Gilberto Haaz Diez/
*No se le puede poner límite a algo, cuanto más sueñes más lejos llegarás. Camelot
Hacía buen tiempo, exactamente 16 días, en el mismo lugar y casi con la misma gente (Juanes por Ricky Martin), caminábamos las calles aledañas al estadio Pirata Fuente de Veracruz, legendario porque allí el Pirata anotaba goles de antología, y hoy sufren por el descenso. Como el operativo pasado, cuadras antes las calles eran cerradas y se volvían peatonales, como la de Sol de Madrid, en el Kilómetro Cero. A las 7:00 de la noche algunas partes del estadio estaban llenas. Los organizadores de la Seguridad, apoyados por marinos, ponían orden. Era la clausura de los Juegos Centroamericanos y del Caribe (JCC). Uno llegaba y lo enviaban al otro túnel (Vomitorio, le llaman en España, la primera vez que fui a ver al Real Madrid al Santiago Bernabéu, vi en el tique que decía esa palabrita y pensé que era el sitio para ir a guacarear, pero no, he allí que uno más ilustrado me enteró que era, según la Real Academia Española: una ‘puerta de acceso o salida de las gradas por la que entra o sale gran cantidad de gente’) Así andábamos, entre los vomitorios buscando nuestro sitio. No hubo problema, caminamos dos o tres túneles más y listo. A sentarse y esperar que dieran las 8:00, para que la expectativa nos llevara a despedir a estos deportistas que, llegando a Veracruz, sintieron el calor de los nuestros, que lo mismo se les veía en las plazas comerciales que en las tiendas de autoservicio comprando lo que en sus patrias se les niega. Gente sufrida pero alegre de Cuba, y ahora de Venezuela, donde faltan muchas cosas porque ha llegado una generación de locochones a gobernarlos, los hijos de Hugo Chávez y su comunismo revolucionario, que hace a todos pobres. En momento que nuestros pueblos centroamericanos y del Caribe han olvidado aquellas atrocidades, sobre todo ahora que reviven en la televisión la serie El Chivo, la historia criminal del dictador Rafael Leónidas Trujillo, escrita por el gran Mario Vargas Llosa.
PASAR EL TIEMPO
En esas estábamos, viendo pasar el tiempo con unos plásticos en la mano y su foquito dentro, para que a la hora de la hora se agitaran, como se agitan los corazones. Fueron días de competición, de conocer las sedes y subsedes, lo mismo en Xalapa, Córdoba, Boca del Río, Coatzacoalcos y Tuxpan, de descubrir sus buenas instalaciones, de que Veracruz demostrara lo que es, un pueblo mágico con la calidez de su gente, con la amistad que prevalece con nuestros pueblos hermanos, quienes nos admiran y mucho les queremos. Se veía entre la gente, se convivía con ese espíritu de hermandad entre puertorriqueños y con dominicanos y los demás. Ese mismo día, en otro estadio y con otra gente, se hacía misa de Cuerpo Presente (Córpore Insepulto) a la memoria de Chespirito, una gloria nacional. El picudo del deporte, un tal Héctor Cardona, señaló a estos juegos como “los mejores de la historia”, y Duarte sonreía de oreja a oreja. Luego dijo: “Nos llevamos a Veracruz en el corazón”. Comenzaba la ceremonia. A las 8:00 en punto, con el reloj que sí marcaba las horas, comenzó la cuenta regresiva, al llegar al cero aparecieron las chicas edecanes que cargaban los estandartes y banderas de cada país, luego las delegaciones. El tiempo se ponía a favor de Veracruz, fresco, había que cargar una chamarra ligera, había pasado apenas un frente frío y ese estadio estaba a pedir de boca. Comenzó el paseíllo, como en tarde de toros. Hoy no hubo la gigantesca pirámide al centro, hoy estaba libre para las delegaciones, para aquellos deportistas que se convirtieron en más rápidos, más altos y más fuertes, con el espíritu olímpico de la mano, porque los JCC son un paso hacia allá, donde la gloria acaricia a sus hijos fuertes y rápidos, donde los dioses de los estadios, como en la antigua Grecia, hacían que el mundo dejara de guerrear y pelear y entraban a una tregua mientras el deporte se apoderaba del mundo y glorificaba. Y glorias pasearon por Veracruz, en una entrevista por allí vi al gran Juantorena (“Alberto Juantorena Danger. 3 de diciembre de 1950, Santiago de Cuba, atleta cubano especialista en las pruebas de 400 y 800 metros. Se proclamó campeón olímpico de ambas distancias en los Juegos de Montreal 1976. Hazaña que nadie había conseguido antes y que, incluyendo los Juegos Olímpicos de Pekín, no ha podido ser igualada en ninguno de los sexos. Recibía de algunos el apodo de El Caballo, pero los comentaristas deportivos cubanos le llamaban El elegante de las pistas” [Wikipedia]).
LA CUETIZA
Comenzó la cuetiza, los juegos pirotécnicos iluminaban ese cielo al que Agustín Lara llamó el pedacito de patria que sabe sufrir y cantar, y que con La Bamba, entonada por los jaraneros, se iba a implorar aquello de “una poca de gracia y otra cosita”, que fue lo que necesitamos para salir airosos en la organización de los JCC. Más tarde, con los bailables y el Juanes pasamos al ‘se va el Caimán para Barranquilla’, porque a Colombia le toca recibir la estafeta, que el gobernador Duarte puso en manos de ellos, de Veracruz a Colombia. Nadie se movía de los asientos, los jóvenes aprovechaban para hacerse sus selfies, con fondo del estadio, y esos heroicos voluntarios, los más aplaudidos por su esfuerzo al presentar su trabajo gratis, solidarizándose con su pueblo, con el gran Veracruz. Juanes tiraba aquello de su camisa negra, subían las chicas deportistas a darle su beso, a ese cantante que es de lo más sencillo, la seguridad pujaba, pero había que respetar a los deportistas, era su fiesta, la de ellos, la de ningún otro.
FIN DE FIESTA
Terminó aquello, la gente ordenada salía por los túneles. Se cerraba un capítulo de la historia de los JCC. Envié un blackberriazo a Alberto Silva Ramos, coordinador de Comunicación Social, y al gobernador Javier Duarte de Ochoa, le felicité por todo lo bien que salió. Saldo blanco y muchas medallas. Se lograron 56 nuevas marcas. Para Ripley. México salió bien librado, siempre guardando el respeto a Cuba, que en las pistas son los amos, pero en el global les llevamos ventaja. Son fuera de serie. Alguna vez un equipo amateur de béisbol cubano llegó a Estados Unidos a jugar contra uno de la gran carpa, le metieron 11 carreras a una. Agradeció el góber el mensaje, suele decirme: ‘¡Gracias Consiglieri!’, y le deseé más suerte porque ahora vienen los Reyes de España: Felipe y doña Letizia, y muchos presidentes a la Cumbre Iberoamericana, aquello nos vuelve a poner en el ojo del mundo, en momentos que la patria pasa por momentos difíciles: del Mexican Moment al Mexican Horrible. Ah, y esta vez no le chiflaron.
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