Una silla para Sahory
Brenda Caballero
¿Por qué te gusta venir a la escuela? Le pregunto. “Porque hago letras”, me dice, mientras escribe en su cuaderno cuadriculado las palabras “Mamá” y “Papá”.
-¿Qué más te gusta hacer?- Responde contenta: “Escribir, dibujar”. Dice que con sus compañeros juega a la casita. Otra de las cosas que le gusta hacer es tarea, aunque cuando está en su casa juega con una muñeca.
Es Esther Sahory, niña de 7 años que acaba de ingresar a primer año de primaria. Su silla está colocada al frente de sus compañeros, y aunque me dice que juega con compañeros, en realidad ella no puede moverse, pues le diagnosticaron parálisis cerebral.
Esther Sahory nació en el CEM, en Xalapa, Veracruz. Fue entregada a su madre Beatriz Almanza González a las cinco semanas de nacida. Su madre cada mes la llevaba a sus chequeos normales. Sin embargo, empezó a observar que babeaba mucho. Acudió a consulta y comentó a la doctora que su hija estaba “rara”. La doctora le dijo que era normal, pero que tenía desnutrición y que por ello no se enderazaba. Así estuvo nueve meses, pero ante la insistencia de Beatriz, una enfermera del Centro de Salud la ayudó a canalizarla al Creever cuando Sahory tenía dos años. Allí le diagnosticaron Parálisis Cerebral. La pequeña necesitaría rehabilitación y una cirugía de piernas y cadera; sin embargo, no le garantizaban que la pequeña pudiera salir bien de la intervención quirúrgica ni que caminara.
“A mi hija la han discriminado por su discapacidad, piensan que por su condición no merece ningún trato igual que los demás”.
Su madre me platica que tuvo complicaciones durante su nacimiento. Ella tuvo una hemorragia y la bebé tomó sangre, lo cual les causó paro cardiaco a ambas. Beatriz estuvo un tiempo en coma, mientras que Sahory luchaba por su vida.
Después del diagnóstico, la estuvo llevando a terapia, pero ante su situación económica y la inflamación de cerebro que sufrió Beatriz, dejó de hacerlo. La señora actualmente tiene parálisis facial, pero aún con sus limitaciones, hace todo lo posible para que su hija siga desarrollándose educativamente.
“He tocado puertas, pero sólo me ilusionan”, como aquella vez que solicitó una silla de ruedas y una andadera al candidato conocido como “El Zapatitos”, y al final le dijo que siempre no se podía. Triste, me dice que hace 3 años rechazaron a Sahory en el DIF municipal.
Recuerda entre sollozos que las maestras Julia y Johana del Jardín Tenoch de Usaer (Unidad de Servicios de Apoyo a la Educación Regular), la fueron a visitar a su casa y tocando puertas lograron apoyarle con una andadera a través del licenciado Iván, de la Casa de la Beneficencia. Con esa andadera Sahory ha logrado un poco de movilidad; allí se cuelga para lograr trasladarse de un lugar a otro. Le han ayudado los ejercicios que su madre le da en casa, sin embargo, no cuenta con terapias especiales para mejorar su condición motriz.
Agradece a los maestros y a la directora de la Primaria Leyes de Reforma por el espacio que le han brindado a su hija.
“Si me encontrara al gobernador, le pediría que ayudara a mi hija, y a demás niños que están pasando por lo mismo pues son discriminados. Pienso que todo ser humano con discapacidad o no, merece respeto y el mismo trato; no se merecen ser discriminados”. Sólo pido apoyo con una silla de ruedas para que mi hija pueda venir a la escuela, así como terapias que le ayuden a mejorar su condición física”.
“Esther Sahory está en posibilidades de leer correctamente a finales del ciclo escolar, le gusta jugar con las figuras y es una excelente niña”
Sahory, como le dice su maestro Manuel Velazco Márquez, llega al turno vespertino de la primaria Leyes de Reforma por el grupo de Usaer.
Docente desde hace 22 años y licenciado en Fisioterapia, Manuel trabaja desde hace 14 años con niños con discapacidad. En la mañana trabaja con autistas, por lo que la directora de la escuela, lo llamó para preguntarle si podía trabajar con la niña. Su respuesta inmediata fue afirmativa, aunque las condiciones de Sahory no le permitan asistir diariamente a la escuela en su horario normal. Ante esa circunstancia, Manuel no se desanima y hasta ha modificado las condiciones de su grupo actual para poder incorporarla. Dice que le dejará tareas para que las desarrolle en casa, ya que después de ser valorada, no tiene problemas cognitivos, solamente motrices.
Manuel dice que la niña aprende visualmente, por lo que le presenta imágenes para que ella construya letras, como la palabra Mamá. Usa también un cuadro para que con un marcador escriba en él. También trabajará la autoestima y con la maestra de educación física trabajará juegos de coordinación, como arrojar pelotas. “Calculo que para enero o febrero, ya estará leyendo”.
“A Esther Sahory le gusta aprender, ella es aprendiente. Sus padres de escasos recursos económicos han emprendido una gran lucha por ella, no les importa cargarla todo el tiempo”
María Andrea Tepetla Montes es la directora de la Primaria Leyes de Reforma vespertina desde hace 3 años, aunque tiene 45 años de servicio. Trabaja también en otra escuela y muy contenta me dice que ambas son inclusivas y trabajan con niños que tienen discapacidad. “Mi vocación es servir”. Cuenta que tiene niños autistas, con rezago educativo y con problemas de aprendizaje entre otros. Actualmente son 40.
“Tenemos un contexto muy violento, una situación crítica social y económica. Hay familias desintegradas y familias donde la mujer es padre y madre, la cual trabaja todo el día y los pequeños se quedan al cuidado de los abuelos, hermanos mayores u otro familiar. Incluso, todos los lunes tenemos de 3 a 4 niños que se desvanecen porque hacen prolongados ayunos”.
En la escuela hay un gran equipo, aparte de los maestros. Una vez al mes asiste la trabajadora social; una vez a la semana, la psicóloga y un terapista de lenguaje, quienes son un gran apoyo especializado.
“Sahory es una alumna, no hay trato diferente por su condición; la vida nos rasa igual, aunque por las condiciones en que vivimos, algunos tenemos que hacer un doble esfuerzo, como es el caso de las mujeres”.
@NumerosRojos_BC