Por Juan Carlos Castillejos Castillejos.-
La renuncia de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano al Partido de la Revolución Democrática, organización que él fundó el 5 de Mayo de 1989, tiene quizás muchos argumentos y seguramente los analistas mejor informados darán cuenta de los motivos reales; sin embargo, los antecedentes, como muchas veces, seguramente son parte de esa decisión, veamos:
Antes de las elecciones de 1988, en el Partido Revolucionario Institucional se creó una especie de corriente crítica, denominada “Corriente Democrática”, encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez, Pablo González Casanova y otros, cuyo antecedente inmediato fue un denominado “Frente de Liberación Nacional”, en 1971. Dicha Corriente Democrática no compartía la visión del PRI del entonces Presidente de la República, Miguel de la Madrid, y porque su gobierno se lanzó en pos de una economía neoliberal y abandonó el nacionalismo revolucionario que siempre enarboló dicho partido en la historia pasada.
En el momento que Miguel de la Madrid y su corriente política no oyó a estas citadas figuras nacionales y designaron como candidato a la Presidencia de la República del PRI a Carlos Salinas de Gortari, de inmediato se pasaron a ser auténticos opositores y buscaron lanzar como candidato de la disidencia al Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, postulado por el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana, consiguiendo también el respaldo de varios partidos políticos más como el del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional (que antes se denominó Partido Socialista de los Trabajadores), del Partido Social Demócrata, del Popular Socialista, del Partido Liberal, y del Partido Verde, que en realidad eran una fuerza minúscula, pero luego aglutinados a otras organizaciones de obreros y campesinos se convirtieron junto al Partido Mexicano Socialista en una gran organización que se llamó Frente Democrático Nacional, que obligó al entonces Secretario de Gobernación, Manuel Bartlett Díaz, a declarar la caída del sistema de cómputo electoral, para garantizar el triunfo de Salinas de Gortari.
Esta historia seguramente la conoce medio mundo, pero el dato interesante es que en esa fecha, como arriba lo comento, una de las organizaciones que apoyó a la conformación del Frente Democrático Nacional que postuló a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano en 1988 fue el Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional, cuyo antecedente fue el Partido Socialista de los Trabajadores, que entre sus filas contó con Rafael Aguilar Talamantes, el tabasqueño y actual gobernador de Morelos, Graco Ramírez Garrido Abreu, Pedro Ettiene Llano, Jorge Amador Amador, Miguel Alonso Raya, y uno de los últimos dos dirigentes del PRD, Jesús Ortega Martínez y el actual líder del PRD, Carlos Navarrete Ruíz, y a quien Cuauhtémoc Cárdenas le exigió su renuncia o un cambio en la forma de actuar de quienes dirigen al sol azteca, que llevó a ambos personajes a un diálogo el pasado martes en la sede del PRD, pero que concluyó con un disgustado Cárdenas que terminó con renunciar de manera irrevocable a una militancia de casi 25 años en el organismo político que él fundó, pero que empezó a perder cuando López Obrador lo traicionó, a pesar de que el Ingeniero Cárdenas fue su principal impulsor, primero, a la dirigencia nacional del PRD y luego a Jefe de Gobierno del D.F.
Las diferencias de Cárdenas Solórzano con Jesús Ortega Martínez y Carlos Navarrete Ruíz no son de ahora, vienen precisamente desde la época de la integración del Frente Democrático Nacional (FDN), pues los integrantes del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional, entre los que destacaban Ortega y Navarrete, consiguen, en esa elección que Cárdenas casi gana la elección a Salinas, un gran número de diputados federales que al momento de tomar posesión abandonaron al FDN y se convirtieron en una fracción parlamentaria alejada de las izquierdas y entregándose al gobierno de Salinas de Gortari, como siempre lo habían hecho desde que eran integrantes del Partido Socialista de los Trabajadores, cuando junto a Rafael Aguilar Talamantes, recorrían los estados y recibían recursos de los gobiernos estatales por actuar como paleros en las elecciones locales.
Cuando Cárdenas le cede toda su fuerza política de las izquierdas a López Obrador, éste hace alianzas con todas las llamadas tribus solaztequistas, entre ellas la de los llamados “Chuchos” o grupo Nueva Izquierda, a los que pertenecen Jesús Ortega, Carlos Navarrete, Guadalupe Acosta y Jesús Zambrano (éste no proviene del PST pero es aliado de este grupo), y tabasqueño en sus deseo obsesivo de convertirse en Presidente de la República perdió el control del Sol Azteca y los chuchos se hacen de la dirigencia y de su consejo nacional, motivo real de López Obrador de fundar un nuevo partido político como Morena.
En ese tenor, la distancia de Cárdenas del PRD en realidad empezó desde hace mucho tiempo, pues al darse cuenta de que los Chuchos controlaban el Consejo Nacional y la dirigencia perredista y conociendo sus antecedentes nada gratos, por sus ligas por siempre al poder, se mantuvo adentro pero con muy poco activismo en su partido, de alguna manera porque al ocupar la dirigencia Jesús Zambrano, esperó un giro, pero este giro político jamás llegó y por el contrario el control lo siguen teniendo Jesús Ortega y Carlos Navarrete, y el ingeniero Cárdenas Solórzano ya es está grande y ha dejado de ser una referencia importante para las nuevas fuerzas de “su PRD”.
Y en honor a la verdad, al Ingeniero Cárdenas Solórzano hay que reconocerle sus convicciones y sobre todo su actitud patriota, de no conducir a sus seguidores a un enfrentamiento contra el poder que podría desencadenar una guerra civil en 1988 y lo único que quizás le faltó fue un mayor intento por recuperar el camino original del PRD. En fin, Al Tiempo.
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