Salvador Muñoz
Hipólito y Los Panchos
Llegó tarde a la comida del viernes… yo creo que pasadita de la media de acuerdo a lo acordado… culpa al tráfico… aún maneja su Cross Fox –me cuenta– y espera seguir usándolo hasta donde le sea posible… ¿pero por qué no usa cinturón el presidente electo de Xalapa, Hipólito Rodríguez Herrero?
La reunión la convocó la Asociación de Comunicadores de Veracruz y tuvo casa llena. Calculan que había entre 40 comunicadores y unos diez invitados.
Su plan de trabajo gira en torno al medio ambiente con la seguridad de que ha de repercutir en la economía capitalina, en algo que llama empleo ecológico en las colonias de la periferia donde la gente se encargará de dar mantenimiento y de la restauración de las áreas verdes.
Sabe que mucho de ello implica también un asunto de cultura entre la población, como en algo tan simple como es la basura, pero asegura que desde el primer día de enero, ha de llenarse de flores Xalapa.
Me gusta esa idea de aprovechar las aguas de las precipitaciones ante la escasez; dice el alcalde electo que el 40 por ciento del vital líquido se pierde en dos puntos: corrupción y una deficiente infraestructura.
Su apuesta cultural y artística la extiende a la región junto con otros diez municipios que igual son ricos en paisajes como en artistas, teatro, cine y sobre todo, música.
Piensa en la agroindustria como otra forma de generar desarrollo, pero no la basa en café y caña, sino en la diversificación.
Hay algo con lo que se debe luchar para atraer inversión: la imagen que se tiene del veracruzano en otras latitudes tras el paso de una administración estatal quye califica como “fauna nociva” y ahora se piensa “que todos somos de la misma calaña”.
Apuesta Hipólito a buscar una solución al comercio informal y lo más complicado: el respeto a las leyes que implica un cambio cultural en el pensar y sentir ciudadano…
Y si esto último lo lleva al primer párrafo donde me pregunto por qué no usa cinturón Hipólito, él responde que quizás sea un asunto de “época”, que cuando joven, no se usaba cinturón en el pantalón…
Los Panchos y reencuentros
“¿No es para viejitos?”, me dice una amiga al saberme en el concierto de Los Panchos… una joven, al término del espectáculo, sale cantando “Sombras nada más / entre tu vida y mi vida…” Le pregunto su edad: 22 años. Por allí otra pareja, ella 21 y él 19. La primera toca piano; el segundo, violín, el cual carga a su espalda… están presentes escuchando los boleros.
Platico con Gabriel Vargas, Adán Juárez y Taurino Vargas, quienes han mantenido por varias generaciones ese estilo tan singular en la primera voz así como el requinto, instrumento al que dio vida el Güero Gil en aras de acompañar los altos… ¿Lo patentó? ¿Patentó el requinto? le pregunto a Gabriel Vargas: “Creo que no…”, me responde.
Venían de Estados Unidos donde les rindieron homenaje en algún lugar de gringolandia de cuyo nombre no puedo acordarme…
Le digo a Gabriel Vargas que me parece increíble cómo un trío que surgió a mediados de los 40 siga provocando tanto, como en mi caso, que cuando estudiante, íbamos El Guaca, Mariano, el Jarocho, el Gato, el Abuelo (o sea, yo) a llevar serenata teniendo como escuela el estilo inconfundible de Los Panchos. Increíble: Tantas serenatas que hicimos y nunca le he llevado una a Brenda…
Interviene Adán Juárez, quien toca el bajo y es primera voz, para completar mi idea del romanticismo que atrae a un público que abarrotó al IMAC y que lo hizo ver insuficiente, “si no hubiera mujeres, no habría romanticismo”.
Al igual que yo, Messe Merari está emocionada de cantar al lado de Los Panchos, pero su emoción no se compara con lo que logra en mí cuando interpreta “La Bruja”... ¡es un portento de voz! ¡Me la imagino en góspel y estoy seguro que me haría llorar!
Me encuentro a varios amigos y me reencuentro con otros amigos, como el señor López Masegosa, quien me asegura que su padre, Eusebio López Mora fue invitado a participar con Los Panchos pero como ya venía en camino un niño, ya no pudo participar con el famoso trío.
O qué decir de María Elena Baruch, quien vino desde Acayucan y jamás pensó que fuéramos a reencontrarnos allí, en el IMAC, cantando con Los Panchos. Ella vino con su nieta Frida, cazadora de nubes y las alcanzó su otra nieta, Evelyn Ivens, niña menuda. Frida saca su celular y lo pone a mi oído y empiezo a escuchar una voz cálida, suave… “¡Qué bonito! ¿Quién canta?”, le pregunto y me señala a Evelyn Ivens… la canción que escucho es “Impermeable”... me dice que está en youtube.
¿Los Panchos para viejitos? Supongamos que sí. Entonces, bien merece mi reconocimiento Román Moreno, quien hizo posible no tan sólo que vinieran a Xalapa Los Panchos, sino algo que creo más importante. La mayoría de los empresarios de espectáculos apuestan a un público joven pero es raro que se piense en traer espectáculos para la tercera edad, y mejor aún, a precios sumamente accesibles… aunque al final, realmente no creo que Los Panchos sea para viejitos, sino realmente es para quienes pueden cantar “nuestras almas se acercaron tanto así / que yo guardo tu sabor / pero tú llevas también, sabor a mí” y sólo se puede cantar así, cuando se está enamorado de la música, del bolero, o de la Mujer…
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