Jorge Arturo Rodríguez
Federico Nietzsche escribió: “Ayúdate a ti mismo, y todos te ayudarán. Principio del amor al prójimo”. Lo que me llevó a consultar en el diccionario qué chingaos significa la palabra filantropía: “Tendencia a procurar el bien de las personas de manera desinteresada, incluso a costa del interés propio”. Nótese que dice “tendencia”, no precisamente decisión, digamos que es una afición, un hobby, un divertimento en tiempos libres. Pero algo es algo, ¿no? Recuerdo la definición del vocablo “Filántropo” de Ambrose Bierce: “Anciano caballero, rico y generalmente calvo, que ha aprendido a sonreír mientras su conciencia le roba los bolsillos”. Entiendo lo de calvo y sonreír, puesto que quien escribe casi tiene ese aspecto, más no de conciencia ni de rico. Pero a quien ayuda Dios le ayuda, y si no habría que buscar la lana en otra.
En “Revista R” del Diario Reforma leo: “Falsa filantropía. Los partidos políticos crean fundaciones para ganar promoción, buena imagen y financiamiento al margen de la ley”. Luego se apunta: “los partidos políticos encontraron en la creación de organizaciones sociales civiles la forma segura de darle la vuelta a las leyes electorales. A través de asociaciones civiles e Instituciones de Asistencia Privada, estos políticos presionan a sus partidos para obtener candidaturas, recorren sus estados posicionando su imagen –incluso en momentos de veda electoral- y acumulan donativos que utilizan para su promoción personal sin rendir cuentas. Todo esto, sin riego de ser sancionados por las autoridades electorales”. Así de facilón es la filantropía política.
Los grupos filantrópicos, ligados de algún modo con la clase política, reciben apoyos gubernamentales y algunos de ellos se benefician de incentivos fiscales, como deducibilidad de impuestos; realizan diversas actividades, regalan lentes, despensas, sillas de rueda, cobijas, materiales de construcción, juguetes, útiles escolares, medicinas, cortes de pelo y hasta organizan 15 años comunitarios y fútbol.
“Especialistas indican que el riesgo de que los políticos utilicen asociaciones de la sociedad civil para promoverse es que restan credibilidad al sector, quitan recursos a organizaciones serias y arrebatan causas sociales que no saben cómo atender”. Ahí ‘ta el detalle. Y reciben millones de pesos. ¿Nos animamos a crear una asociación filantrópica con algún partido político?
¿Será cierto que la organización de Josefina Vázquez Mota “Juntos podemos” recibió fondos por 414 millones 468 mil pesos en 2015, y 468 millones 666 mil 169 pesos en 2016 por parte del gobierno federal”. ¿Tons? ¿Somos o no somos? ¿O nos hacemos?
Los días y los temas
Muy de acuerdo: “La LXIII Legislatura de Veracruz en este 2016 ejerce uno de los presupuestos más bajos del país, de 676 millones de pesos, mismo que es utilizado de manera racional y con apego a principios de transparencia…”.
El Comunicado agrega interesantes datos: “Veracruz, en comparación con otros Congresos: Con 39 diputados el Congreso del Estado de Jalisco ejerce un presupuesto de 691 millones de pesos; con 33 legisladores, Sonora ejerce 610 millones de pesos; con 66 diputados el Congreso de la Ciudad de México (antes Distrito Federal) ejerce un mil 820 millones de pesos y con apenas 25 diputados el Congreso de Baja California cuenta con un presupuesto de 563 millones, por citar algunos ejemplos”. El que bien empieza, excelente acaba.