Jorge Díaz Bartolomé
Los centros históricos en el país son la evidencia física del desarrollo de las ciudades, principalmente en los siglos XIX y XX. El trazo de las calles en provincia resulta ser el mismo que existía en la segunda mitad del siglo XVI, cambiando en algunos casos la amplitud de las mismas. Las calles, así como las plazas públicas, los parques y sus iglesias nos dicen mucho de cuál fue la importancia económica y social de la ciudad.
Estamos convencidos de que la modernidad no debe estar reñida con lo antiguo, tenemos que tener claro qué queremos para nuestra ciudad: mejores vialidades, un transporte público decente, mayor seguridad y un centro histórico que sea respetado por quienes lo habitan y comercian en él.
La rehabilitación de la calle Zaragoza puede ser el inicio de un programa integral para que las principales arterias del centro histórico se apeguen en la medida de lo posible a los nuevos órdenes y lineamientos que deben existir en el polígono conocido como "zona de monumentos", esto quiere decir que las personas sepan que están transitando en una "zona de monumentos", con una arquitectura urbanística diferente, con una señalética especial que indique cómo era conocida determinada calle y qué sucedió en ella.
A principios del siglo XX, Xalapa fue llamada la Atenas Veracruzana, principalmente por la fundación de la Escuela Normal Veracruzana, un adjetivo que ha ido perdiendo con el tiempo su sentido. Ante el poco crecimiento de espacios culturales en la capital, la comunidad intelectual y artística le es cada día más difícil exponer su obra y por consiguiente, llegar a más personas.
La divulgación cultural de Xalapa y la región es fundamental para acrecentar el sentido de pertenencia de quienes la habitan y de esa manera, fomentar el amor por su ciudad y en consecuencia, mayor cuidado.
Afortunadamente quedan pocos meses para que finalice esta fatídica administración estatal que no tuvo el menor interés por Veracruz, por su cultura y sus tradiciones, mucho menos por Xalapa.
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