AUDIENCIA INICIAL DE DUARTE: SIMULACIÓN Y REALIDAD
Sin lugar a dudas el tema que más ha sido comentado en la última semana es la primera audiencia que tuvo ante un juez federal de control el ya llegado a México Javier Duarte de Ochoa y me gustaría decir que esta audiencia se ha comentado tanto por tratarse de un caso relevante y mediático; sin embargo la realidad es que dicha audiencia ha sido comentada por la deplorable o mejor dicho ridícula actuación que los fiscales federales tuvieron en ella.
Y sí queridos lectores, la actuación de los fiscales federales fue ridícula, ya que conforme a los testimonios de personas que ingresaron a la audiencia inicial de Javier Duarte de Ochoa se supo que éstos desconocían la carpeta de investigación que estaban poniendo en conocimiento tanto de la defensa como del juez de control, desconocimiento que se vio al grado de que no encontraban siquiera las cifras del dinero del cual pretenden imputar al acusado su desvío, logrando acreditar únicamente el diez por ciento del monto por el que se pretende llevar a juicio a Duarte.
Resultando además curioso el que a dicha audiencia no haya acudido algún asesor jurídico por parte del ofendido, es decir Hacienda o la Auditoría Superior de la Federación, quienes fácilmente pudieron haber suplido las deficiencias más que notorias de los fiscales de la PGR, ya que durante años sus dependencias documentaron el caso y por lógica elemental se supone que bien pudieron haber hecho un mejor papel para sustentar la imputación.
Situaciones que nos ponen frente a dos situaciones que pueden estar ocurriendo, las cuales pueden estar sucediendo simultáneamente.
Ya que en primer lugar nos encontramos y siguiendo a los amantes de la teoría de la conspiración frente a una simulación en la cual la PGR se está exhibiendo y va a dejar el camino despejado para que Duarte de Ochoa y su defensa puedan ensamblar las piezas del proceso y el imputado pueda salir avante de las múltiples acusaciones en su contra, lo cual a mi juicio es difícil de sustentar porque en el actual sistema penal solo basta con demostrar con algún simple dato de prueba el que se haya desviado un solo peso para sujetar a proceso al imputado y en este caso y pese a las deficiencias del órgano acusador (la PGR), es absolutamente posible alcanzar la vinculación a proceso del imputado o de Duarte de Ochoa.
Pero el problema no para ahí, ya que una vinculación a proceso actual es incluso más laxa que el antiguo auto de formal prisión, debido a que solo bastan unos cuantos “datos de prueba” para vincular a proceso al imputado y esos sí que los hay en la causa.
Sin embargo el problema está en la ineptitud de los fiscales, la cual quedó de manifiesto en esta audiencia, ya que si en un caso tan mediático como este, fueron capaces de “zurrarla” como lo hicieron en esa primera audiencia, ¿Qué puede esperar cualquier persona que tiene un caso que someter a una fiscalía tan inepta de origen?; ya que es increíble el que los fiscales desconocieran incluso el contenido de la carpeta que estaban poniendo en conocimiento tanto de la defensa como del juez de control.
Sin embargo esa es la realidad que acontece en nuestro país en la cual la fiscalía que nos representa cuando somos víctimas de la comisión de un delito, simplemente no conoce la acusación y para ello podemos ver el caso de cualquiera que denuncia la posible comisión de un delito ante cualquier fiscalía, sea local o federal, y quien tenga el valor de hacerlo verá lo difícil que será judicializar su caso, aunque legalmente lo sea posible, ya que se estará frente a una serie de impedimentos burocráticos que retardarán el proceso en el mejor de los casos y en el peor pasará lo que pasó en el caso de Duarte.
