25 de Noviembre de 2024
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Xalapa Antiguo/ Haciendas Pulqueras en el Cine Mexicano

 

 

Jorge Díaz Bartolomé

 

 

Para los antiguos mexicanos, el pulque era una bebida ritual, se consumía solamente en periodos especiales del año, como por ejemplo durante las fiestas dedicadas a Mayahuel, la Diosa del Maguey.

Después de la conquista, el pulque perdió su carácter sagrado y se transformó en una bebida apreciada tanto por españoles como por indígenas. La Corona Española, para poder controlar su producción, intentó reglamentar el consumo de pulque, alternando políticas represivas y de tolerancia.

A finales del siglo XVII, los jesuitas dedicaron parte de sus haciendas a la producción de pulque, que pasó de ser una producción artesanal a ser de producción organizada y a gran escala, todo esto para financiar sus colegios de enseñanza.

A principios del siglo XX, la industria pulquera estaba en su mejor momento; sin embargo, con la introducción de la cerveza y la campaña de desprestigio que se le hizo a la bebida de los dioses, poco a poco se fue perdiendo la costumbre de consumir pulque y con ello, su producción.

El sábado 2 de julio emprendimos una nueva aventura para recorrer algunos sitios que guarda nuestro México, en esta ocasión visitamos tres haciendas pulqueras en los Estados de Tlaxcala e Hidalgo. Su belleza y conservación las han hecho escenario para la filmación de diversas películas de la época de oro del cine mexicano, así como grandes producciones cinematográficas internacionales. Pero quizá la parte más interesante fue aprender cómo es el proceso para la elaboración del pulque partiendo desde el capado del maguey para extraer aguamiel hasta su fermentación en el tinacal.

Con un agradable clima, nos reunimos a las 6:30 de la mañana en los bajos de Palacio municipal, para salir puntualmente a las 7 con destino a la región de Calpulalpan en el Estado de Tlaxcala, para visitar la ex-hacienda de San Bartolomé de Monte y conocer dentro de ella los mitos y leyendas que giran en torno a esta bebida mexicana. Se le mostró a los visitantes la historia del lugar, el diseño de su fachada a cargo de Antonio Rivas Mercado, así como su importancia en el Porfiriato, caminamos sobre los áridos magueyales para conocer cómo se extrae con un acocote el aguamiel en la voz de un auténtico tlachiquero.

Muchos disfrutaron el sabor del aguamiel y otros más, el del pulque. En aquel lugar se filmó la película Yo soy Gallo donde quiera (1953) con Joaquín Cordero y Sarita Montiel.

Concluida la visita, abordamos los autobuses para dirigirnos a la ex-hacienda de Santiago Chimalpa en Hidalgo; el traslado fue breve ya que estos cascos se encuentran en los límites de ambos estados. Chimalpa ha sufrido muchas remodelaciones a lo largo de su historia, es muy grande y puede uno perderse en sus laberínticos pasillos que conectan habitaciones, patios y capillas; algunos de los viajeros sólo siguieron al grupo para poder encontrar la salida. Si bien es cierto que en todas las habitaciones existen muebles antiguos que fueron adquiridos en casas de antigüedades en la Ciudad de México por el actual propietario a lo largo de su vida, no deja de tener cierta fascinación, por ejemplo los muebles de madera finamente labrados.

Cuenta con dos interesantes capillas: una del siglo XVIII en cuya fachada aún permanecen dos columnas neosticas y otra de finales del siglo XIX que fue elaborada en cantera por Antonio Rivas Mercado, uno de los arquitectos de Porfirio Díaz (fue él quien remodeló el Ángel de la Independencia y terminó el Teatro Juárez en Guanajuato). En aquel lugar nos tomamos la foto del recuerdo.

Chimalpa se encuentra muy cerca de Apan, es por ello que se decidió comer ahí. A sugerencia nuestra, los participantes eligieron la barbacoa en uno de los pocos establecimientos que existen.

Terminando nuestra visita en Apan, nos trasladamos a una de las ex-haciendas más bellas del estado de Hidalgo, en tan sólo 30 minutos llegamos a Santiago Tetlapayac; una vez en el lugar, el grupo caminó desde la puerta principal entre borregos y tractores hasta la casa, rodeados por la pintoresca calpanería cubierta de teja.

Las nubes cargadas, los rayos relampagueando a lo lejos y una ligera ventisca nos anunciaba que la inminente lluvia estaba por caer. Mientras eso sucedía, algunos visitaron la impresionante capilla de Santiago, muy bella pero con un evidente deterioro, otros recorrieron los corredores, otros más el tinacal, que se encuentra decorado por pinturas murales de Ernesto Icaza, uno de los grandes pintores de finales del siglo XIX y principios del XX que plasmó la vida del campo.

El aguacero no se dejó esperar y muchos esperaron que pasara la lluvia en los portales de la casa escuchando algunas historias y recuerdos de la señora Delia, actual propietaria de Tetlapayac.

En aquel lugar se filmó la película Aquí llego el Valentón (1938) con Jorge Negrete, Pedro Páramo (1967) con Ignacio López Tarso, Qué Viva México (1930) de Sergei Eisenstein, La Máscara del Zorro (1998), con Anthony Hopkins, Antonio Banderas y Catherine Zeta-Jones, algunas telenovelas como El Vuelo del Águila, Soy tu dueña y La dueña. Finalizando esta visita y con un agradable clima fresco, abordamos los autobuses para emprender nuestro retorno a la ciudad de Xalapa.

Sin duda, un enriquecedor recorrido histórico que nos enseñó cómo era la vida del campo en los llanos de Apan, cuando la vida rural era muy distinta a la que conocemos hoy en día, cuando las tierras del hacendado eran inmensas.

Un recorrido que nos deja compañerismo, buenos momentos, pero sobre todo, un mayor conocimiento de la riqueza cultural que tiene nuestro México. Agradezco a todos los participantes su confianza y su excelente trato, a las estudiantes de la Facultad de Historia Yasmín Hernéndez, Liliana Aguilar y Rosario Morales que nos apoyaron como guías y a mi compañera de viaje, Lelia Rodríguez.

Nos vemos en la próxima.

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