Agustín Contreras Stein
CADA AÑO el informe presidencial llama la atención de todos los mexicanos.
Hay razones suficientes para que así sea.
Por un lado, una mínima parte del pueblo mexicano quiere saber lo que está pasando en relación a la administración de los recursos y las obras materiales que se han realizado.
Pero otros, que también son la gran mayoría, se inclinan por saber qué pasará con el precio del gas, de la gasolina y de los productos necesarios para la subsistencia familiar.
Se acostumbra que en este acto se den a conocer anuncios de cierta relevancia política y económica.
Y aunque todo parece marchar tranquilamente, la verdad de las cosas es que el mandatario nacional requiere de más popularidad y aceptación, luego de una baja considerable en la apreciación de los ciudadanos respecto de su gobierno.
Por eso, aunque es poco probable que así sea, hay quienes externan en este momento que el Presidente de la República pudiera añadir al informe presidencial los anuncios importantes que levanten los índices de su preferencia en todo el país.
Desde luego que no se hablará de los precios de las gasolinas, los cuales han aumentado recientemente, aún con la promesa hecha por el gobierno federal de que estos precios no se incrementarían más.
Sin embargo, en este momento ya todos estamos pagando el incremento y se apuesta, solamente, por la liberalización de los precios de estos combustibles que está planeada para el años 2018, aunque la propia Secretaría de Hacienda y Crédito Público ha estado insistiendo ante el Congreso federal que dicha liberalización de los precios de las gasolinas se adelante y sea a partir del primero de enero del próximo año.
Quizá esto constituya, de alguna manera, un anuncio que daría un poco de esperanzas para el pueblo mexicano, pues se espera que mediante este proyecto los precios puedan moverse de acuerdo a las condiciones en que también se muevan los precios del petróleo.
Sin embargo, los mexicanos esperan más noticias, quizá más sobresalientes del gobierno federal, para este primero de septiembre, fecha en la cual el mandatario nacional, obligado constitucionalmente, acuda a la sede del Congreso federal para entregar el correspondiente informe de labores.
El Presidente Peña Nieto está urgido de una buena aceptación cuando faltan solamente dos años y cuatro meses para que deje el cargo, pero lo más importante e interesante, será mucho antes, cuando se tenga que definir el camino de la sucesión presidencial.
El PRI no las ha tenido todas consigo, porque la mayoría de sus ilustres militantes, los que gobiernan en los Estados y a nivel nacional, no han hecho las cosas bien y por eso ha estado recibiendo fuertes críticas políticas y lo más doloroso del caso, es la serie de derrotas que ha tenido que soportar, provenientes, la mayoría, del hartazgo político que han generado las recientes generaciones de políticos que han terminado con todos los recursos públicos y la confianza popular.
La mayoría del pueblo, la misma clase política del país, esperan un mensaje más esperanzador, respecto del combate a la corrupción, donde se centra en estos tiempos, el mayor interés por saber si el Presidente de la República quiere y pretende actuar o dejará hacer, dejando pasar.
Si no hay una esperanza para el pueblo, en el próximo mensaje presidencial, con motivo del cuarto informe de Gobierno, la popularidad y aceptación del gobierno del presidente Peña bajará aún más, con lo que se cuela, así se dice, el tres veces aspirante a la Presidencia de la República.
CON EL PODER QUE han alcanzado los maestros del país, ninguna reforma educativa podrá proyectarse en el futuro.
Ahora es la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación la que se ha apartado de la línea presidencial.
No quieren, en principio, evaluarse, que es uno de los primeros elementos necesarios para tener una visión del grado en que se encuentra la educación en México.
No quieren nada que les afecte en sus ingresos y en esto tienen toda la razón, por lo cual, el mismo gobierno les ha garantizado sus respectivos ingresos, pues no se trata de violar sus derechos de antigüedad y percepción de sus salarios, pero es necesario prepararse para darle a la educación la posibilidad de mejorarse.
Pero esto es ahora, mañana podrían aparecer otras condiciones de la propia reforma educativa, puesto que ésta no sería la única que se tenga que hacer para ofrecer a las nuevas generaciones una mejor educación, donde también podrían afectar los intereses de todo el sistema educativo nacional, donde también el SNTE pudiera volverse en contra de las disposiciones oficiales.
No es nada sencillo.
Más cuando de por medio, entran otras fuerzas políticas con objetivos diversos, como es el caso de la propia desestabilidad política de la nación, anhelada por quienes operan desde las sombras, no tan solo en las estrategias que se deban seguir, sino también con el financiamiento necesario para sostener un movimiento bastante costoso de varios años.
NUESTRO CORREO: [email protected]
