Por Miguel Ángel Cristiani.- Al salir de preparar y ensayar el último concierto de la temporada y del año, el director de la orquesta quiso sacar fuerzas, para ir a buscar a algún almacén unas luces navideñas, para adornar el árbol que con todo y esferas le habían regalado.
Había sido este un año de intenso trabajo, preparando nuevos programas, dirigiendo los conciertos no solo con música clásica, sino incluyendo también otros géneros musicales, que resultan atractivos para el público que cada semana acude en mayor número a la sala de conciertos en busca de nuevos materiales.
Así fue en esta ocasión, en la primera parte del programa se preparó una selección del Oratorio El Mesías de Georg Friedrich Handel.
En la segunda parte del último programa del año, se había decidido interpretar una Canasta de Villancicos y la Rapsodia Navideña con arreglos del maestro René Saldívar.
Se cierra la temporada, comienza un nuevo año, ¿qué mejor época que esta para sacudirse la desesperanza y recuperar la pasión? Con villancicos –antigua forma de canción tradicional o popular, inspirada en motivos navideños y con El Mesías de Handel, un particular cuento de navidad, que nos ayuda a soñar la fascinante historia de un compositor, que tocó la divinidad a través del arte.
Finalmente, el actual director de la Orquesta Sinfónica de Xalapa, Lanfranco Marcelletti no tenía la costumbre de celebrar las fiestas navideñas, primero porque cuando era estudiante de música en un conservatorio en el extranjero, le resultaba difícil trasladarse hasta el hogar, después como profesional, radicando definitivamente en el extranjero, tampoco podía viajar para estar con sus seres queridos.
Eso fue haciendo que se acostumbrara a pasar las navidades, generalmente en un país extraño, sin sus familiares, por lo que poco a poco fue perdiendo el entusiasmo por las fiestas.
Hasta ahora, en Xalapa, cuando un amigo le regaló un árbol de navidad con todo y esferas, como símbolo de las fiestas.
Por ello decidió sacar fuerzas, para ir a comprar las luces para adornar el pino.
Resulta que cuando finalmente prendió el arbolito navideño, las luces y las esferas, provocaron que recordara los años de su niñez, cuando en compañía de toda su familia, celebraban las fiestas navideñas.
En ese momento, el milagro se hizo, recuperó los recuerdos y el espíritu de la navidad volvió a rencontrarse en su interior.
Fue entonces cuando comprendió que no hay que quedarse solo en el dolor.
Que el dolor puede ser tu motor para seguir adelante.
Y eso es lo que hizo, seguir adelante, para transmitir los maravillosos momentos, que nos brindan la Orquesta Sinfónica de Xalapa, a quienes acudimos a celebrar el concierto navideño en el centro cultural Tlaqna.
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