Salvador Muñoz
A principios de enero, el equipo del Servicio Sismológico Nacional junto con el Centro de Ciencias de la Tierra, subieron a una de las tres estaciones que tiene el Pico de Orizaba para la instalación de un sensor o sismómetro a 4 mil 120 metros de altura. Al llegar, encontraron la puerta perimetral echada abajo. No es la primera vez que el vandalismo ocurre en ese lugar. En anteriores ocasiones, han intentado derribar la malla, han robado antenas, incluso, hasta han dejado advertencias como cuando instalaron la puerta: “Crees que no voy a poder abrirla”... ¡y lo cumplieron!
II
A finales de enero, la preocupación era latente. El Centro de Ciencias de la Tierra en su área de Sismología, a cargo del doctor Francisco Córdoba Montiel, dejó de recibir señales del sensor. Las últimas que arrojó les permitía saber que hubo actividad humana.
Hay tres estaciones sismológicas en torno al Pico de Orizaba, instrumentos que permiten conocer la actividad de los movimientos telúricos no sólo de la zona, incluso, allende la frontera, eso sin contar la posibilidad de estar al tanto de una posible actividad del Citlaltépetl.
El doctor Córdoba Montiel comenta que se han puesto letreros con la leyenda “Esta es una estación sismológica cuya finalidad es proteger a la población, ayúdenos a cuidarla” que, por supuesto, poco caso le han hecho. Por esa fecha, se desconocía la magnitud del daño ocasionado a la estación pues se requiere de tiempo y recursos para el ascenso al Pico de Orizaba, lo único que sabían es que “hubo movimiento humano e interpretamos que alguien hizo la maldad. Si se llevaron los sensores, son carísimos”.
III
No es la primera vez que las estaciones sismológicas sufren vandalismo, comenta Córdoba Montiel: “En la cara sur se llevaron la antena que no sirve para televisión; en la cara norte, se llevaron un panel solar; y ahora, en la cara oriental que es muy importante, pues la tenemos de frente; de allí vienen las señales directo al Centro de Ciencias de la Tierra. Se retransmiten al Sistema Sismológico Nacional ya que son aparatos que registran actividad incluso al otro lado del mundo”.
IV
El pasado doce de febrero, un equipo del Centro de Ciencias de la Tierra, entre ellos el doctor Francisco Córdoba Montiel, hizo el ascenso al Pico de Orizaba para verificar las condiciones de la estación sísmica dadas las sospechas de vandalismo antes citadas; de ser así, evaluar las posibilidades de restablecer los daños.
La triste noticia fue encontrarse el atraco; o más bien no encontrarse el elemento principal que daba vida a esa estación: ¡se robaron el sismómetro! así como la batería que suministra de energía a todo el sistema.
Hay que citar que el sensor o sismómetro carece de valor comercial pero el daño ocasionado a la ciencia, a la prevención, incluso, a los mismos veracruzanos, no tiene precio.
De tal tamaño es la decepción, frustración e impotencia, que las instituciones involucradas en la vigilancia permanente de este importante volcán, tomaron la decisión de no volver a colocar aparatos en este flanco del volcán, sí, del lado de Veracruz, donde el vandalismo se da hasta a más de cuatro mil metros de altura.