Pepe Valencia
Más de dos meses han trascurrido desde la asunción de Miguel Ángel Yunes Linares a la gubernatura y la gente aplaude el que se hayan acabado los bloqueos en la vía pública, el encarcelamiento de César del Ángel Fuentes y el cese de “aviadores” que, sin devengar, cobraban jugosos sueldos de la nómina oficial.
En cambio, se ha despedido a empleados que sí trabajaban. Se habla de más de 10 mil dados de baja y de miles a los que se les han recortado sus salarios, con el pretexto de que es insuficiente el presupuesto.
En cuanto a la inseguridad, que Yunes Linares ofreció en campaña reducir en un 50 por ciento, no ha bajado nada. Y en lo que respecta a la corrupción, no ha caído en prisión ningún político de alto nivel. El ex gobernador Javier Duarte de Ochoa continúa libre.
El próximo domingo viene a Xalapa, Andrés Manuel López Obrador, quien seguramente llenará la Plaza Lerdo y dirá verdades que influirán en las elecciones municipales de este año. Por lo pronto, júrenlo ustedes, la coalición PAN/PRD encontrará un formidable adversario en MORENA.
Vivimos los prolegómenos de la sucesión gubernamental. Por un lado, Yunes Linares pretende heredar el cargo a su hijo Miguel Ángel Yunes Márquez y, por el otro, Fidel Herrera Beltrán moverá sus piezas para impulsar a su vástago, Javier Herrera Borunda, para el senado o, ¿por qué no?, rumbo al palacio de gobierno estatal.
En este escenario, aparecen también los Yunes Rojos, Pepe y Héctor. Si azules, rojos y verdes se destrozan entre sí, el candidato de AMLO se alzaría con la victoria y nadie lo pararía en su carrera a Los Pinos.
Volviendo a Miguel Ángel y los más de 60 días de gobierno, ha abierto tantos frentes y enemigos, que no sería raro que ocurriera lo que hace exactamente 20 años, cuando se unieron todos para hacerlo morder el polvo y derrumbar su aspiración de ser gobernador.
Esta vez el damnificado directo no sería Yunes Linares, sino su delfín.
El 1997, el artífice de la derrota política de Miguel Ángel fue Fidel Herrera Beltrán, mismo que ahora se perfila de nueva cuenta como el estratega que le truncaría sus sueños de imponer gobernador en 2018 y de incrustarse en el gabinete presidencial de un eventual gobierno panista.
Hay quienes comparan a Miguel Ángel Yunes Linares con Donald Trump: ambos se ha peleado con todos.