FELIPE DE JESÚS FERNÁNDEZ BASILIO
LA NUEVA FISCALÍA GENERAL DE LA REPÚBLICA
Uno de los cambios que ha traído el sistema penal acusatorio y oral hoy vigente en nuestro país es la sustitución de las viejas Procuradurías Generales de Justicia, que dicho sea de paso nunca procuraron justicia en Fiscalías Generales, las cuales deben de ser órganos investigadores y en su caso verdaderos acusadores, ya que son quienes deben de llevar ante los tribunales a quienes cometen un delito de cualquier naturaleza.
Pero no solo el cambio de nombre es importante, sino que estos organismos dejarán de depender del ejecutivo en lo absoluto y se volverán órganos autónomos, es decir serán independientes tanto operativamente como presupuestalmente del gobierno del cual antes eran parte.
Y esto en sí es muy importante, ya que antes eran brazos persecutores de los gobiernos de los cuales emanaban y por lo mismo servían más para coaccionar a quienes se oponían a los ejecutivos en turno que para cumplir con su encomienda de procurar justicia a la población en general.
No hay que pasar por alto que cuando Fox arribó a la presidencia, los nostálgicos del viejo régimen decían que al crear la Secretaría de Seguridad Pública le había quitado los “dientes” a la Secretaría de Gobernación, ya que esta última al perder el control de las policías, automáticamente quedaba a merced de sus interlocutores políticos, cuando lo que se pretendió hacer era profesionalizar a las policías y dejar de usarlas como armas políticas, por supuesto que cuando regresó el PRI al gobierno, las policías fueron devueltas a Gobernación.
Resultando ese caso análogo al que ahora tratamos, ya que ahora al volver autónomas a las fiscalías, se pretende hacer exactamente lo mismo, profesionalizarlas y despolitizarlas, lo cual ya de por sí es un gran avance.
Ya que con esa autonomía administrativa concedida a las fiscalías se cierra el círculo de la independencia de la justicia respecto a la política, no debemos de olvidar que los encargados de impartir justicia forman un poder del Estado diferente del que ocupan quienes gobiernan y del que detentan los legisladores.
Sin embargo, ¡oh desgracia! siempre hay un pero, y este consiste en que la política se resiste a perder el control de la justicia y como esta última reforma se dio en los tiempos del PRI restaurado, tenemos que en muchos estados los gobernadores pretendieron dejar un fiscal a modo que no los investigara y en el caso federal se pretende hacer lo mismo al proponer para el cargo de Fiscal General de la República al actual titular de la Procuraduría General de la República, quien es una persona del primer círculo del Ejecutivo y que sería idóneo para garantizar la impunidad de personajes como el Secretario de Comunicaciones y Transportes, quien al igual que el Procurador es un miembro del cerrado pero corrupto grupo mexiquense del PRI que el día de hoy está en el gobierno de la República.
Pero más allá de politiquerías, siempre he dicho que si se pretende reformar un sistema, como ahora está ocurriendo con el de justicia, se debe de producir un cambio total y el cual debe de incluir la renovación total de los operadores, designando a personas formadas con los lineamientos del sistema que se pretende implementar, es decir con caras nuevas y dispuestas a trabajar con las nuevas reglas.
Claro, en nuestro país eso no es tan fácil, porque la primera barrera que se presenta para cualquier cambio es el anquilosado sistema de justicia laboral imperante, el cual es muy proteccionista con respecto a los derechos de los sindicatos y lo único que se ha podido hacer en donde se ha producido la implementación del sistema penal vigente es la reubicación de quienes trabajaban en el antiguo sistema, ya que es muy gravosa su sustitución tanto en dinero como en exponerse a huelgas que podrían paralizar aún más a la justicia, teniendo como resultado el que las “viejas prácticas” aún perduran, ya que derivado de lo anterior tenemos a jueces y fiscales operando el nuevo sistema pero que durante décadas trabajaron con el antiguo y por lo tanto su criterio está condicionado por ello.
Por otra parte, y a juicio de quien estas líneas escribe la reforma de las fiscalías se quedó corta, porque en lugar de un órgano autónomo debieron de crearse dos: una Fiscalía autónoma y una Policía también autónoma, tanto del gobierno como de la primera, ya que no es lo mismo litigar que investigar y la fiscalía debe dedicarse, como en todo el mundo acontece, solamente a acusar ante los tribunales e independientemente de ello, debería de haber un órgano policial que investigue de manera profesional.
Siendo un problema grave el que en México siempre hemos carecido de investigaciones profesionales y por ello nos llevamos los nada honrosos tercer lugar mundial en impunidad y primero del continente, ya que carecemos de verdaderos investigadores y éso se debe a que tenemos a los órganos encargados de procurar justicia infestados de profesionales del derecho, quienes están capacitados para el litigio mas no para la investigación.
Siendo todavía peor, que en el país no existe la carrera universitaria de policía y los policías que tenemos en el mejor de los casos son formados en academias no universitarias o con cursitos de capacitación, mas la mayoría desempeñan de manera empírica sus funciones.
Sin embargo con lo que ya está hecho, la creación de Fiscalías autónomas, se puede hacer mucho pero hay que darse la oportunidad de verdaderamente partir de cero y al menos en lo que respecta a los altos puestos, designar para ocuparlos a personas que realmente se encuentren preparadas en el actual sistema de justicia y por ende descartar tanto a políticos como a personas formadas en el antiguo sistema de justicia y en el caso federal no cometer los mismos errores en los que muchos estados han caído al designar como fiscales a personas vinculadas a los Ejecutivos y que lo único que hacen es dar impunidad a quien los designó.
Twitter: @fefebas
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