Gilberto Haaz Diez/
*De Oscar Wilde: ‘Para tener buena salud lo haría todo menos tres cosas: hacer gimnasia, levantarme temprano y ser persona responsable’. Camelot.
Jon Rementería Sempé, médico afamado, especialista endoscopista y una eminencia médica de Veracruz, un día menos pensado le dio por la política, entre olés y abucheos al candidato ganador a gobernador, Fidel Herrera Beltrán, en la plaza de toros La Concordia, llegó a saludarle en la fila de la perrada, donde estábamos sentados porque, quien esto escribe acompañaba al gobernador. Jon llegó y saludó al Preciso. La turbamulta gritaba desaforada. Orizaba era territorio panista. Hoy es un imperio, y antes fue un emirato, pero en aquel tiempo los azules eran todo. He platicado esa anécdota. Fidel me preguntó: ¿lo conoces? No lo conocía. ‘Será mi secretario de Salud’, me dijo con ese tono que tienen los que mandan. Así fue, se metió de lleno a la Salud de los veracruzanos y en ese tiempo el sector avanzó. Luego le dio por más política, algo tiene la política que embruja a los hombres, dijo Acosta Lagunes. Y algo tiene ese asiento, que solo es un taburete de madera, dijo Napoleón, pero donde todos quieren sentarse. Partió luego a alcalde de Veracruz. Con el apellido de buena familia, los votantes le dieron el sí. Poco después su hija, Ainara, resultó diputada local y la familia le entró de lleno a la política, como los Kennedy. Una mañana llegó a estas tierras donde hay un eterno volcán que nos vigila, el Pico de Orizaba, aterrizó tumbando caña y le metió mano al trabajo. Compuso la delegación que tenía boquetes y hoyos y hacia agua en algunas áreas, limpió las deudas y se aparece en todos lados llevando la representación del IMSS, adonde llegó de Delegado de la zona Veracruz Sur. Le veo no muy seguido, pero de vez en cuando hablamos y cruzamos información de su trabajo. Sé que en México, donde está al frente otro paisano, José Antonio González Anaya, licenciado en economía por el Instituto Tecnológico de Massachusetts y doctor en economía por la Universidad de Harvard, están muy satisfechos por el trabajo de Jon. Un trabajo humano, con buena relación con el dirigente sindical, Javier Arrazola Arteaga, y de respeto a los trabajadores, sean sindicales o de confianza. Tiene, además, muy activa a su jefa de prensa, Gaby Jarquin, que bombardea mis correos con las actividades de su jefe. Y se agradece.
EL BUEN DERBEZ
Luis Ernesto Derbez Bautista (Ciudad de México; 1 de abril de 1947), que un tiempo fue secretario de Economía y secretario de Relaciones Exteriores, en tiempos del vaquero ordeñavacas, Vicente Fox Quesada de Sahagún, que colgó los guantes de la política y ahora ejerce como Rector de la prestigiada Universidad de las Américas (UDLA) en Puebla, amigo del hijo de Othón, estudiante de ese cole, vino a Orizaba y a la distancia le leyó la cartilla al presidente Peña, ya ven ustedes que hoy Peña está tan vapuleado, como cuando el Madrid o Barcelona agarran a sus adversarios futboleros. Dijo algo que hasta el bolero de la esquina conoce; que la corrupción nos mata, que detienen el desarrollo y que ni el huamachito florece (eso es mío). “Los problemas más graves de México son la corrupción, la inseguridad y los monopolios, temas que no han sido combatidos, y que al momento los tres niveles de gobierno no han entendido que estos problemas, mientras existan las reformas, no servirán y de paso no invertirán en el país los empresarios”. Algo muy cierto. No le gustó cuando alguien le dijo el por qué demonios no se aplicó en el sexenio de Vicente Fox, donde él le sirvió a la patria. Enmudeció.
EL FEDERAL Y EL CACHORRO
Escena pocas veces vista. En el tramo de la horrible autopista de Capufe, cara y mala, entre Orizaba y Fortín, llamó mi atención que una patrulla federal de caminos iba a marcha lenta. Cuando una patrulla va lenta, todos le bajamos la velocidad, por aquello de no te entumas. Traía las luces intermitentes de baja velocidad. Y lo bello y humano que vimos, cuando nos le acercamos, fue que iba a despacio porque escoltaba a un cachorro, un perrito que se metió a la autopista y que, sin la ayuda del comandante, seguro lo hubieran atropellado y muerto. Hay gente buena, Perro Uribe, que iba de copiloto, dijo que ese federal ‘es un buen hombre’, como suele decir cuando anda en sus predicaciones de pastor de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días, o como cuando les da una plática a las chicas Herbalife, donde es su santo varón. La escena era muy humana, nos emparejamos con la patrulla y le hicimos la señal del ok, del agradecimiento, luego espiamos por el retrovisor hasta que el perrito encontró salida. Bien por el oficial, eso engrandece al equipo de trabajo y pone el nombre de ustedes en lo humano.
EL HOMENAJE A DANIEL VILLEGAS
Daniel fue un joven que murió a temprana edad (1973-2009), prestigiado músico orizabeño, vivía en Mazatlán cuando falleció. Ese día, por circunstancias de la vida, me encontraba en esa ciudad y con mi esposa Matilde buscamos el sitio donde le hacían una Misa de Cuerpo presente, sus alumnos, sus amigos, sus adoloridos padre y madre. Supe que era un gran concertista de piano, virtud que le hereda al padre y lo supera, como todo buen hijo. Maldita muerte que nos quita la vida a quien más amamos: ‘Qué injusta, qué maldita, qué cabrona la muerte que no nos mata a nosotros sino a los que amamos’, escribió Carlos Fuentes. Ayer su padre entregó en mano una invitación para, a nombre de la familia Villegas-Megías, en el Instituto Regional de Bellas Artes (IRBAO), sala Rosario Castellanos, se escuche un recital a su Memoria. 8:00 de la noche del viernes. Ese mismo día a las 8.30 de la mañana, misa en El Calvario, por el eterno descanso de su alma. Seguro está con Dios. Será recordado por su familia, por sus amigos, por aquellos a quienes conoció y trató.
MUERE JULIO PATIÑO
A las 10:00 de la mañana de ayer, el Juez Roberto Dorantes Romero, cordobés, adscrito como Juez de Control y Juicio Oral en el juzgado de primera instancia en Córdoba, con 44 años sirviendo a las leyes y con diplomados en Estados Unidos, Colombia y Chile, me llamó para informarme del fallecimiento de Julio Patiño Rodríguez, a quien le aquejaba un maldito cáncer. Magistrado del Tribunal Superior de Justicia deja buena huella en su paso por estos quehaceres. Descanse en paz.
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