Y eso sucede porque los fiscales son unos simples burócratas quienes como autómatas reciben los casos y lo menos que hacen es construir al menos una rudimentaria teoría del caso, ya que tienen su sueldo seguro independientemente de lo que hagan, es decir no están sujetos a resultados, como en cualquier despacho jurídico lo estarían y lo mejor para ellos es pasar el caso a la autoridad que consideren competente ya que según su óptica es menos trabajo para ellos y en el marco legal al que siguen acostumbrados, es mejor descargar el trabajo ya sea a colegas o al juez, de acuerdo a como el caso se vea, y ellos se quitan problemas, es decir hacen un despeje del balón, despeje que a los ciudadanos les cuesta seguir peregrinando de ventanilla en ventanilla hasta llegar a quien resuelva su caso. Sin embargo, casi nunca será un fiscal quien lo haga.
Y ahí es donde está el problema, ya que tanto con el show como con los pastelazos que recibieron los fiscales en el caso Duarte de Ochoa (ya que el de Duarte Járquez está aún pendiente) en la primera audiencia, nos demuestran el grado de impreparación que tienen quienes, al menos en teoría tienen que representar a la sociedad ante la probable comisión de un delito.
Así mismo también es justo decir y así lo hago como abogado defensor de profesión que soy, es decir se trata de algo instintivo, y por más que quiera la condena del imputado debo de comentar el craso error estratégico que cometió la defensa al desplegar como “un pavo real” todo su arsenal para exhibir la deficiencia de los fiscales asignados al caso en la primera audiencia y sobre todo sabiendo que el más mínimo dato de prueba puede lograr la vinculación a proceso, ya que con eso permitieron, como aconteció en el caso que nos ocupa, la reagrupación de la acusación y en la segunda audiencia no pudieron hacer prácticamente nada, debido a que infringieron un principio básico de la estrategia defensiva al salir a combatir al atacante sin conocer sus fuerzas y sabemos que por regla elemental de la vida que quien ataca tiene una superioridad en recursos, tantos ofensivos como económicos para emprender el ataque y quien defiende solamente cuenta con las murallas del punto que defiende, en el caso que nos ocupa las garantías constitucionales de cualquier procesado las cuales sabiendo utilizarlas en cualquier momento pueden dar una ventaja procesal, la cual es única de ese momento y sin embargo la realidad es que en una defensa se está de origen en una franca desventaja frente al Estado y por lo mismo las pocas fuerzas con que se cuentan se deben de reservar para un solo ataque letal en el juicio, nunca antes porque el escenario va a ser complicado al permitir que se reorganice la acusación, tal y como aconteció en este caso.
EPILOGÓN
Como actualización de último momento, ya que esta columna se manda a redacción en el fin de semana y tal y como lo dijimos la vinculación a proceso de Duarte era inminente tal y como sucedió y lo que sigue está por venir y esperemos que en la etapa intermedia entren las acusaciones del gobernador veracruzano para complementar los datos de prueba de la fiscalía y así se arme un buen caso en contra del segundo de nuestros atracadores, ya que Herrera es el mayor de todos ellos, y tampoco debemos de olvidar a los demás matarifes de aquella época como Nemi, Abdalá, de Antes, Mota y Zúñiga entre otros, así como sus secuaces quienes hasta la fecha están refugiados en dependencias federales siguiendo lucrando como si nada hubiera pasado
Por último, ¿de Reynaldo Escobar quién se acuerda? o ¿quién lo menciona ahora?; sería bueno saber cómo se puede llevar a la justicia a uno de los personajes principales que salieron beneficiados de la última docena trágica; sin embargo la justicia ni si quiera se acerca él, ya que hasta la fecha pasa como en los noventa se decía: que “esta persona navega con bandera de neutralidad”; lo que se decía de quien sabiendo lo que había hecho, hacía como si nada para pasar desapercibido hasta que llegaran mejores tiempos.
Así que esa es otra tarea de las muchas que tiene las fiscalías tanto federal como estatal, para lograr una verdadera justicia y en lo que sigue deben de evitar cometer los ridículos procesales y mandar a quienes conocen el caso en calidad de asesores jurídicos; ya que en verdad puedo decir que el país no va a aguantar más “errores” procesales en casos de políticos acusados de corrupción.
Twitter: @fefebas
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