FELIPE DE JESÚS FERNÁNDEZ BASILIO
GOBIERNO E IMPUNIDAD: O TAL VEZ SERÁ ¿PUEBLO E IMPUNIDAD?
Siempre se ha dicho que toda segunda parte resulta peor que la primera, sin embargo en esta ocasión vamos a intentar mejorar la columna anterior en la que después de una perorata política arribamos a la conclusión de que la impunidad se daba por causa de la negligencia e ineptitud de la Fiscalía frente a los delitos denunciados ante ella y lo que no voy a desmentir, sino que ahora voy a ampliar y a hacerlo extensivo a todo el gobierno e incluso a la sociedad.
Ya que hay un principio de cultura universal que dice lo siguiente: “Cada pueblo tiene el gobierno que se merece” y sí, eso es cierto, cada pueblo tiene un gobierno acorde a cómo éste es y a cómo se desempeña públicamente cada individuo.
No con esta columna voy a disculpar a los gobernadores priístas de las últimas décadas, quienes cometieron verdaderos crímenes de lesa humanidad con tal de robarse la mayor cantidad de dinero posible; para ellos y sus cómplices deseo y exijo que sean alcanzados por el largo (supongo) brazo de la justicia.
Sin embargo y también debo decirlo que con cualquier otra opción política estaríamos por lo menos en una situación parecida, ya que nosotros mismos como ciudadanos contribuimos a vivir como vivimos.
De hecho tuvimos doce años de gobiernos panistas y seguimos en ese tiempo viviendo con gobiernos debilitados por la corrupción, la inseguridad y la soberbia de quienes administraban el gobierno.
Y dirán Ustedes: busquemos otra opción y démosle el gobierno a López Obrador y sus secuaces y tal vez así mejoraremos.
Pero ¡Que creen!, les puedo vaticinar desde ahora que seguiremos igual y tal vez peor y no porque “El Mesías Tropical” sea una panacea como dicen sus partidarios o sea lo peor de lo peor, tal y como sus adversarios sostienen, y en consecuencia nos arrastre a un gobierno comunista o populista como el de Venezuela, ya que el sistema constitucional mexicano perfectamente puede resistir el embate de un populista como él; sin embargo les puedo vaticinar que incluso con “El Rayito de Esperanza” en la silla presidencial nos vamos a encontrar frente al mismo panorama de corrupción e impunidad con el que hemos vivido.
Y ¿Por qué digo eso?, lo digo porque la corrupción y el sistema está podrido desde la raíz y para explicarme mejor les diré que es como un cáncer terminal que ha invadido todas y cada una de las partes del organismo.
Y esa afirmación nos lleva a explorar el problema desde sus bases, es decir el pueblo y créanme apreciados lectores que nosotros como pueblo o gobernados tenemos mucho que ver con la corrupción y con la impunidad cotidiana y si no veamos los ejemplos siguientes:
Tenemos un problema legal o y acaso no ¿Damos alguna “mordida” para solucionarlo?; o ¿Se nos presenta algún problema administrativo y damos una “propina” para resolverlo?; o aumentando el nivel de dificultad al cuestionamiento: ¿Pretendemos obtener un contrato de la administración pública y acaso no, nosotros mismos ofrecemos el “diezmo” (no precisamente del diez por ciento) al encargado de adjudicar la obras?; O tenemos un problema de salud propio o de algún familiar y ¿No acaso buscamos a un conocido en el sistema público de salud?; o podemos incluso interpelar a muchos colegas abogados, quienes hacen de la corrupción un modo de vida al pedir dinero para dar al escribiente (un puesto verdaderamente anacrónico frente a las redescubiertas teorías del derecho procesal puro), a quienes se les ofrece dinero no solo para adelantar o retrasar un proceso, sino hasta para incluso comprar un fallo favorable; y así podemos ver muchos ejemplos cotidianos de corrupción popular.
Ejemplos que son más que bien recibidos por la contraparte gubernamental y que si bien son, como los filósofos dirían: intrínsecamente malos, también y desgraciadamente socialmente son aceptables y ése es el origen de cualquier gobierno que podamos tener, sea de la orientación política que sea.
Y no es que quien estas líneas suscribe sea un moralista, ya que la llamada “moral” a juicio de quien esto escribe es algo relativo a un determinado momento, tiempo y lugar socialmente aceptable; el cual puede variar si cualquiera de los elementos mencionados cambia.
Sin embargo, esa observación se sustenta en un análisis de nuestra realidad cotidiana y por lo mismo el resultado es muy cruel.
Ya que si nosotros mismos no exigimos limpieza a las autoridades y denunciamos cualquier atropello a nuestros derechos, pidiendo justicia sin dar cualquier tipo de mordida que incentive la corrupción, seguiremos viviendo siempre la misma pesadilla sin importar quién nos gobierne.
Ya que como se dijo antes: el gobierno no es más que un reflejo de la sociedad que lo produce.
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