Quienes lo seguimos por años, desde el periodismo combativo y molesto para el poder que ejerció en Excélsior y después desde su valiente revista que semana a semana revelaba algún secreto, ofrecía una exclusiva o develaba alguna injusticia, tomamos a Scherer como un paladín de la libertad de expresión y como un modelo para el manejo de la crítica fuerte, esa que se hace necesaria para que haya equilibrio en el ejercicio del poder público.
Por eso lo extrañamos cuando vemos que Proceso se mete con Veracruz al definirnos como un Estado sin ley.
(Antes de que los furibundos críticos del actual gobierno estatal se lancen en imprecaciones contra mi persona por hablar mal de un texto “crítico” que enfoca sus baterías contra la actual administración estatal; antes de que me quieran llamar vendido; antes de que me insulten y me inventen falsedades como es costumbre, hago la aclaración de que no pretendo defender aquí al gobernador Javier Duarte de Ochoa, quien no necesita que lo defiendan o lo alaben porque por él hablarán sus hechos, buenos o malos, digamos lo que digamos o escribamos lo que escribamos. No, mi pretensión es defender a Veracruz y defender como veracruzano el que una revista desde la capital de la República nos califique como un estado en caos y casi en el borde de la ingobernabilidad. Lo hago con respeto, y exijo respeto).
La visión apocalíptica que ofrece Proceso me pega como ciudadano de este hermoso estado. Al querer criticar a su gobierno, termina calificando a una sociedad, a un conjunto de ciudadanos que vive, trabaja, sueña, produce y acrecienta a Veracruz; un conglomerado que no se merece ser tratado con el mismo rasero que otros lugares de la República en donde la ley sí se ha ausentado, al grado que han tenido que intervenir los propios habitantes para tomarla en mano propia.
No faltan los que quisieran que la violencia siguiera enseñoreándose de Veracruz como hace cinco, tres años, para poder seguir criticando a los que están ahora en el gobierno, y a quienes consideran sus enemigos personales. En su iracundia, quisieran que todo siguiera igual de mal, para poder señalar con el dedo flamígero.
Para ellos es más importante ganar la discusión, y olvidan adrede la sabia frase de don Fernando Gutiérrez Barrios: “Contra Veracruz, nunca tendremos razón”.
Ha habido avances; se ha logrado disminuir los índices de delincuencia; la percepción de la violencia es menor que hace meses. Es innegable.
¿Veracruz, estado sin ley?
Dios, no seamos clarividentes.
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