Salvador Muñoz
El multihomicidio de la colonia Narvarte por supuesto que debe horrorizar, de manera general y en lo particular.
En lo general, porque sorprende la saña con que se actuó contra tres mujeres, pues presumen de acuerdo a las notas periodísticas, abuso sexual, así como el asesinato a sangre fría con un tiro en la cabeza a ellas, a su empleada doméstica y al foto-reportero Rubén Espinosa Becerril.
En lo particular, porque dos de esas víctimas estaban relacionadas con Veracruz, con el gremio reporteril y cultural de este estado: Rubén Espinosa y Nadia Vera. Uno, fotógrafo de Proceso, AVC Noticias y otras agencias; la otra, integrante de la Asamblea Estudiantil de Xalapa, del movimiento #Yosoy132 y parte del Centro Cultural Casa Magnolia, donde realizaba trabajo social.
II
El edificio de la colonia Narvarte, calle Saviñón número 1909, que dicen alquilaban tres jóvenes, tiene tres entradas para carro y la puerta principal cuenta con un interfón además de un vidrio reflejante (google map).
¿Qué pretendo con esta observación?
A menos que la puerta del edificio haya sido forzada (cosa que no se reporta en ningún boletín oficial o nota periodística), la lógica implica dos cosas: los agresores de las tres jóvenes, de Rubén y la empleada doméstica, fueron dejados pasar por alguien desde adentro o tenían acceso directo.
III
Hay otro dato interesante que a mi parecer, puede dar lugar a que las autoridades confundan el robo como móvil:
Las víctimas fueron encontradas de una manera muy particular: en una recámara, un par; otro par, en otra habitación; y la empleada doméstica, en el baño.
¿Por qué separarlos? El modus operandi de los asesinos (mínimo dos) es sacar información. Es propio en atracadores de residencias poner por separado a los integrantes de la familia y generar miedo. “Mi compañero va a violar a tu esposa si no me dices dónde están las joyas”, dicen al esposo; “mi amigo va a ahorcar a tu hijo si no me dices dónde guardan el dinero”, dicen a los padres... se trata de doblegar voluntades.
¿Qué personas saben hacer ese papel sádico, enfermo, angustiante? Expolicías, exjudiciales, exsoldados, que encontraron en la delincuencia un modus vivendi… sí, es posible que también delincuentes con placas.
Insinúo que las autoridades judiciales confunden el móvil al citar el robo. Creo que los multihomicidas buscaban “algo” o “alguien” y no precisamente a Rubén o a Nadia.
De haber querido a Rubén o Nadia, la calle hubiera sido el mejor sitio para provocar un “robo a mano armada” fuera de control o simplemente un “levantón”.
IV
Una activista social, una estudiante de belleza y una colombiana, de la que hasta el momento de redactar estas líneas, se desconoce su oficio, ¿qué objetos de valor pudieran tener que motivara la ambición de los ladrones? ¿Una computadora? ¿Quizás una cámara de video o una cámara fotográfica? ¿celulares?
A lo mejor, abogando a mi Espiral del Silencio, pude no escribir nada para no buscar molestar o diferir de un sentimiento o sed de justicia por la muerte de un compañero del gremio, pero en este hecho, considero que hay dos personas que estaban en el lugar equivocado: la empleada doméstica y Rubén Espinosa… (creo que hasta Nadia)
Por cierto, ¿quién pagaba a la empleada doméstica? ¿Nadia Vera, la activista social?; ¿la estudiante de cultora de belleza? ¿o la colombiana, de la que las autoridades desconocen a qué se dedicaba?
Infiero que, por muy poco que se le pague a una empleada doméstica, una activista social y una estudiante fuera de casa, deben estar acostumbradas a hacer sus propias tareas domésticas… dejo fuera a la colombiana por no tener datos de su actividad laboral.
Entiendo que Rubén Espinosa pudo estar en ese domicilio por una simple razón: la amistad con Nadia Vera, de quien suponen vivía en el domicilio de calle Saviñón número 1909, de la colonia Narvarte.
Revisando en el Facebook de Nadia Vera, llaman dos cosas mi atención:
1.- Mañana, tres de agosto, hace un mes que no publicaba nada en su muro. ¿Estaba de vacaciones?, ¿qué motivó su nula actividad por un mes?
2.- A menos que tuviera otro nombre, no tiene entre sus amistades a Yesenia Quiroz Alfaro, una de las víctimas del multihomicidio que se supone, vivía con ella en ese departamento de Narvarte.
V
Insisto: el multihomicidio de cinco personas indigna, horroriza y por supuesto que hay que clamar justicia, justicia por Rubén Espinosa, por Nadia Vera, por Yesenia Quiroz, por esa empleada doméstica y por una colombiana, de la que las autoridades poco saben... por supuesto, al igual que muchos, no creo en el móvil del robo en este caso… algo buscaban los asesinos de estas cinco personas, pero no creo que buscaran a Rubén y/o Nadia. De buscarlos, los hubieran encontrado en un “robo a mano armada” fuera de control, o en un “levantón”...