Lo que dice don Gerardo es oro puro, y no tengo más que compartirlo con la combativa lectora y el temeroso lector, no sin antes agradecerle a uno y a los otros su tiempo y su atención:
La lucha contra la enfermedad y muchas veces contra los que tratamos de controlarla de manera global es difícil, todo ello emanado de dos fuerzas que nos tienen maniatados:
1. Las políticas públicas nacionales, que desesperadamente tratan de ir un paso adelante, pero realmente van dos atrás, con motivo de los cada vez más recortados presupuestos que las cámaras asignan al rubro de salud, que junto con el creciente porcentaje de pobres cada vez más pobres, hacen precaria la salud en nuestro país.
2. La actitud ligera, desentendida, altanera y cada vez más rayando en el mal humor de los trabajadores de la salud, tanto a nivel público como privado (salarios ínfimos; no acceso a pólizas de jubilaciones; acoso laboral; mayor trabajo y menor mano de obra; disminución del poder adquisitivo, etcétera, que con los años, cambian la actitud de muchos trabajadores).
Nuestro país muestra cifras oficiales alarmantes en el resurgimiento de enfermedades propias del cuarto mundo. Es reflejo de lo mismo, la corrupción y el hecho reiterado de que los responsables del manejo de altos presupuestos destinan cada vez menos a los más necesitados, sin que les importe su suerte. No piensan que en el Universo todo está relacionado y tarde que temprano sufrirán las consecuencias de las decisiones mal encauzadas (por ejemplo, el porcentaje a la baja del PIB en investigación, las becas de Conacyt cada vez más cuestionadas, la falta de oportunidades en universidades públicas y ahora privadas para financiar proyectos de alto nivel).
En cuanto a las estadísticas sobre el cáncer, hace un par de semanas la Organización Mundial de la Salud dio a conocer el crecimiento mundial esperado de esta enfermedad, así como el número de decesos de acuerdo con el tipo de región y a la estirpe del cáncer. Son cifras crecientes y pavorosas que pueden acabar totalmente con el presupuesto de un sistema de salud de cualquier país afectado.
Déjame decirte que un porcentaje altísimo de cáncer afecta a nuestras mujeres, niñas, jóvenes, adultas y senectas. Lo indigesto de ello es que se trata de afecciones prevenibles en un alto nivel.
Tantas campañas de concientización hacia la prevención valen su costo en oro molido, pues aunque sea sólo una persona la que nos escuche y se realice los estudios de pesquisas preventivas, detectando con ello a tiempo las incipientes manifestaciones de esta enfermedad, ya habremos tenido la oportunidad de salvar al menos una vida.
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