Agustín Contreras Stein
DESIGNACIÓN en lugar de elección fue el procedimiento que se llevó a cabo en el PRI nacional.
Cierto es, la nueva estructura política del tricolor fue impuesta por el dedo presidencial, lo que indica que el mandatario nacional ha decidido, de aquí en adelante, tomar las riendas de un partido que se ha visto seriamente vapuleado.
Las elecciones del 5 de junio, fueron, para el PRI y los priistas, una gran experiencia, la que no pensaban vivir, después de que el llamado partido de las mayorías había venido sorteando serias dificultades políticas, pero al final, ganador siempre de los comicios.
No bastó, para nadie, la alternancia que se dio en dos sexenios seguidos en el mando nacional.
No bastaron los triunfos de la entonces llamada oposición en varios Estados de la República para entender que el tricolor venía disminuyendo su poder. Por eso, difícil será para la militancia priista aceptar que el Presidente haya decidido, de la noche a la mañana, imponer su voluntad y disponer de sus mejores hombres para resolver el gran problema de la dirigencia nacional.
Despierta, parece ser, la fuerza del propio mandatario nacional, a quien se le venía criticando su falta de interés en el partido, así como en sus acciones que tienen que ver con el panorama político nacional.
Ahora, el ejecutivo ha determinado poner en el camino más comprometido para su partido la figura de un hombre que, efectivamente, no podrá tener la experiencia que otros tienen y que aspiraban y suspiraban porque fueran aprobados para esta designación en el partido, pero se sabe que se trata de un hombre serio, comprometido, pero sobre todo, sabedor de que lo que haga en la organización política bajo su mando tendrá que ser de buenos resultados.
Y es que de paso, también el Presidente de la República ha enviado la señal a todos los actores políticos del país, principalmente a los Gobernadores de los Estados, donde mandan personajes ligados al Partido Revolucionario Institucional, que ahora sí hay un Presidente, a quien se le debe consultar sobre política y otros menesteres de la vida nacional.
Ya no son los tiempos en que los mandatarios estatales se sirvieron con la cuchara grande.
Ya no se les debe olvidar a dichos mandatarios estatales que hay un líder nacional y que se le tiene que consultar sobre cualquier acción que piensen llevar a cabo. La muestra esta en las recientes disposiciones que se han emitido por parte de la Federación para parar el desbocado poder que se venía ejerciendo sin la autorización de quien manda a nivel nacional.
Por eso, los priistas han recibido la señal de lo que será en los próximos dos años en materia política.
Por eso, los mismos Gobernadores estatales, han sentido ya, en estos momentos, el verdadero poder que les viene desde arriba.
El PRI es tan sólo el primer indicio de la puesta en marcha de un proceso de gobernabilidad que debe existir desde la cúpula del poder en el país. Después vendrán otras acciones que tendrán que ver, necesariamente, con los abusos del poder en los Estados.
Que no le sorprenda a nadie las determinaciones presidenciales en casos muy especiales. Por ahora es Veracruz y Quintana Roo, pero como dice el dicho, si ves la barbas de vecino cortar, pon las tuyas a remojar y estas dos entidades federativas ya se están convirtiéndose en el ejemplo más claro de que el Presidente está haciendo valer sus facultades, las que son de hecho y sin duda alguna las que corresponden a derecho.
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