Gilberto Haaz Diez
*Comentarios urbanos: ¿Tú no eres socio de Murat? Presta el depa. Nueva York me gusta, Manhattan más. El hijo debía salir del Infonavitt para que se investigue bien. Una más: Que el hijo de Murat quiere ser alcalde… de Nueva York. Camelot
DIA DE SAN VALENTIN
Es el día que todos y todas se aman un poquito más. Que las florerías tienen su agosto y las tiendas de monitos de peluche hacen la gran venta. Pero hoy no escribiré del amor, ni de la amistad, enrutado por Xalapa recibí correo de un lector, a quien por coincidencia Othón González Ruiz, dueño del portal www.elgolfo.info, que tiene más seguidores que Obama, encontró una vez como pasajero de un vuelo de Veracruz a Cancún, la tierra de Borge. Hablaron de quien esto escribe y al otro día le llamé para saludarlo. Ayer, estando en la tierra de Américo Zúñiga y de Elizabeth Morales, Xalapa, recibí un WhatsApp de don Javier Cruz Ramírez, el pasajero que voló con Othón. Me invitaba a tomar un café en una cafetería-librería propiedad de sus hijos, en la xalapeña calle de Diego Leño número 3, frente de Correos. El lugar se llama Hemingway, en homenaje al escritor Premio Nobel, Ernest, el del gran El viejo y el mar. La cafetería es propiedad de sus hijos y pronto les visito. Me acordé, sólo por eso, de los sitios que he visitado en mis caminares, siempre en las librerías afamadas. Tengo respeto por los viejos libreros. Alguna vez en Córdoba hice un artículo del papá de Nemi Dib, un viejo librero, culto, preparado, que atendía su librería en el centro histórico. En Buenos Aires, Argentina, caminando por Recoleta entré a otra. Otro viejo me atendió. Me hizo comprar un excelente libro de Groucho Marx y uno pesado, de más de mil páginas: Conversaciones de Bioy Cazares con Borges, el libro que recoge 40 años de amistad, comenzó cuando Bioy tenía 17 años y se enfrentó a un intimidante Borges, de 32 años. Contra la indicación de que pesaba mucho, me lo traje.
LOVE IS IN THE AIR
Las líneas aéreas ahora son más exigentes y mamilas que nunca. El peso es el peso y quieren cobrar hasta por respirar. Lo que debían hacer, y ahí les va un consejo, es suprimir los chescos y papitas que dan en vuelos tan cortos, por ejemplo, el Veracruz-México apenas estás despegando cuando ya está bajando en la pista, y a las pobres aeromozas no les da tiempo de servir nada. Si suprimen eso, de todos los vuelos cortos, Alemán Magnani y Alemán Velasco, dueños de Interjet, se ahorrarían buena lana y podrían aplicárselo a los tiquetes, para bajar el precio. Alguna vez, en Santander en el mostrador de Iberia, ya de regreso a mi México lindo y qué herido, la empleada me vio con cara de whats. ¿Qué llevas allí que pesa tanto?, me dijo asombrada. Libros, respondí. Y me acordé de otra anécdota. Cuando a Pablo Neruda los milicos golpistas le visitaron en su casa de Isla Negra.
En cama, el poeta los vio revisar archiveros, tirar libros de estantes. Hurgaban.
¿Qué buscan?, preguntó.
-¡Armas!, respondieron los militares.
“Aquí las únicas armas que encontrarán son la poesía”, dijo Neruda.
LOS VIEJOS LIBREROS
Los viejos libreros suelen recomendar buenas cosas. Yo los imagino en sus horas libres abriendo libros y nutriendo su sabiduría. Como los torteros, de cada torta que preparan le dan una pellizcada a la carne. Me ocurrió en otra librería madrileña, El Aleph, de la calle Ferrán 22. Caminaba sin quehacer, dando la caminata que sirve para bajar comida y hacer buena digestión sin el Omeprazol, que todo lo digestivo cura, cuando vi en la esquina una pequeña librería. El nombre obedece al libro de Borges, El Aleph. Sucede que un amigo me había encargado un libro muy difícil de encontrar, Los Idus de Marzo (The Ides of March), la gran novela del gran Thornton Wilder, basada en las cartas de Julio César, la novela de 1948 que Borges y García Márquez admiraban como ninguna, comienza con el asesinato de Julio César y lo demás es extasiarse. Aquel drama de la antigua Roma y los poemas de Cátulo y Cleopatra y su belleza, sin faltar Cicerón, el gran Marco Tulio. Allí me vendieron ese libro, no recuerdo si en 20 o 25 euros, lo traje como encargo y viajó de regreso las once horas y pico que dura el vuelo, o menos si el viento de cola es favorable.
LOS LIBROS
Y ando en los libros porque compré dos en el Sanborn’s de Slim. Uno es de chismes, Mirreynato, del periodista Ricardo Raphael, muy de moda y muy comentado sobre todo ahora que los pisos en el extranjero saltan a la vista. Relata la vida de los Mirreyes, o sea los émulos de los Virreyes, sobre todo de los juniors, los hijos de Carlos Romero Deschamps, el corrupto dirigente sindical de Pemex, que ahora que el presidente va a hacer recortes presupuestarios y baja en inversiones petroleras, debía quitarles todas las canonjías a esos dirigentes multimillonarios. Toca el Ferrari del hijo, un auto que vale 20 millones y que sólo por pedido la escudería lo vende. Avergüenza al país eso. Como la niña, cuando viajó con los perritos a Paris en vuelo privado. Allí vienen casas en México y en el extranjero de muchos de ellos. Los departamentos de Miami de los hijos del exgobernador Andrés Granier, encarcelado. La lady Polanco, la Lady Profeco, el muchacho que se tiró del trasatlántico en el Mundial de Brasil. Los golpeadores panistas que cayeron a la cárcel. Historias que nos han puesto como un país bananero, con nuestros grandes multimillonarios. Los escándalos del Niño Verde y la muerte de la Búlgara, Galina Chankova, que se tiró desde el departamento 19C del edificio Esmerald Residential Tower & Spa de Cancún. Pura vida, diría Clavillazo. Un libro de 229 páginas que ahí voy a la mitad; los golpeadores de mujeres y, toca el tema de la impunidad ¿Qué demonios es impunidad? La palabra procede del latín, impunitas, cuyo significado literal quiere decir: sin castigo. Eso es lo que le ha pasado al país. A miles y miles de nuevos revolucionarios les cobija la impunidad, los protege. Las estadísticas no mienten, de cada 100 delitos que se comenten en México sólo se resuelven dos. Es decir, que 98 de ellos permanecen impunes, sin castigo ni consecuencias. Ricardo Anaya Cortés, quien fue presidente del PAN y era bien visto allí hasta que el gandalla Gustavo Madero le dijo: quítate que ahí voy, Ricardo aseguró que en una generación terminará la corrupción en México. Eso, yendo a los análisis del tiempo, marcan que una generación demora 20 años. O sea, corruptos al botín, aún les quedan 20 años para meterle la faca al erario. Pobre país. El otro libro es El laberinto del arte, de Carmen Reviriego, de los marchantes y los grandes compradores de arte de Van Gogh y las grandes subastas históricas. Para otro día. Para otro espacio.