25 de Noviembre de 2024
Director Editorial Lic. Rafael Melendez | Director General - Dr. Rubén Pabello Rojas

POLIANTEA Increíble espectáculo: UV vs Gobierno del Estado

Rubén Pabello Rojas

 

Pareciera tema de una obra de ficción el cause que ha tomado el “affaire” entre la Universidad Veracruzana, “Arte, Ciencia y Luz”, y el gobierno del Estado, sin embargo es la triste y dolorosa realidad, donde para asombroso e inusitado espectáculo, ambos se han trenzado en un pleito que en el argot popular se inscribiría como  “pleito de comadres”, si no fuera del nivel y trascendencia de instituciones y personajes involucrados.

Si no se tocaran valores tan sensibles como  es la educación, en este caso del nivel universitario, no tendrían el peso y la  suma trascendencia de lo que sucede, a rango de escandalo, en el cada vez más deteriorado panorama veracruzano. El colmo es el conflicto entre el poder público y la universidad pública. Desafortunado e inadmisible desencuentro.

El pleito no es de índole cultural, ni por ideología, ni por planteamientos programáticos o análisis de políticas de educación superior que se inscriban en temas sociales, académicos, técnicos o de los principios que rigen la autonomía. ¡No!, el problema es más pedestre, prosaico, es por dinero, es económico, es por recursos públicos de los que tanto gobierno como UV, se dicen deudores y acreedores, indistintamente, en una argumentación sostenida por cada una de las partes, con la que pretenden justificar su razón.

No hay razón valida cuando se lesiona el correcto funcionamiento de una actividad de tan alto contenido social y cultural. No es en la plaza pública o en los medios de comunicación el lugar donde se deben analizar los desempeños de la educación superior. No es admisible ventilar públicamente hechos que conducen a un desgaste innecesario de instituciones, que tienen que acudir a los tribunales mediante demandas judiciales o interposición de juicios de Amparo, para dirimir lo que es inaudito. El espectáculo ofrecido es deprimente y lanza advertencias concretas de que las cosas no solo no son aceptables, sino que toman vías cercanas a un conflicto que asombra a propios y extraños.

La Universidad Veracruzana se fundó en 1943, bajo el gobierno de Jorge Cerdán, para corresponder a una exigencia social de carácter cultural. El Estado fue siempre su respaldo y apoyo. Alcanzó tardíamente la autonomía en el gobierno de Patricio Chirinos, cuando ya su validez esencial era cuestionada por las nuevas formas de impartir la educación por medios tecnológicamente avanzados, distintos a la época de la UNAM en 1929. Pero esa es otra historia.

Lo inaceptable es que Veracruz sea escenario local y nacional de un increíble espectáculo, mensaje inconveniente,  sumado ahora a otros cuestionamientos negativos, que marcan a la entidad como un territorio de Mexico, donde se ha perdido aquel lugar tan significado y reconocido en el contexto de la República.

Desafortunadamente, tenga quien tenga la razón legal, causa grima el que, por obvias malas administraciones de las finanzas públicas, sucedan hoy estos deleznables acontecimientos, por la  falta de recursos que nunca, nunca, antes dejaron de otorgarse a tan elevado fin educativo.

Se puede calificar como falta del más mínimo sentido de congruencia y respeto a la sociedad, por parte de instituciones y personas involucradas; en una danza inverosímil y desprestigiante de publicación  de cartas abiertas, entre la Rectoría y la Secretaría de Gobierno donde cada cual se lanzan culpas, toda la comunidad universitaria sale perdiendo, alumnos, docentes, investigadores, empleados, trabajadores en general.

Si el asunto no fuera tan serio y por su trascendencia no constituyera altas preocupaciones, podría ser tema del siempre recordado veracruzano,  Gabilondo Soler, Cri-Cri, cuando habla de lo que “El comal le dijo a la olla”. Desde luego el nivel, ya escandaloso del caso, no esta para bromas.

 El fondo del problema, reprochado las por injustificables las formas de acometerlo, es como en otros múltiples casos de reclamos pecuniarios a las finanzas estatales, ni más ni menos por falta de pago, dinero que todo el mundo pregunta: ¿Dónde está, dónde fue a parar?

 

Por su dimensión, alcances y fundamentalmente por decoro, el asunto, que avergüenza y atrasa  injustamente al pueblo veracruzano, debe ser perentoriamente solucionado. No hay de otra.