Salvador Muñoz
“Acaban de asaltar el Coppel de Cárdenas”, el mensaje que recibo en el celular. Atravieso el parque y de inmediato hago cálculos con metros, distancia, tiempo y probabilidades que al final se resumen en “fue cerca de aquí”. ¡Pinches matemáticas o pinches nervios! O parafraseando al ínclito: “¡Pinches miedos!” Volteo y acelero el paso con Harry rumbo a casa-fortaleza entre llaves, candados, perro y alarma como bien recomendara Arturo Bermúdez Zurita, cuando se encargara de la seguridad en Veracruz. Una vez en casa, vuelve la calma.
II
Escucho por periscope al Gobernador y por allí, se deja recordar a un Miguel Alemán que aseguraba que en estos tiempos, se podía gobernar a larga distancia, por teléfono. Fidel Herrera era mediático y apostaba creo yo, a los impresos… digo, para que hayan florecido tantos diarios, semanarios y demás fauna en su sexenio. Nos quejábamos de Javier Duarte y sus tuitazos pero asumimos como de lo más normal el trabajo de difusión de Yunes Linares por periscope, quien responde a los cuestionamientos sobre inseguridad y cita que en el caso de los asaltos bancarios, sin restar importancia a los sucesos, se tiene una percepción equivocada, es decir, un atraco a una institución bancaria no es como nos la pintan en las películas de Hollywood, y más en un mundo donde el dinero es, por así decirlo, “electrónico”. Un botín, asegura, oscila entre 2 mil y 17 mil pesos por atraco.
Hasta ahí, todo bien… me sorprende cuando me llega una nota donde atribuyen al gobernador la siguiente perla: “la inseguridad en Veracruz, un tema de percepción de los ciudadanos”.
Si bien, la cifra entrecomillada es cierta, la autoría no.
III
Es curioso, pero leí por ahí una nota de un tipo que al ofrecer resistencia en un atraco, fue acribillado de trece puñaladas. Esto, en una colonia popular de Xalapa y sobre una avenida, por así decirlo, muy transitada. No me sorprende tanto el atraco como la cantidad de puñaladas que marca la nota… igual estuve al tanto de la información sobre el delegado de la Conafor que al menos hasta la tarde de ayer, seguía desaparecido. Hubo un tipo que encontraron degollado, en un camino, semidesnudo. Pero es curioso, ninguna de estas notas anteriores me impactó tanto como el atraco a la tienda Coppel. ¿Por qué? Ah, porque tal negocio está a menos de un kilómetro de distancia de mi casa y esa sensación de que los asaltantes pudieran cruzarse en mi camino justo cuando Harry y yo paseábamos por el parque, causó en mi zozobra.
No creo que se trate de un sentimiento egoísta, sino de percepción o en una de ésas, hasta de instinto de sobrevivencia.
IV
No recuerdo si fue Juan Antonio Nemi Dib el que lo dijo, o si lo soñé o me lo contaron… parafraseando a Jorge Luis Borges, éste sí Ínclito, con mayúsculas, pero lo que sí no tengo en claro es si fue en Querétaro o Guanajuato que se pidió a los medios de información que no manejaran los hechos delictivos en aras de que no se espantara al turismo.
Hace algún tiempo, la nota policiaca se concentró en accidentes vehiculares, crímenes pasionales y pleitos de borrachos. Los decapitados, desmembrados, levantados y ejecutados fueron víctimas de “desapariciones forzadas” en las líneas editoriales de muchos, en su mayoría, medios, por temor al crimen organizado.
V
La inseguridad o seguridad, al final del día, está directamente relacionada con la percepción de nuestro entorno. Y va desde aquella mujer que cuando me ve a la distancia en la misma banqueta que camina, opta por cruzarse a la otra calle; o en aquel amigo, familiar, conocido, compañero de trabajo que nos platica que él o ella, o el primo de un amigo, fue víctima de un atraco, robo, asalto, sea en su persona, domicilio o patrimonio, y es entonces que percibimos esa inseguridad que a veces la comodidad de tres candados, una alarma y un perro, como marca el ínclito de los “¡Pinches medios!”, nos brinda al sabernos estar a salvo en una casa-fortaleza. Sí, todo es percepción como encabezaron la nota de Yunes Linares.