Por Marco Aurelio González Gama
El Lic. Pérez Utrera y el contador Castillo Vázquez arribaron a la secretaría como si tuvieran prisa, venían de la oficina del gobernador, después de un largo acuerdo. Su semblante denotaba el bochorno de esa tarde veraniega, muy calurosa de la Xalapa de aquellos años. “Te traigo un trabajo muy importante que hay que hacer pero ya, debe estar listo mañana a más tardar a las 11, lo quiere ver el gobernador a esa hora porque lo va a comentar con México. Me acompaña el contador Castillo, a quien tú ya conoces, él es una gente muy experimentada que conoce de estas cosas y, como sabes, el contador viene trabajando en tareas especiales con el gobernador desde que ‘Cheto’ lo acompañó en el partido, cuando fue presidente del Comité Directivo Estatal durante la campaña de Fernando Gutiérrez Barrios. Para qué te digo más, es una gente que goza de toda la confianza del señor”.
Era 1991 un año político, de elecciones, de renovación de las presidencias municipales. Sin tenerlo muy claro, algo sabía de que estaba próxima la fecha en la que el Comité Directivo Estatal publicaría la convocatoria para elegir a los candidatos del partido a presidentes municipales. Como era de suponerse, la efervescencia política en el estado estaba a todo lo que daba, los posibles que sonaban y los grupos políticos ya se andaban moviendo en busca de lograr una eventual candidatura. El método tradicional de designación era el mismo que tradicionalmente se estilaba en el PRI, el gobernador en turno era el “fiel de la balanza” que decidía quiénes serían los escogidos para contender defendiendo los colores del partido. Era esta una decisión personal del que mandaba, atendiendo siempre, por supuesto, a sus propios intereses, a los intereses de grupo, a sus amigos, recomendaciones de todo tipo, desde las que venían de “más arriba”, de líderes religiosos, liderazgos naturales y, en el caso particular de Dante Delgado, atendiendo siempre su muy afinado olfato e intuición política.
“Mira, se trata de que el contador Castillo y tu trabajen a partir de ahora y hasta que acaben sobre lo que será el primer esbozo de la convocatoria que va a publicar el Comité Directivo Estatal, con el fin de seleccionar entre la militancia del PRI a quienes van a abanderar sus colores en las próximas elecciones municipales, pero este proceso de selección va a ser diferente, el gobernador quiere que la mayoría de los candidatos surjan de un proceso de auscultación a la base militante para que sea ella la que decida quiénes van a ser sus próximos candidatos y candidatas en cada una de las doscientas tres municipalidades, ¿verdad Aniceto que eso es lo que quiere el señor gobernador?”, y el contador Castillo ante la abrumadora y convincente explicación del secretario técnico, sólo alcanzó a asentar con la cabeza, todo lo dicho por el Lic. Pérez Utrera.
Todo lo anterior era para una novedad por entero. Y no es que lo instruido por Pérez Utrera fuera algo desconocido para mí, en la campaña de Fernando Gutiérrez Barrios ya había trabajado para el PRI estatal en la desaparecida Oficialía Mayor, que era el tercer cargo en importancia dentro de la estructura jerárquica que el partido tenía hasta hace unos años, pero el trabajo desempeñado dentro de ella había sido totalmente marginal, más enfocado hacia el trabajo informativo, de integración de datos y cifras estadísticas poblacionales, en materia económica, índices de desarrollo social y demás, pero nunca en lo que concernía a desarrollar un trabajo partidista como tal.
“Aquí traigo y te entrego esta documentación, los documentos básicos (ideario, estatutos y programa de acción) del PRI para que los revises y saques de ahí lo que te pueda servir, copias de anteriores convocatorias expedidas tanto por el Comité Ejecutivo Nacional como por el estatal, tráete tu Constitución del Estado, ten a la mano también, por cualquier cosa, de la Ley Orgánica del Municipio Libre, de la Ley de Planeación, y aquí están también algunas declaraciones del gobernador participando en actos de partido para que tengan presente su pensamiento político y, finalmente, un compendio del PRI nacional que contiene algunos de los discursos que, como su presidente, ha dado Luis Donaldo Colosio para que también los tengas presente”.
¡Uf!, toda una tarea y el tiempo apremiaba, habría que echarse un clavado rápido a toda la documentación que el secretario técnico me –nos– estaba entregando y… a darle. “¿Ya comiste, te dio tiempo de comer en tu casa?, “no, pues no, me disponía apenas a comer cuando me mandaste a tu chofer para que me trajera”, dije con cierta timidez; “bueno, pues ahorita les mando a comprar unos pollos de Lencero, ¿de qué los quieren, rostizados, al chiltepín o en barbacoa?”, “de lo que sea…”, repuse; “¿tu ‘Cheto’, de qué lo quieres?”, preguntó el secretario, “me da lo mismo hombre”, terció el contador Castillo, “bueno pues vete por unos pollos, surtidos, arroz, tortillas, pan, salsas y refrescos”, instruyó a su chofer el Lic. Pérez Utrera para que se fuera por el bastimento para que fuéramos comiendo mientras nos daba detalles en qué iba a consistir la consulta a la base.