Rubén Pabello Rojas
Ningún proceso político es igual otro. Nada es antes ni después sino, como sabiamente asegura Perogrullo, todo es cuando debe ser.
Y no podía ser de otra manera, el sábado pasado en el ya célebre rancho San Julián de la respetable familia Yunes Suárez, aun cuando los desesperados que se muerden las uñas pensaban que se resolvería ahí, en ese momento, lo ansiosamente aguardado: el destape del candidato al gobierno de Veracruz, con lo que se descorrería no el velo, sino telón denso que ha cubierto ese misterio, no fue despejada la gran incógnita, para desencanto de los afanosos.
Lo que si es acreditable por innegable es que se trató de un acontecimiento político de relieve estatal donde se reunieron personajes del PRI que han protagonizado, con sus posturas declaraciones y hechos, una circunstancia compleja que de ninguna forma contribuye ya no solamente al desarrollo congruente dentro de ese partido, sino por el peso político de los involucrados, afecta a toda la clase política veracruzana, incluso de otros partidos.
La reunión de actores de la talla del Gobernador Javier Duarte; inusitadamente, del líder nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones; de los dos senadores de ese partido, José Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa, del presidente del partido en el estado, diputado Alberto Silva Ramos; Erik Lagos, Tomas Ruiz, Jorge Carvallo, entre quienes se ha rumorado podrían tener alguna posibilidad de ser nominados, dio a la comida el sesgo de que por fin ahí se resolvería todo.
Nada más equivoco. La reunión en el domicilio de uno de los mencionados aspirantes sirvió para demostrar lo que en el fondo se pretendía, la unidad de todas las corrientes políticas de ese partido y la disciplina, traducida en la necesaria espera de los tiempos, ¡oh tiempos!, alargados que no pocos quisieran comerse sin mayor dilación.
No se excluye que en pláticas mas privadas, fuera de la vista de todos los asistentes, el gobernador Duarte y el dirigente Beltrones, hayan intercambiado opiniones, análisis y puntos de vista acerca del momento político de Veracruz, que particularmente interesa en el contexto nacional al ser la entidad veracruzana el segundo padrón nacional de votantes priistas. De ahí, sí, la gran importancia.
La realidad es que como dijo Pepe Yunes, hay tiempos puntuales que marca la ley electoral, los que no pueden ignorarse, son el debido proceso en materia electoral y su incumplimiento acarrea consecuencias jurídicas. Por ello no pueden darse hechos anticipados que constituyan violación a ese procedimiento. La Fepade, que ha estado en los últimos días muy activa contra Arturo Escobar del Pvem, tomaría cartas y actuaria en consecuencia. Nadie quiere que eso ocurra.
Por lo demás habrá que a aguantar las ansias, reconociendo que ha sido la prudencia y la visión de no adelantar ni acelerar lo que todavía no debe ser cocinado, lo que animó la reunión de San Julián. Es también paso a la mesura y la cordura, para no caer en una espiral descendente que a nadie beneficie y que sea aprovechada por los demás organismos políticos, que aprovecharían cualquier falla o debilidad para engorar su causa.
Así, pues, a esperar los famosos tiempos procesales, muy posiblemente hasta enero, sin comerse las uñas y sin insomnios adelantados, las cosas serán todas a su debido momento. Calma impacientes, calma. Falta el Consejo Político Estatal, la fecha y publicación de la convocatoria, sus modalidades, y ver ahí sí, si hay candidato de unidad.
Obviamente habrá que considerar que Beltrones no vino a un día de campo y que alguna decisión estará tomada, muchos aseguran que es en favor de Héctor Yunes, quien cuenta con méritos de sobra para ser candidato y eventualmente gobernador, sin embargo habrá que esperar y esperar.
Por supuesto que como todo cuenta, no puede dejar de considerarse el magno acto político de ayer domingo: la presentación del Tercer Informe de labores legislativas del senador Pepe Yunes Zorrilla, con la presencia del gobernador Javier Duarte y que se inscribe entre los acontecimientos de gran consideración por el mensaje de fuerza y respaldo al senador y de igual modo como una muestra de unidad que deja, de una vez por todas, entendido que no hay discrepancias y sí acuerdos en el más alto nivel estatal.
Por otra parte, no hay que olvidar que no solo Veracruz tiene elecciones, no perder de vista que otros 11 estados, y además Colima, también tienen cambio de gobernador y no pueden salirse del mandato de sus particulares códigos electorales para caer en un temerario desorden legal y político. Por lo pronto calma, mucha calma y pasiflorina.