Agustín Contreras Stein
VAYA, que la mayor parte de los ciudadanos veracruzanos estaban creídos que los enfrentamientos políticos terminarían con la jornada electoral del pasado 5 de junio.
Sin embargo, no fue así.
Ahora más que nunca arrecian los ataques dentro de una guerra que no termina, que sigue su curso y que dará mucho más de qué hablar conforme se va llegando la hora de la verdadera sucesión gubernamental.
Esta es la fecha, también, en que se mantienen los dimes y diretes sobre el futuro político de la entidad, al grado de que muchos piensan que difícilmente se cumplirán las promesas del Gobernador electo, así como tampoco se cumplirían las que otros candidatos hicieron durante su campaña política.
En las altas esferas del poder hay intereses intocables.
Pocos saben que dentro de las entrañas del poder, todo se teje fino, de tal manera que lo que hoy se dice de alguien mañana resulta que no es nada. Que sólo fueron rumores y que todo se encuentra bien.
Y de alguna manera esto es lo que dice el pueblo.
La sangre que esperan ver correr no llegará al río, puesto que nadie puede ser absoluto en las decisiones y mucho menos cuando éstas forman parte de la enorme red del poder, donde todos, de alguna manera, se encuentran involucrados.
Dimes y diretes, pues, es lo que se escucha por todas partes, sin esperar a que verdaderamente se concreten estas promesas.
Miguel Ángel Yunes Linares, en su calidad de gobernador electo, insiste en poner tras las rejas a más de uno de los actuales funcionarios del gobierno duartista, pero falta que esto tenga lugar. Es necesario esperar y ver las condiciones políticas en que se encuentre el propio Estado de Veracruz.
Y es la gran encrucijada en la que se encuentra el Gobernador electo, pues su tiempo está comprometido, más que nada con la superación de muchos problemas que padece la entidad, y donde, necesariamente, el nuevo gobernador del Estado tendrá que cumplir, pues de lo contrario el mismo político de la zona Veracruz-Boca del Río tendrá que echar marcha atrás, más cuando ahora ya se están dando indicios de que los responsables de la actual administración estatal no se dejarán vencer tan fácilmente.
Hay que recordar que existen de por medio diversas estrategias que ahora se imponen y disponen para enfrentar el futuro, después de haber transferido constitucionalmente los poderes y sus respectivas administraciones.
Todavía, serán, a partir de mañana, cinco meses completitos para seguir escuchando las promesas del gobernador electo que pretende, para cuando sea Gobernador constitucional, echar mano de todas sus facultades que la ley le otorga para poner tras las rejas a quien verdaderamente se demuestre que tiene culpa, que las instancias judiciales determinen quién de todos es el culpable de la debacle económica y donde están, en todo caso, los recursos que no fueron utilizados para los proyectos y programas del gobierno.
Cinco meses de enfrentamientos mediáticos, porque hasta ahora sólo es intercambio de ataques y defensas, pero nada en concreto, porque todavía no son los tiempos en que las cosas deban tomar el verdadero rumbo que tienen.
Cinco meses de una guerra que no llega al final y que, por todo lo que se ve y escucha, no llegará, ni siquiera, cuando el nuevo Gobernador del Estado ya se encuentre en funciones.
Lo malo de todo esto es que la próxima administración estatal solamente tendrá dos años para hacer todo lo que tiene que hacer, aunque también se diga que existe otro proyecto parecido al de los Yunes rojos, es decir, de un programa de gobierno construido, desde ahora, para los siguientes ocho años.
HACE MESES hubo la necesidad de poner en evidencia a varios funcionarios y exfuncionarios de la presente administración, para detener, en gran parte, la ola de acusaciones en contra del gobierno por malos manejos económicos.
El mismo Gobernador del Estado tuvo también que echar mano de sus facultades constitucionales para hacer los cambios que creyó necesarios, sobre todo en la Secretaría de Finanzas, donde se asomaba más el desajuste financiero.
Desde entonces, el mismo Ejecutivo Estatal se daba cuenta de que había mucho que poner en orden y buscó al mejor Secretario que pudiera con este paquete.
Se dice que nunca lo encontró, hasta los recientes meses en que Antonio Gómez Pelegrín fue nombrado titular de la Secretaría más asediada por los acreedores para recomponer mucho de lo que ahí no funcionaba.
Gómez Pelegrín se comprometió a saldar cuentas, como uno de sus principales objetivos al encabezar la Secretaría de Finanzas, asunto que lo mantenía y todavía lo mantiene seriamente preocupado, porque tal y como lo confiara a quien esto escribe, su deseo era cumplir con su misión, sobre todo pagando lo que se debía, aunque el mismo funcionario sabía de antemano que para cumplir con esta meta necesitaría dinero y ese elemento indispensable para la solución de los problemas gubernamentales no lo tenía.
Así han transcurrido los días y hoy, más que nunca, se agrava el asunto, sobre todo por la premura que existe al concluir la administración el 30 de noviembre de este mismo año.
Y MAÑANA, AQUÍ nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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