Por Sergio González Levet
En este momento del proceso electoral municipal, cuando se están terminando de definir los candidatos de todos los partidos para los 212 ayuntamientos veracruzanos, es cuando por lo general empiezan a filtrarse resultados de las encuestas que fueron mandadas a hacer con el fin de tener información sobre las simpatías y aversiones del electorado en las ciudades grandes e importantes.
Difícilmente se podría encontrar una encuesta que traiga números generales sobre los resultados que obtendrían los partidos o alianzas a nivel estatal, porque sus datos resultarían ociosos. El costo de un ejercicio de opinión en ese sentido sería oneroso e inútil y difícilmente lo absorberían quienes están tomando las decisiones para cada municipio y para cada color. En verdad que nadie está para tirar el dinero en estos tiempos de apretazones y emergencias económicas.
Que si a nivel estatal el PAN se mantiene arriba, o que si Morena sigue subiendo en las intenciones del voto, o que si el PRI ha caído del gusto ciudadano, o que si ciertos candidatos independientes se están colocando por encima de los partidos chicos, o que si éstos perderán el registro porque no alcanzarán el porcentaje mínimo del 3% de toda la votación estatal requerido por el OPLE son datos que podrían interesar a lo mucho a algún investigador universitario que esté desarrollando un proyecto sobre comportamientos electorales. Pero a los jerarcas de los partidos, a los gobernantes y funcionarios inmiscuidos les interesa conocer cómo va la cosa en cada pueblo y en cada ciudad de Veracruz de manera particular.
Las encuestas revelan información momentánea sobre gustos e intenciones sufragistas de la población, pero esa información no es un dato estático porque las condiciones que llevan a un ciudadano a votar son múltiples y muchas operan efectivamente hasta el mismo momento del cruce de la boleta en la urna.
De ahí tantas sorpresas que hemos visto, gozado y/o padecido en resultados electorales durante los últimos 30 años.
La situación real de cada partido la sabremos después del 4 de junio, y mientras tanto las especulaciones que se hagan tienen más un tinte propagandístico que un sustento efectivo.
Bien dice Porfirio Muñoz Ledo que el análisis político no es un juego de adivinanzas, sino un ejercicio intelectual en el que cuentan los datos duros y no los anticipados.
Claro que los partidos políticos emplearán, como siempre lo han hecho, todos los recursos a su alcance para promover a sus abanderados en esta contienda. Claro también que algunos no dejarán de caer en la tentación de inventar un poquito por acá, aumentar un poquito por allá, sesgar un poquito un dato por acullá, con la intención de arrimar votos a su causa.
Pero lo cierto, lo verdaderamente cierto lo podremos ir vislumbrando cuando se registren definitivamente los candidatos, se determinen las planillas que los acompañarán, se adentren las campañas y nos encaminemos a votar -ojalá que mayoritariamente- por nuestras nuevas autoridades municipales para el ciclo 2018-2021.
No antes.
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