24 de Noviembre de 2024
Director Editorial Lic. Rafael Melendez | Director General - Dr. Rubén Pabello Rojas

Al maestro con cariño

Gustavo Adolfo Iram Ávila Maldonado

 

No conozco alguna persona que no experimente un sentimiento de gratitud cada vez que evoca al maestro de la infancia, que entre otros, cumplió un papel determinante en su formación básica; tal vez sea aquél maestro o maestra que enseño las primeras letras, las sumas o las restas, aquél que tomó del brazo al alumno y le dio algún consejo que recuerda y ejerce hasta hoy, y con este recuerdo logra perdurar la enseñanza más allá de las aulas.

 

El maestro al mismo tiempo es un compañero de viaje, traza desde un principio parte de la ruta de los hombres y las mujeres de bien, la otra parte le corresponde a los padres; sin embargo, la educación formal que se aprende en la escuela es fundamental para el futuro de cada educando. Por ello, el maestro tampoco deja de aprender, su obligación es estar en preparación permanente. Hace unos días, por ejemplo, el actual secretario de Educación de Veracruz, el doctor Flavino Ríos Alvarado, expresó enfático que “nosotros tenemos en las aulas lo que más quieren los papás y las mamás: a sus hijos; entonces tenemos que capacitarnos, prepararnos para dar lo mejor de nosotros y transmitir nuestros conocimientos”.

 

En efecto enseñar es un acto de amor al prójimo, no cualquiera tiene esta gran virtud de trabajar para desarrollar en los alumnos todo su potencial como seres humanos; ya decía Platón que la educación tiene como finalidad “dar al cuerpo y al alma toda la belleza y toda la perfección de que son susceptibles”. De eso hablaban los griegos y con estos valores se forman en la actualidad los jóvenes normalistas, quienes entienden que su misión no es asistir al aula sólo a cumplir un horario, sino que va más allá, para lograr que los niños y niñas sean en un futuro no muy lejano agentes para el cambio. No es trillado decir que la sociedad del mañana se está formando ahora en las escuelas del nivel básico, y tenemos la certeza de que el magisterio veracruzano cuenta con la capacidad necesaria para afrontar este importante reto.

 

El gobernador de Veracruz, doctor Javier Duarte, ha expresado en diversas ocasiones que los maestros veracruzanos son los mejores del país; no conozco con certeza este dato, pero lo cierto es que no podemos negar su entrega y compromiso, día con día, para lograr que las cosas cambien; por lo menos cada uno de ellos pone lo mejor de sí para transmitir en el alumno el conocimiento y las habilidades necesarias para convertirse más adelante en un agente de transformación, portador de valores y deseos de vivir en una sociedad mejor.

 

 

Hoy que celebramos a los maestros también es una buena oportunidad para no olvidarnos de la vida y de los grandes educadores que contribuyeron al desarrollo de la pedagogía educativa, no sólo en Veracruz sino a nivel nacional; por ejemplo, Enrique C. Rebsamen —fundador de la Benemérita Escuela Normal Veracruzana—, Carlos A. Carrillo, Rafael Ramírez, Gonzalo Aguirre Normal, Ángel J. Hermida Ruiz, José Luis Melgarejo Vivanco, Roberto Bravo Garzón, así como el ya mencionado Guillermo Zúñiga Martínez, todos ellos, baluartes del desarrollo educativo en Veracruz, cuyo legado valoramos y reconocemos.