25 de Noviembre de 2024
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OPINIÓN/ Javier Duarte y Guillermo Padrés

 

Mario Javier Sánchez de la Torre

 

Lamentable, pero muy cierta la forma en que el presidente de este país, el devaluado Enrique Peña Nieto, abordó el tema de la corrupción que se ha venido dando en casi todos los ex gobernadores de este saqueado país. Pues por desgracia para los mexicanos, los diferentes partidos que han gobernado tanto a nivel del gobierno federal estatal, municipal y de la Ciudad de México –antes Distrito Federal– sin excepción, han mostrado tener corruptos entre sus militantes, unos en mayor medida que otros, pero esto puede ser que algunos han tenido mayor oportunidad de llegar al poder y permanecer más tiempo en éste. Aunque la lastimosa cuestión para todos los mexicanos es que en todos los institutos políticos hay corruptos y en algunos, a gran escala.

Así pues es como el Ejecutivo federal repartió la corrupción que hay entre algunos de los políticos de esta vejada nación. Siendo en estos momentos dos exservidores públicos de primer nivel en sus entidades los que están atrayendo la atención no solamente nacional, sino también internacional. Nos referimos a los casos del panista Guillermo Padrés y el priista Javier Duarte de Ochoa, uno exgobernador del Estado de Sonora y el otro gobernador con licencia, que para el caso es lo mismo, exgobernador del Estado de Veracruz.

En el caso de Guillermo Padrés, el pasado lunes 24 del mes en curso la Comisión Anticorrupción del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Acción Nacional que tiene a su cargo Luis Felipe Bravo Mena, lo citó para analizar el asunto de su expulsión. Acto que no cumplió el prófugo exgobernador de Sonora, pues por el momento nadie sabe en dónde está, ya que al haber una orden de aprehensión en su contra, para evitar ser detenido está escondido, como todo buen rufián. Y lo único que hizo fue mandar una carta a los integrantes de la citada Comisión, aduciendo que no se presentaba porque no quería ser exhibido públicamente en forma denigrante para él. Posición un tanto ridícula, pues exhibido ya está desde que era gobernador de esa entidad federativa con la gran cantidad de acciones erróneas que cometió y ahora más, con todos los hechos de corrupción que han salido a la opinión pública a partir de su separación del importante cargo. Y ser exhibido en forma denigrante, eso lo hubiera pensado antes de cometer los abusos y pillerías que cometió durante su periodo de gobierno.

Por lo que corresponde al caso del extremadamente corrupto gobernador con licencia del Estado de Veracruz, las cosas están en la misma tónica que el caso Sonora, solamente que en grado superlativo. También está prófugo de la justicia federal y también fue citado por la Comisión de Justicia Partidaria del todavía su partido, el Revolucionario Institucional, que preside Fernando Elías Calles, para el día de ayer, martes, a las 13:00 horas. La cita fue para recibir los alegatos en su defensa. Situación que hasta el momento de redactar la presente no teníamos información de si sí o no había asistido. En el caso de que no se presentara, la Comisión sesionaría y recibiría a sus representantes en el caso de que haya alguno. Ayer mismo, después de las 6:00 de la tarde, la Comisión volvería a sesionar y en ese momento según lo que haya sucedido por la mañana, se le expulsaría o no. Situación que estamos seguros sucedió, pues difícilmente el protegido del más obscuro gobernador que ha tenido Veracruz salió de su escondite solamente para seguir perteneciendo al PRI, partido al cual no se tiene conocimiento que haya pertenecido antes de entrar a la vida pública veracruzana y exponerse a ser detenido por las autoridades correspondientes. La expulsión se notificaría y publicaría en los estrados del Partido Revolucionario Institucional para sus efectos político-partidistas. Aunque el peor gobernador que ha tenido Veracruz si lo desea tiene el derecho de recurrir su expulsión ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), mediante juicio para la protección de los derechos partidistas de los ciudadanos. Acción que con toda sinceridad se duda lleve a cabo, porque además perdería, seguramente el fallo sería en su contra.

Así pues tenemos a dos “brillantes exponentes” de la corrupción que lamentablemente se está dando en el ámbito de la política mexicana. Ambos pertenecen a las que hasta ahora aún son las dos principales fuerzas políticas del país: el PRI y el PAN. Y que también por su posición ante el electorado nacional deben restituir su imagen y la de sus candidatos, tanto para las elecciones del 2017, como la más importante, la del 2018, en la que está en juego la Presidencia de México. Pues estos dos partidos políticos tienen un enemigo común que está amenazando vencerlos como lo es el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) del polémico Andrés Manuel López Obrador.

Hasta el viernes.

 

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