresista de justicia del trabajo que tenemos, el cual al dar tantos derechos a los trabajadores hace imposible depurar cualquier dependencia estatal, ya que no solo los costos de despido son elevados, sino que muchas veces la “parajusticia laboral” que existe en México, ha ordenado la reinstalación de elementos que no cubren con los requisitos necesarios para su actuar pero sí cuentan con antigüedad o pertenencia a un sindicato fuerte, como igualmente ocurre en cualquier ámbito de la vida productiva del país.

Mas centrándonos en la Policía Ministerial, la cual protagonizó el hecho lamentable que hoy comentamos, siempre he sostenido que ésta no debería de existir y que en su lugar debe de operar una sola policía uniformada tal y como ocurre en los países desarrollados; ya que al operar sin uniforme y con vehículos sin manera visible de identificarlos como de la policía, ya que muchas veces ni placas tienen, lo más lógico es que al verlos actuar es pensar que se trata de delincuentes y no de fuerzas del orden y más en un país plagado de delincuencia organizada como lo es el nuestro, tal y como ocurrió con la víctima del caso que nos ocupa.

Por ello es necesario que todos los policías sean uniformados y se trasladen en patrullas pintadas del color de la corporación policiaca (azules), ya que con ello sería más fácil incluso someterse a una intervención policial sin causar tanto temor en quien es afectado, ya que incluso en el indeseable supuesto de que se trate de una equivocación en la delegación se puede aclarar y posteriormente proceder en contra de los responsables pero al menos disminuiría el temor a ser víctima del crimen organizado.

Ya que muchas veces la misma policía está coludida con los criminales, ya sea por dádivas o por temor, y luego vemos cómo andan sin uniforme y deteniendo con violencia a quienes buscan, pues es lógico que pensemos que se trata de “secuestradores con placa” y más que en la mayoría de los casos al momento de detener ni siquiera muestran la orden judicial para llevar a cabo la detención.

Por ello, creo que la principal reflexión que este suceso nos debe dejar es que tenemos que exigir como ciudadanos a quienes nos gobiernan el que profesionalicen a la policía y si es posible unificarla en una sola corporación policial con diversas especialidades, pero una sola corporación separada de la fiscalía cuyo deber es litigar en nombre del Estado y no dirigir fuerzas policiales y como todo ello lleva tiempo, sería bueno empezar por uniformar a los elementos y pintar las patrullas para dar certeza a la ciudadanía en su actuar y así mismo es importante señalar que cuando se cometan arbitrariedades o equivocaciones por parte de los elementos de la policía, se debe exigir la correspondiente responsabilidad civil al Estado y no conformarse con el clásico “Usted disculpe”.

 

 

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