Arturo Reyes Isidoro
Era el mes de julio. Se acababa de publicar en la Gazeta Legislativa el decreto con el que el gobernador Javier Duarte de Ochoa basificaba a trabajadores del Gobierno del Estado.
Yo fui de los que opiné que no estaba de acuerdo porque ya para entonces era grave el problema de la falta de recursos y no había que ser un experto en finanzas para advertir que no habría para pagar.
Dejaba muy en claro que no estaba en contra del derecho y del anhelo de todo trabajador de tener seguridad laboral con una base, pero dije que veía la medida de Duarte sólo como un recurso para fastidiar al recién nuevo gobernador electo, Miguel Ángel Yunes Linares, y complicarle su llegada al poder.
Argumentaba eso preguntando que si la medida era buena por qué Duarte no la había decretado desde su llegada al gobierno sino, por el contrario, había puesto en marcha un programa de “retiro voluntario” y desde entonces en todas las Secretarías estaban despidiendo personal en lugar de basificarlo.
El gobernador electo se había opuesto férreamente a la iniciativa de Duarte e incluso se entrevistó para tratar el tema con el entonces presidente de la Junta de Coordinación Política de la Legislatura, Juan Nicolás Callejas Arroyo, tratando de que no se aprobara.
Pero cuando se aprobó, Yunes Linares hizo severa crítica a Callejas, en lo que disentí por el tono en el que lo había hecho.
Ese mismo día, 15 de julio, por la noche recibí una carta del, a partir del primer minuto del jueves, nuevo Gobernador Constitucional. Argumentó su postura pero, para mí muy importante, me dio la más “absoluta seguridad” de que como gobernador en funciones será “ejemplo de atención y respeto a la crítica” periodística.
En “Prosa aprisa” ya he comentado que con Javier Duarte de Ochoa, por mi línea de análisis crítico sufrí represalias. Nunca me metí en lo personal con su persona ni con su esposa ni con su familia. Comenté críticamente lo que hacía o estaba mal, según mi juicio.
Pero el hoy prófugo llegó incluso a reprochar y a reclamar a tres de sus entonces colaboradores, Gerardo Buganza Salmerón, Tomás Ruiz González y Enrique Ampudia Mello, que trataran con su “enemigo”, porque, debo reconocerlo, no sólo no estaban de acuerdo con que se me agrediera sino que cuando podían me invitaban a reunirme para platicar con ellos.
Al cambio de cada régimen siempre hay la inquietud entre quienes hacemos periodismo crítico por saber cómo será el comportamiento del nuevo gobernante y el trato con respecto a la prensa.
En el caso del gobernador Yunes Linares, como ha sido mi línea, si hace las cosas bien lo habré de reconocer y así lo comentaré, pero si se equivoca o falla, también lo diré. Finalmente gobernante y periodista tienen un mismo objetivo cuando se actúa profesionalmente: servir a la sociedad, cada uno en la esfera de sus responsabilidades. Siempre he pensado que no ayuda uno cuando es complaciente con el hombre del poder.
Por eso, cuando recibí su carta aquel 15 de julio me fue tranquilizador leer sus palabras, que creo que valen para todos quienes hacemos periodismo crítico, profesional, sin más propósito que servir al lector, que también es el ciudadano, el representado del gobernante. Y por su oportunidad, ahora la transcribo íntegramente:
“Muy estimado Arturo, un saludo muy afectuoso y la más cordial invitación para reunirnos cuando tengas un espacio.
Comento brevemente tu columna.
No hay violencia verbal cuando se habla con la verdad y se utilizan argumentos jurídicos para oponerse a la arbitrariedad.
Lo que sí hay es una violencia brutal contra 8 millones de veracruzanos, a los que el gobierno saliente agrede con sus decisiones (no sólo el Ejecutivo, también algunos miembros del Legislativo y del Judicial).
Vienen nuevas épocas querido Arturo, de debate, de discusión, no de silencio impuesto como sucedió casi siempre en Veracruz.
No te preocupes, ignoro a que te refieres cuando hablas de actitudes negativas del pasado, pero puedes tener la más absoluta seguridad que el Gobernador Miguel Ángel Yunes Linares será ejemplo de respeto y atención a la crítica, a toda, incluso a la infundada y malsana (que no es tu caso).
Nuevos tiempos Arturo, serán mejores para todos.
Fui electo para que Veracruz cambie y un contenido importante del cambio es la vida democrática y la libertad de expresión; se vivirán a plenitud, sin más restricciones que las que dispone nuestro orden jurídico.
Cada ocasión en que sea necesario defender el interés de los veracruzanos me verás en la trinchera, con la mente y el corazón por delante.
No esperaré en casa cómodamente instalado a que llegue el primero de diciembre mientras veo cómo desde el abuso y el desquiciamiento incendian a Veracruz, no Arturo, no soy así, soy distinto, creo que para bien.
Mañana mismo volveré a acudir a los medios para difundir nuevos hechos que ponen en riesgo la estabilidad de nuestro Estado. Esa es mi obligación. Te aseguro que no lo haría Juan Nicolas Callejas Arroyo, ni nadie de los que −instalados en la comodidad de un presente que ya murió− siguen creyendo que podrán perpetuarlo.
Veracruz va a cambiar, para eso me eligieron.
Saludos con el afecto viejo y entrañable de siempre. Un abrazo a tu hijo.
Miguel Angel Yunes Linares”.
Entregará Flavino personalmente
Ja. Ayer, los huéspedes de los cuartos de arriba del hotel Fiesta Americana de Boca del Río creían estar filmando la balacera de su vida.
Y cómo no si el estruendo y el tableteo de las “tartamudas” AK47 retumbaba por todo el inmueble.
Más cuando vieron cómo el agua se teñía de rojo, mientras que todos los empleados y huéspedes que estaban en la parte de abajo se tiraban pecho a tierra.
Pero no. Por fin todo se aclaró. ¡Estaban filmando la película “El vuelo del alacrán”!, de la productora Argos de Epigmenio Ibarra.
La noticia pronto llegó a los cafés y la flota del puerto dio su propia versión: que estaban calentando el ambiente para la transmisión de poderes.
Como si algo faltara: hasta balacera, aunque con balas de salva, en uno de los más famosos hoteles, y de Boca del Río.
Pero por fortuna, ya en la vida real todo apunta a un cambio de estafeta a la media noche del miércoles-jueves en total civilidad política.
Cuando llegue Miguel Ángel Yunes Linares ahí estará esperándolo Flavino Ríos Alvarado para entregarle la estafeta y desearle éxito en su gestión.
Será un momento histórico porque marcará formalmente el fin de la hegemonía de los gobiernos del PRI.
La prensa digital y la impresa diaria ya han publicado con detalles lo que tiene programado hacer el nuevo gobernador en la víspera y tan pronto asuma el gobierno.
El gobernador saliente –interino– Flavino Ríos Alvarado, por su parte, cerrará trabajando hasta el miércoles mismo.
Este martes viajará a San Andrés Tuxtla para inaugurar el Palacio de Justicia acompañando al presidente del Tribunal Superior de Justicia, Alberto Sosa Hernández.
Mañana miércoles encabezará una reunión de sanidad vegetal, luego inaugurará el edificio de la policía auxiliar en La Reserva y concluirá encabezando una reunión del Grupo de Coordinación Veracruz, para hacer un recuento de los resultados de su gestión de 48 días en materia de seguridad. Tentativamente dirigiría un mensaje a los veracruzanos antes de entregar el Gobierno.
Y a partir del lunes 5 se reintegra a su notaría en Minatitlán.