Agustín Contreras Stein
LOS PRESUPUESTOS nacionales, siempre se han fijado, principalmente, con el respaldo del petróleo. Por eso, la economía mexicana, se ha dicho constantemente, está fincada en la producción petrolera y consecuentemente, en sus precios internacionales.
Sin embargo, México, como otros países del mundo, se ha enfrentado en los recientes años a un grave problema, como es el caso de los bajos precios del barril de este energético, lo que ha puesto en serios aprietos a las autoridades federales para poder cumplir con los compromisos contraídos, basados indudablemente en la producción petrolera y sus precios.
El famoso oro negro se ha degradado en su precio y en su producción, pues nuestro país, que no ha mirado hacia otras fuentes de ingresos, ha tenido que buscar, rascar, propiamente, en el subsuelo nacional para encontrar el energético, pues las fuentes más fáciles de explotar ya se agotaron y ahora, añadiendo al bajo costo del producto, en el ámbito internacional, aparecen los costos de producción, más aún cuando México no cuenta con la suficiente tecnología para poder extraer el producto.
Pero esto no quiere decir, por ejemplo, que la reforma energética haya fracasado, pues el petróleo no representa el total del respaldo requerido, pero eso sí, constituye la mayor parte del éxito en esta industria.
Recientemente, se informó que en aguas nacionales se había encontrado una enorme fuente de petróleo, superando las expectativas que se tenían, pues conforme avanzaban los estudios en profundidad se confirmaba que la existencia del crudo en esta zona del Golfo de México es de seis yacimientos de crudo súper ligero y cuatro más de ligero.
Lo que hasta ahora no se ha aclarado, quizá por lo reciente de los descubrimientos, es cómo es que se explotarán estos yacimientos, que requieren, necesariamente, de mayor tecnología, la cual, sin duda alguna, tendrá un elevado costo que conforme a los precios actuales del crudo no habrá utilidades que respalden el paquete económico que también en recientes fechas fue presentado ante el poder legislativo del país.
Aún cuando ha sido el petróleo la base de la economía nacional, sus precios tambalean constantemente, sin que haya, hasta el momento, un política petrolera mundial que detenga su caída y supere los precios actuales, fijando, además, un tope necesario con el cual se garantice, para los gobiernos petroleros, que puedan hacer sus cuentas del gasto público con más certeza y no tener que verse comprometidos por largo tiempo y dejar de hacer lo que se tiene programado, aún cuando en la aprobación presupuestal se tomen en consideración estos efectos y con toda precaución, se aprueben los presupuestos de cada año.
Aún cuando los precios del petróleo de los últimos meses han disminuido considerablemente, el gobierno federal no ha puesto especial énfasis en otras fuentes de ingresos, como es la propia industria turística que bien ha demostrado tener la suficiente capacidad para poder resolver muchos de los problemas económicos del país.
El mismo campo ha estado abandonado y estamos importando granos que no se producen en México, por no contar con los apoyos que requieren los productores nacionales, lo que ha impedido que la agricultura avance y se convierta, también, en otro factor económico que apoye, incluso, a la producción petrolera.
Los mismos ingresos petroleros han sido la causa más evidente de que no se quiera ver con buenos ojos al campo mexicano y más cuando en este momento ya se ha convertido, por su abandono permanente, en un serio problema de rescate económico nacional, pues no se puede calcular, en este momento, el costo que representaría para el Gobierno apoyarlo y esperar los resultados del mismo.
Para que la reforma energética no fracase, es necesario acompañarla de otras más relacionadas con los ingresos nacionales, a fin de apoyarse mutuamente-
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