Gustavo Ávila
Si los historiadores del futuro quisieran saber lo que sucedió en México en los años setenta y ochentas, bastaría que le echaran un vistazo al libro Memorias de mis Tiempos que escribió mi amigo Ruben Pabello Rojas como parte de su autobiografía. En este documento, don Rubén ofrece una perspectiva del México que le tocó vivir, pero no sólo relata sus vivencias políticas, sino que plasma con maestría lo que sucedía en el entorno social, la música, la lucha libre, los problemas económicos y políticos, etc.
Este libro lo he releído varías veces, y siempre descubro algo nuevo, porque además hay que leerlo entrelíneas, que es lo más interesante, es ahí en donde entrelaza uno sus propias experiencias con las relatadas por don Rubén.
No tenía idea de todo lo que ha vivido Rubén Pabello Rojas, con todas las personalidades que tuvo contacto, los gobernadores con los que colaboró, su paso por la Secretaria de Gobernación, por el Sector Popular del PRI, por la Presidencia Municipal de Xalapa, por el Congreso.
En sus memorias aparecen solo unas pocas de sus vivencias, una de las más interesantes es cuando en compañía de su padre, don Rubén Pabello Acosta se encontraba en la oficina del profesor Rafael Arriola Molina, y en ese preciso momento recibió al periodista José Luis Hernández corresponsal del Excélsior y del Dictamen, relata don Rubén que fueron testigos presenciales de la arrebatada declaración del ex Presidente del PRI Estatal en contra del Sistema, cuando salieron de esa oficina, don Rubén y su padre comentaron la entrevista que habían presenciado.
Esa misma tarde dicha entrevista salió en las Últimas Noticias de Excélsior y al otro día ocuparon en el periódico las ocho columnas con la descabellada declaración de Arriola Molina. Esa declaración fue aprovechada por Echeverría, viejo enemigo del profesor, para que su caso fuera congelada en el Colegio Electoral, y por esa razón nunca llegó al Senado.
Una de las fotografías del acervo documental que encuentra uno en sus memorias es en la que está del brazo de Angelica María, la novia de México en aquel entonces. Y aproveché una visita que le hice para preguntarle algo fuera de lo político, las respuestas a los temas políticos son cuidadosamente calculadas, y a mí me interesaba conocer el lado humano de Don Rubén: Mi estimado amigo, le voy a hacer una pregunta y si no quiere no me la conteste, ¿Usted tuvo alguna relación sentimental con Angelica María?
- Mi estimado Gustavo - vi que su mirada la fijaba en un punto en el infinito- es una pregunta dolorosa, en aquel entonces yo era muy joven y estaba soltero, efectivamente la mamá de Angelica quería que yo hubiera sido el novio de su hija, ella quería para su hija alguien parecido a mi perfil, alguien que no anduviera en la farándula, pero Angelica en aquel momento estaba inmersa en su mundo, un mundo totalmente ajeno a mi realidad, eran los tiempos de Enrique Guzman, de César Costa, de Alberto Vázquez, y yo estaba metido en el mundo de la política. Angelica no estaba interesada en el ambiente en el que me movía, ella buscaba crecer en el mundo al que pertenecía. Hubiera sido una relación interesante, no lo niego, Angelica era una mujer hermosa.
Faltan muchas vivencias que no aparecen en sus memorias, pero don Rubén ya no quiere escribir…