Agustín Contreras Stein
HÉCTOR YUNES LANDA siempre dijo, muy a pesar de los obstáculos que se le vinieron presentando internamente en su partido, que nunca se iría del PRI, que seguiría siendo un priista convencido, porque su formación estaba dentro de esta organización política.
Pepe Yunes no lo ha dicho así, pero se sabe de antemano que se trata de un político mesurado, respetuoso con su partido y con un enorme capital político que lo pone, sin duda alguna, en la carrera por la sucesión gubernamental para el 2018.
Pero, y aquí surgen los primeros peros de la historia política de Veracruz, porque, prácticamente, las circunstancias han cambiado. Ha llegado la alternancia y se trata de un proceso político que se vino acariciando desde hace décadas y por lo tanto, difícilmente el PRI podría recuperar esta posición, porque tendría que esperar un considerable tiempo para volver a tener el poder en sus manos, tal y como sucedió a nivel federal.
En Veracruz, por lo tanto, ya no se quiere hablar del PRI. Así lo manifestaron los ciudadanos en las urnas, por lo que si Pepe Yunes quiere ganar las elecciones, tendrá que hacerlo a través de una candidatura independiente o bajo las siglas de otro partido.
Para Pepe Yunes, como Héctor, el PRI ha sido el partido de toda su vida política, pero la mejor estrategia que se está vislumbrando desde este momento es que Pepe Yunes, con todo su capital político que tiene, así como la estructura que ha armado el mismo Héctor Yunes Landa, desde hace tiempo, tenga que participar con una candidatura ajena al Partido Revolucionario Institucional, pues todo lo que huela a PRI será rechazado por muchos años, más de los que durará la futura administración estatal.
Pepe tiene que convertirse en el reivindicador político más importante de esta era política de Veracruz, y no necesariamente que lo haga por el PRI, sino por Héctor, y por él mismo, pues los dos han trabajado personalmente el terreno electoral de la entidad.
Tiene, efectivamente, que seguir luchando por el proyecto político que se estructuró con Héctor Yunes Landa, aunque ahora sea solamente por seis años y no por ocho, tal y como se había manejado permanentemente, en relación a la hermandad política que se constituyó con Héctor.
Pepe Yunes tiene que ganar las próximas elecciones en Veracruz, con el apoyo de su propia personalidad, pero ya no con el PRI, partido que ha generado el hartazgo por la generación de políticos que no supieron, en su momento, responder a las demandas del propio pueblo, el cual todavía se vio atropellado constantemente por la mala administración pública que tan sólo en 12 años acabó con todo, incluyendo el poder del propio partido tricolor que los llevó a ocupar importantes posiciones dentro del quehacer público de la entidad y a nivel federal.
La gente cree en Pepe Yunes, por lo que seguiría adelante el proyecto político de participar en la próxima contienda electoral, pero para que eso sea posible no debe estar involucrado, así lo piensa la propia opinión pública, dentro de las mismas siglas, porque los ciudadanos veracruzanos seguirán pensando que se trata de lo mismo.
Es tiempo, pues, de pensar, de reflexionar sin pasión política alguna, sin anteponer el corazón en lugar de la cabeza, sin olvidar que el interés político es servir a un pueblo que requiere más confianza, más atención a sus problemas y más soluciones que generen el beneficio colectivo.
Y Pepe Yunes es el candidato idóneo para lograr estos objetivos, por lo que desde ahora seguramente que las estrategias tendrán que ir cambiando para poder, en corto plazo, muy a pesar del reto, ganar una elección en otro proceso electoral, también bastante complicado e inédito, en otra época de la vida política de Veracruz.
Mientras tanto, Miguel Ángel Yunes Linares concretará el sueño de su vida, emparejándose con Dante Delgado Rannauro y Fidel Herrera Beltrán, los tres hombres más enemistados de la vida política de Veracruz.
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